Hablemos de lealtades
20/10/18
Hay dos clases de lealtades: la que nace del corazón que es la que más vale y la de los que son leales cuando no les conviene ser desleales. Juan D. Perón.
El Día de la Lealtad volvió a ser el epicentro para evaluar los distintos escenarios políticos riojanos y, porque no, electorales, teniendo en cuenta que la carrera por la disputa de cargos ya comenzó hace rato, aunque no de manera oficial hasta que no se conozcan detalles y fechas de internas y generales.
Hace un año, el justicialismo casi no tuvo tiempo de recordar aquel 17 de octubre de 1945, cuando se produjo en la provincia de Buenos Aires una gran movilización ciudadana que exigía la liberación del entonces coronel Juan Domingo Perón, pues se encontraba imbuido en el cierre de campaña de las elecciones legislativas, cuyo resultado para nada fue halagüeño.
En aquel momento, el PJ sufría una dura derrota a manos de Cambiemos, que logró dar vuelta el resultado de las PASO con la ayudita del capitalino Alberto Paredes Urquiza, que había salido a trabajar para Julio Martínez, en una alianza que hoy comienza a tambalear por las aspiraciones en común que tienen. Al cabo de 365 días, el mismo intendente que confrontó con el peronismo, organizó un acto por el Día de la Lealtad bastante llamativo, por cierto.
Pero bueno, estamos en el nuevo milenio y las ideas del General cada vez son menos puestas en práctica, aunque la mayoría se adjudique cada una de sus verdades, en pos de conquistar voluntades que después los catapulten a cargos electivos. Lo cierto es que otro 17 de octubre pasó y dejó mucha tela para cortar y no precisamente por rememorar ese día, considerado como el del nacimiento del peronismo.
Resurge entonces la noción de lealtad, que ocupa un lugar destacado en la vida política de los peronistas, porque implica un deber ser para todas las relaciones entre sí y es una cualidad personal positiva que todo peronista debería tener, como una virtud. Sin embargo, el correr de los años dejó en claro que muy pocos resisten un archivo que demuestre esa fidelidad inclaudicable a las insignias partidarias.
En La Rioja, la lealtad es directamente proporcional con los intereses personales por ocupar determinados enclaves de poder, sin importar demasiado la pertenencia al partido que tanta lucha le costó a Perón en el siglo pasado.
Orgánicamente, hoy el justicialismo riojano cuenta con un nuevo conductor, que es el gobernador Sergio Casas, ungido por el Congreso partidario luego de la acefalía generada por la renuncia masiva de los miembros del Consejo Provincial, que dejó en “off side” al ex mandatario Luis Beder Herrera, cuya gigantografía fue descolgada de inmediato. En su nuevo rol de titular del PJ, Casas pretende reabrir las puertas de la “Casa de Todos” y darle vida a los consejos departamentales que prometió visitar uno por uno en busca de la unidad partidaria. El puntapié inicial de ese periplo lo dio días atrás en Chilecito, donde la anfitriona Silvia Gaitán se lució al juntar toda la tropa peronista, ratificando de ese modo el indiscutible liderazgo en la Perla del Oeste y que comienza a darle vuelo propio a nivel provincial.
El segundo paso trascendente del presidente del PJ, fue encabezar un acto para celebrar el Día de la Lealtad, donde confluyeron todos los sectores alineados con el oficialismo, tanto de Capital como del interior. Previamente, viajó a Tucumán donde llegaron varios referentes nacionales del justicialismo, invitados por el anfitrión Juan Manzur. Más de 130 mil personas le dieron marco a un encuentro con fuerte simbología nacional en el marco del reordenamiento peronista con miras al 2019, que le permita llegar en condiciones de disputarle el poder al macrismo.
Miguel Angel Pichetto, Sergio Massa, Daniel Scioli, la catamarqueña Lucía Corpacci, algunos vicegobernadores y legisladores nacionales, dijeron presente en el acto cuya pretensión fue concitar la atención del movimiento peronista nacional, hoy disgregado en distintas vertientes que, en caso de no confluir en una propuesta fuerte y superadora, será muy difícil el retorno a la Casa Rosada. Fue el único acto convocante que se hizo en todo el país y hasta llamó la atención la quietud de Cristina Kirchner, que se mantuvo en el sur del país y sólo se expresó vía Twitter. Idéntica actitud tomó Luis Beder Herrera en la Provincia, que aprovechó la red del pajarito para ratificar su alineamiento con la ex presidenta, pero también hizo apariciones mediáticas ratificando su postulación a gobernador y realizó sus habituales minireuniones barriales.
La presencia de Casas en el Jardín de la República tiene una gran significancia para este grupo de mandatarios y dirigentes, sobre todo, por el mensaje de unidad que surge como un clamor si se quiere recuperar el gobierno el año próximo, con algún candidato que concite las voluntades del partido. No será tarea fácil, porque los egos de los principales referentes siguen marcando distancias, especialmente, cuando se menciona el nombre de Cristina, que pese a la resistencia y la campaña demonizadora permanente, sigue siendo quien mejor mide de la oposición.
El mandatario riojano se erige entre quienes pretenden una renovación de la propuesta justicialista nacional, otorgando el espacio para el retorno de todos aquellos con raíces peronistas que, por diferentes razones, se alejaron. Luego de sentar su posición nacional, Casas regresó junto a la pequeña comitiva que lo acompañó, para encabezar su propio acto en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza.
El encuentro militante se preparó pocos días antes, comentan, para contrarrestar el cónclave “paredista” que venía organizándose de antemano. El oficialismo puso en marcha su maquinaria movilizadora para copar el predio sindical, que se colmó y obligó a muchas personas a quedarse en las afueras.
Fue un típico acto peronista donde no faltó absolutamente nada. Pancartas, bombos, redoblantes, apretujones, la tradicional marcha y un eufórico discurso del líder pejotista, que reivindicó su mensaje de unidad y apertura hacia todos los sectores, al decir que “los que se fueron tienen las puertas abiertas para volver y votar por el peronismo”. También les apuntó a los referentes de Cambiemos en La Rioja, al pedirles que dejen de esconderse y den la cara con los trabajadores que sufren los embates de las políticas de ajuste y desempleo.
El otro punto a destacar de este mitin, fue el respaldo que recibió Casas desde la dirigencia, porque todos quisieron estar presentes. Estuvieron 25 dirigentes gremiales, 16 de los 18 intendentes y 26 de los 28 diputados provinciales del oficialismo. Sin dudas es el hombre que mayor atención concita en el espectro político del PJ, lo que pone nuevamente en el tapete la discusión sobre la intentona reeleccionista del mandatario. Tal como lo dijimos en ocasiones anteriores, hoy por hoy no existe otro referente con perfil candidateable y chances de pelear palmo a palmo con sus rivales en la próxima instancia electoral.
El tiempo pasa de manera inexorable y, más temprano que tarde, el Gobernador deberá tomar una decisión: Si afronta el desafío de buscar un nuevo período o convoca a internas para que el partido defina un candidato a sucederlo. El casismo puro pugna por la interpretación judicial de la Constitución o la enmienda que lo haga zafar del límite reeleccionista, mientras que otra porción de la dirigencia, entre los que se cuenta a su vice Néstor Bosetti, le exigen internas partidarias para que se defina un postulante. El dilema deberá resolverse pronto, porque el 2019 está a la vuelta de la esquina.
Pero éste no fue el único acto por el Día de la Lealtad, sino que el intendente Paredes Urquiza quiso tener el propio. Eligió el Teatro de la Ciudad con una escenografía bastante atípica, que disiente bastante con el fervor peronista tradicional. Los detractores del jefe comunal se encargaron de señalarle su incoherencia, al sumarse a un festejo doctrinario de un partido al que no pertenece orgánicamente, y que, además, compitió en contra con un frente propio como Encuentro por La Rioja.
Pero nada de eso importó en la organización que surgió desde el Palacio Ramírez de Velazco, sino que hasta la insignia del PJ brilló en las invitaciones al evento, que tuvo características típicas de las TEDX, al mejor estilo catedrático, Paredes Urquiza se dirigió a sus seguidores con un discurso de tono absolutamente medido. Micrófono “vincha”, escenografía, luces y hasta una versión rapeada de la Marcha Peronista, fueron los elementos distintivos de una puesta al mejor estilo PRO, pero con un intento por referenciarse en la lealtad profesada por los militantes de Perón.
Paredes Urquiza no escatimó críticas hacia la actual conducción del partido, del que se siente excluido y al que ratifica que no volverá hasta que no exista un verdadero cambio. Del mismo modo reiteró que buscará ser el próximo gobernador. “Se olvida de dónde viene y gracias a quién llegó donde llegó”, refutan desde la Casa de las Tejas, cuando analizan la apuesta teatral del paredismo, que dividió al público entre las cómodas butacas con aire acondicionado y las gradas en el caluroso exterior del predio con una importante cantidad de empleados municipales, que fueron debidamente notificados para asistir.
Así quedaron en evidencia dos maneras claramente diferenciadas de conmemorar un día tan caro para la historia del peronismo con el Día de la Lealtad. Lamentablemente, hubo mucho de dialéctica, pero poco y nada de la realidad que envuelve a la sociedad que todos los políticos intentan representar. Mayor responsabilidad aún le cabe a quienes de alguna manera son aliados a la conducción nacional, que es la única responsable de la profunda crisis en la que se sumió a los argentinos.
Lo mencionado para nada resulta antojadizo, sí se pone a consideración, por ejemplo, que esta semana se conocieron los nuevos índices de inflación. La suba de precios en Argentina acumula un 32,4 por ciento en lo que va de 2018 y las consultoras privadas ya hablan de un 50 por ciento anualizado. La Rioja estuvo un poquito por debajo de la media nacional, con un 6 por ciento en septiembre, pero acumula un 32,9 desde enero.
Así, la Argentina quedó entre los cinco países con mayor inflación en el mundo. Todavía resuenan las palabras del presidente Mauricio Macri, que en la campaña del 2015 aludía que bajar la inflación era “lo más fácil” y que no hacerlo significaba “ser un inútil”. A confesión de partes, relevo de pruebas, suelen decir en los pasillos de tribunales.
Por ello, es hora que la dirigencia política se haga cargo de hablar y resolver los temas importantes, porque más allá de las lealtades o deslealtades que se prodiguen entre sí, la única que debería sobreponerse a todo, es la lealtad al pueblo.