Espejitos de colores
23/09/17
Las prácticas, no por ser viejas, dejan de tener vigencia. Hace muchos años, en tiempo de la llamada colonización, los españoles usaban la estrategia de ofrecer espejitos de colores y otras baratijas, como una manera de engañar a los nativos. Salvando las distancias, esta situación se repite cuando vemos desembarcar funcionarios nacionales, que pintan un panorama de la provincia, que dista mucho de la realidad que observa el Gobierno provincial y la gente. ¿A quién creen los riojanos?
La meneada visita del secretario de Viviendas y Hábitat de la Nación, Domingo Amaya, generó las primeras reacciones encontradas entre quienes pretenden que la realidad sea vista de una manera y aquellos que la padecen día a día. La primera puja fue quién se arrogaba el logro de traer a la provincia a un funcionario nacional de segunda línea como Amaya, pues apenas lo anunció el gobierno riojano, la oposición encarnada por Cambiemos, intervino para postergar el arribo y ratificar que llegaba invitado por Julio Martínez.
Finalmente el funcionario tucumano macrista llegó esta semana y la agenda estuvo copada por Cambiemos y quien sería el nuevo aliado de la fuerza, el intendente capitalino Alberto Paredes Urquiza. La ansiada foto con toda la dirigencia que encabeza “Mashasha” Martínez, colocó al jefe comunal nuevamente en el ojo de la tormenta, sobre todo por los momentos preelectorales que se viven y porque el justicialismo apuesta fuerte a ratificar en octubre el triunfo de las PASO.
Amaya se movió durante su estada por las obras que ejecuta el municipio capitalino con fondos de la Nación, entre las que se cuenta la avenida 1º de Marzo e Independencia y la urbanización de loteo San Nicolás y los barrios 10 de Junio y Barcelona. Allí además de anunciar nuevas obras de asfaltado y acondicionamiento del Río Tajamar, el funcionario declaró que La Rioja cuenta con numerosas obras de viviendas, escuelas, hospitales, rutas y que el empleo de la construcción se vio claramente reactivado.
Tanto la visita como sus declaraciones a la prensa, tienen un claro y definido objetivo electoral, para capitalizar apoyo a los candidatos de Cambiemos en la provincia. Esto es tan viejo como la mencionada colonización y es usado desde siempre por la dirigencia política con vinculaciones a los gobiernos de turno. Lo que sucede, es que estas prácticas fueron condenadas otrora por los mismos que ahora las ejecutan, en nombre del “cambio”. Sucede exactamente lo mismo, cuando ahora por esas mismas vinculaciones nacionales, llegan partidas sociales que son entregadas por los referentes de Cambiemos, pero ya no son dádivas, sino “ayudas”. En este sentido, el viernes se produjo un episodio escandaloso cuando vecinos de un asentamiento de la zona Este, interceptaron camiones de Desarrollo Social de la Nación e intentaron quedarse con los colchones, camas y electrodomésticos que trasladaban con destino a la dirigencia de Cambiemos. Si tanto se criticó este tipo de accionar del peronismo riojano en cada elección que pasó, lo mínimo que toca a la oposición es abogar con el ejemplo y no caer en este tipo de prácticas que busca claramente torcer la voluntad de los votantes. La respuesta inmediata de los adeptos de Julio Martínez fue que se trata de una maniobra orquestada por el PJ local, pero no se escuchó autocríticas al respecto.
Sin dudas que el discurso prolijo de los funcionarios y dirigentes del macrismo, se instaló de tal manera que suena lindo a los oídos, pero a la vista de muchos no resulta tal. El claro ejemplo fue también la aparición sorpresiva del jefe de Gabinete, Marcos Peña, hablando con un medio riojano y por motus propio. La mano derecha del Presidente, eligió Radio Independiente para brindar declaraciones donde La Rioja aparece como bendecida por la Nación, con obras, fondos, reactivación de empleo, sin embargo se puede corroborar que las cosas no son así.
No hace falta demasiado para corroborar que el movimiento económico no es el mismo que antes, que los empleos genuinos se derrumban, que la construcción cayó de manera rotunda y que el Estado aparece cada vez más ahogado, sólo con oxígeno suficiente para mantener la grilla salarial, aunque con sueldos alicaídos.
Esto que muchos ven, pero que no tienen la posibilidad de expresarlo, fue afrontado por el gobernador Sergio Casas para refutar cara a cara la visión que tiene o que le pintaron a Domingo Amaya. Luego de todas las actividades, el mandatario lo recibió en la Residencia Oficial, donde con duros términos y con pruebas en las manos, le señaló la carencia en materia de aportes para obras, sobre todo en su área de viviendas, donde se pasó de ejecutar 2 mil por año a que en 2017 haya sólo 300 en proceso de construcción.
El mandatario no escatimó en argumentos, que además se vieron respaldados por las expresiones del gremio y los empresarios del sector, que son los principales damnificados en esta materia, porque vieron derrumbarse los índices de empleo y la capacidad de crecimiento que tuvieron desde 2015 para atrás. La situación se tensó de tal forma, que nadie alrededor de Casas y Amaya se animó a acotar u objetar algo. El mensaje del mandatario fue claro y contundente hacia la Nación, y es que se mantendrá firme en la decisión de reclamar lo que le corresponde, más allá del discurso bonito, pero incoherente de Cambiemos.
Sucede que Casas ya observa un escenario donde deberá salir a contrarrestar el embate que puede significar un fuerte recorte presupuestario y el lineamiento de achicar el déficit fiscal, que indefectiblemente deriva en ajustes al empleo estatal, que en La Rioja es el principal motor de la economía. La falta de indicios respecto a los parámetros presupuestarios concretos que tendrá la provincia en el marco del proyecto que ya ingresó al Congreso, hace prever que los números no serán muy alentadores.
El equipo económico del mandatario, encabezado por su ministro Ricardo Guerra, estima que la cifra apropiada en concepto de extracoparticipación, el año que viene debería rondar los 5600 millones, en reconocimiento al punto de coparticipación perdido. Sin embargo, el monto estaría muy por debajo y apenas sobrepasaría lo aprobado para este año, que fueron 2500 millones de pesos anuales.
Así las cosas, la Provincia no la pasaría bien en cuanto a su balance financiero, por lo que Casas está dispuesto a dar batalla en el Congreso, donde hace lobby con todos los bloques que lo integran, pero sabido es que a la hora de la verdad, cada legislador defiende la quinta de su provincia. Allí se verá la manera de actuar de nuestros representantes parlamentarios, que en Diputados son tres de Cambiemos y dos del justicalismo. Olivares, Vega y Molina se verán en la encrucijada de acompañar un proyecto de su gobierno, que al mismo tiempo podría significar un ajuste para su provincia. Es muy probable que para no pagar un costo político, los números precisos no se den a conocer hasta las elecciones, y más aún, la discusión podría dilatarse para que sea el nuevo Parlamento quien le dé tratamiento, a sabiendas que Cambiemos puede incrementar el número de representantes.
Como se observa, no serán tiempos fáciles para Casas ni para el oficialismo en general, como tampoco cesará el intercambio de espejitos de colores, porque el desfile de funcionarios nacionales promete continuar de acá al 22 de octubre, incluso se habla de la visita del presidente Mauricio Macri, que esta vez podría quedarse por más de un hora.
Por lo pronto, y a modo de priorizar las necesidades de la comunidad, Casas se puso al hombro la gestión de renovar el servicio de transporte urbano para la Capital y así lo demostró al gestionar la adquisición de 20 nuevas unidades que llevará seguridad y tranquilidad a la gente. Paralelamente delegó en un equipo encabezado por “Lito” Asís el control y monitoreo del servicio para garantizar un servicio eficiente.
CAMPAÑA “LIGHT”
Formalmente comenzó la etapa de proselitismo con vistas a la renovación de senadores y diputados nacionales, donde se vieron algunos movimientos de los sectores contendientes a modo de calentamiento de motores. En el Frente Justicialista Riojano, además de las exposiciones públicas de sus candidatos en distintos eventos, como por ejemplo deportivos, la idea es mantener el esquema de trabajo dirigencial que le dio el triunfo en agosto. Sin dudas que su gran objetivo es acercar votos en la Capital, por ello Ricardo Quintela organizó un primer encuentro sectorial, donde congregó a sus fieles seguidores.
También hubo una fuerte bajada de línea de Casas y Beder Herrera a la dirigencia capitalina, para redoblar el esfuerzo y batallar contra lo que será una alianza (virtual o real) entre Martínez y Paredes Urquiza. Para el caso del interior, también hubo un encuentro de diputados del bloque oficialista, con la consigna de dejar de lado las diferencias y trabajar en conjunto por la ratificación de los buenos resultados de las PASO, sobre todo en los departamentos más importantes en caudal electoral. Así como se instó a la unidad, no faltaron las advertencias respecto a que se estará observando atentamente quiénes trabajan y quiénes no, porque de ello dependerá la continuidad o no dentro del esquema de gobierno.
Julio Martínez con Cambiemos, hicieron el tradicional timbreo puerta a puerta, además de recibir la visita de Amaya. Pero sin dudas la noticia más trascendente puertas adentro de la alianza macrista y hacia afuera para el peronismo, fue el acercamiento concreto de Paredes Urquiza, ratificando la apreciación de esta columna respecto a la definición del intendente de encaramarse en filas distintas a su partido de origen. Si bien su entorno trató de menguar el impacto de la foto postal con Cambiemos, alegando que se trata de una relación institucional, a nadie escapa que ese lugar le sienta cómodo al jefe comunal y es donde seguramente buscará cobijo.
Sumado a esto, en la semana que se inicia podría desatarse un nuevo capítulo del conflicto entre municipio y provincia, por el pago a los programas transitorios, pues la comuna ya adelantó que pidió los fondos a la provincia, pero la respuesta de la Casa de las Tejas fue que no es su responsabilidad y que tiene recursos girados de sobra para afrontar sus compromisos. Un nuevo capítulo del enfrentamiento, en el que seguramente volverá a colocarse a los empleados como botín de guerra y como los únicos perjudicados en este devenir de desencuentros.