Horas decisivas
20/07/19
Comienza una semana que promete ser clave para el destino mediato de los riojanos, tanto en el orden político, electoral e institucional de la provincia. La inminencia de la convocatoria a elecciones, el posible cambio de sistema electoral y el anuncio del segundo aumento de sueldos para la administración pública, marcarían el rumbo de la agenda.
El inexorable paso del tiempo tiende a forjar definiciones, que por diferentes razones se vienen posponiendo en la provincia. Sucede que los vencimientos de los plazos legales se aproximan, tal es el caso de la convocatoria a elecciones para autoridades provinciales. La Constitución Provincial en su artículo 126, inciso 3, faculta al Gobernador para convocar en los casos y épocas determinadas, sin que por ningún motivo puedan ser diferidas, es decir con el margen suficiente antes de la culminación de su mandato. La Rioja no cuenta con una ley que fije un calendario electoral, tal como sucede en la Nación donde se estipula que el segundo domingo de agosto deben celebrarse las PASO y el cuarto domingo de octubre, inmediatamente anterior a la finalización de los mandatos, el comicio general.
Bajo estos parámetros, Sergio Casas tiene la exclusiva responsabilidad de fijar la fecha de elección y no por una cuestión voluntariosa, sino porque así lo establece la Carta Magna. La ley electoral 5.139 en su artículo 28 dispone que en el decreto de convocatoria se debe establecer “clase y número de cargos a cubrir, como período por el que se elige; número de candidatos por los que puede votar el elector y el sistema electoral aplicable”.
Para ello, cuenta con al menos 90 días corridos de anticipación para dictar el decreto respectivo, según el artículo 29 de la misma ley. En caso de dar cumplimiento a sus declaraciones públicas, de concretarse los comicios el 27 de octubre en consonancia con las elecciones nacionales, Casas debería emitir el instrumento legal respectivo a más tardar el próximo lunes 29 de julio.
Seguramente sus inmediatos colaboradores deberán cambiar algunos términos a la ya realizada convocatoria de principios de año, cuando estaba previsto concretar la elección el 12 de mayo y se frustró por cuestiones formales, aunque el fondo de la cuestión fue el revés judicial de la Corte Suprema a una nueva postulación del actual mandatario. Desde entonces, la dilación y la incertidumbre se apoderaron de la dirigencia política, sobre todo la justicialista, que se quedó sin su principal arma para retener el poder, que era Sergio Casas. El sauceño era el único que garantizaba el triunfo contundente para el oficialismo, basado en un excelente nivel de imagen positiva en la sociedad.
Además, en ese momento la oposición debía acomodar las cargas entre sus dos referentes principales, Julio Martínez y Alberto Paredes Urquiza, para que no se disperse el votante macrista riojano. Pero tal como se dijo oportunamente, la suspensión del compromiso electoral abrió las puertas a varios aspirantes para suceder al actual titular del Ejecutivo, no sólo dentro del peronismo, sino también en la oposición, entre ellos, el intendente de la Capital renovó sus aspiraciones de disputarle la bendición nacional al actual senador radical.
Casas optó por una permanente búsqueda de la unidad que derive en el consenso de un solo candidato, que conjugue el pensamiento y las ideas del peronismo para gobernar los próximos cuatro años. El correr de los meses determinó que ese gran acuerdo pretendido no está cerca ni por asomo, ya que ninguno de los aspirantes parece dispuesto a ceder posiciones, ni siquiera para ocupar el segundo lugar de la fórmula.
El cierre de listas para la elección Primaria nacional llegó y lo ubicó a Sergio Casas como el primer precandidato a diputado nacional por el Frente de Todos, la alianza celebrada a nivel nacional por distintos referentes del justicialismo como Alberto Fernández, Cristina Fernández, Sergio Massa y otros. La idea de arriar las banderas de la disputa provincial para priorizar la contienda nacional del 11 de agosto, tampoco prendió entre los “candidateables”, que hicieron oídos sordos a la premisa del propio Gobernador que era clara y sencilla: sobreponer los intereses personales y sectoriales para conseguir el mejor triunfo posible en las PASO y recién allí definir un candidato a la gobernación.
Surge entonces un gran dilema para el primer mandatario, pues esa tozudez expresada por el quinteto de nombres del peronismo riojano, que quieren quedarse con el sillón que hoy ocupa, pone en riesgo ese concepto de unidad y, por ende, el éxito en este primer compromiso considerado solo como una gran encuesta, pero que comienza a perfilar los resultados definitivos para octubre.
Por todo ello, se plantea una seria disyuntiva producto de la proximidad de los plazos mencionados anteriormente, pues la convocatoria debe expresar taxativamente cuáles serán las reglas del juego para elegir los cargos que se ponen a consideración de la ciudadanía. Si se mantiene el actual sistema, el peronismo se verá obligado a ungir un solo candidato a la gobernación y evitar la dispersión, que podría beneficiar a la oposición.
Son muchos los interrogantes que rondan sobre lo que pasará cuando llegue el momento de cerrar listas y sólo uno de los cinco aspirantes del oficialismo se quede con el lugar de privilegio. ¿Los demás aceptarán sin chistar? ¿Trabajarán en una campaña para otro, sabiendo que debieron relegar sus propias aspiraciones? ¿Serán parte del oficialismo o pegarán el portazo y emigrarán a la oposición, que espera el momento de la ruptura para pasar con la “ambulancia” en busca de los heridos?
Sin embargo, el problema no es sólo propiedad del partido gobernante, sino también de los opositores que tampoco relegan chances de convertirse en los bendecidos por Mauricio Macri para representar los intereses de Juntos por el Cambio. Julio Martínez cuenta con el aval de parte del gabinete nacional y Paredes Urquiza de otra, al que se suma la figura del precandidato a vicepresidente, Miguel Angel Pichetto, que lo considera el apropiado para disputar el poder en la provincia. Sin ir más lejos, ayer mismo apareció el primer spot por redes sociales, donde el capitalino expresa su deseo de ir por la primera magistratura. No obstante, si el radical es el candidato, el intendente deberá consolarse con la búsqueda de la reelección o quedarse sin nada. Si es al revés, el temor es que el radicalismo de paladar negro se resista a votar un peronista como gobernador.
Estas indefiniciones hicieron resurgir un tema que había quedado en un mero borrador, cuando el consenso era la palabra elegida para descifrar el acertijo del peronismo riojano. Se trata de la ley de Lemas, que ya cuenta con un proyecto en comisión en la Cámara de Diputados y que podría reimpulsarse en los próximos días, para resolver así el dilema de la manera más salomónica posible.
Aunque nadie se anima a decirlo públicamente, el retorno a este viejo sistema comenzó a pensarse nuevamente en los últimos días y podría quedar plasmado en un llamado a sesión extraordinaria de la Cámara de Diputados para su tratamiento, debido a que no hay debate ordinario esta semana por ser el último jueves del mes. La convocatoria debería realizarse con 48 horas de anticipación y solicitada por, al menos, un tercio de los legisladores.
Por los tiempos que apremian y la situación general reinante, la iniciativa que podría prever aplicarse sólo para el estamento de Gobernador y Vice, no cae mal en ninguna de las filas políticas, pues solucionaría el problema de tanta diversidad de postulantes para un solo cargo. Esto permitiría que todos jueguen sus cartas al máximo para tratar de ganar dentro del lema, porque sacar un solo voto más implicará hacerse de la sumatoria de todos los sublemas. El análisis detractor de esta metodología menciona el desvío de la voluntad popular, porque un sufragio podría terminar en un candidato al que no se eligió, sin embargo y pese a los rechazos, la Corte Suprema resolvió que la Ley de Lemas es una cuestión de derecho público local, en respeto de la autonomía de las provincias, como sucedió en el caso de Santa Cruz. Es decir no habría impedimentos jurídicos para avanzar en su implementación.
A ninguno de los contendientes a esta altura les sienta mal la iniciativa, tanto oficialismo como oposición, pues evitaría el “sangrado” por las apetencias particulares de sus referentes. La decisión está en manos del Gobernador, que puede dar el visto bueno a la convocatoria a sesión extraordinaria y evitar así ser el responsable de sopesar las candidaturas para elegir a su posible sucesor.
Mientras tanto, Casas mantiene un intenso esquema de trabajo de campaña, con recorridas por el interior provincial en el marco de su postulación para ocupar una banca en el Congreso nacional. Secundado por Beba Soria y Fabián Calderón, optó por un contacto directo con el votante, algo que le sale naturalmente por su condición de hombre del interior, sensible a la problemática social. Esta será la manera también de aplacar las críticas por lo sucedido en un acto realizado a mitad de semana en el Sindicato de los Plásticos, donde una reyerta entre banditas futboleras, terminó con sillas por el aire y mucha tensión en el ambiente. Si bien la situación no pasó a mayores y pudo ser controlada por la fuerza de seguridad, no deja de preocupar la utilización que se realiza por parte de la oposición, para denostar a sus rivales.
Su contrincante principal, Felipe Alvarez, tímidamente avanza con visitas en departamentos y algunas reuniones, pero aún no denota demasiada actitud de campaña, quizá por la falta de respuestas que puede expresar su sector al momento de confrontar con los reclamos de la gente, que padece día tras día el efecto de las políticas adversas de sus aliados que gobiernan el país.
Para el sector oficialista, la semana empieza también con la expectativa de recibir al precandidato a presidente por el Frente de Todos, Alberto Fernández, que pospuso la visita prevista para La Rioja, en el marco de su campaña electoral rumbo al 11 de agosto.
También, el Gobierno tiene por delante la definición en torno a segundo aumento de sueldos para los empleados públicos provinciales, que se comenzará a cobrar a partir del primer día hábil de agosto. Una buena noticia para este sector de la economía provincial, será un aventón importante a días de una elección, pero sobre todo será un aliciente trascendente para un sector tan necesitado como el público.
Por ahora, dos cuestiones impactaron de manera altamente positiva en la sociedad. La primera es el anuncio de un plan provincial de seguridad, que con su adecuada aplicación podría menguar el serio inconveniente que crece de manera constante en todas las ciudades riojanas. Ojalá no sólo quede un mero anuncio y que su puesta en marcha impacte de manera positiva en los índices delictivos provinciales.
La segunda medida fue la implementación de un descuento del 50 por ciento en las compras en los supermercados locales, afrontado desde el banco Rioja, cuyos capitales son estatales, para darle un respiro a los alicaídos bolsillos de los consumidores. El éxito del primer día de promoción, desnuda la realidad recesiva que existe en torno al consumo, producto de la constante inflación y los salarios que no alcanzan para cubrir las necesidades básicas. Esta fue una decisión por demás acertada y que se condice con la necesaria sensibilidad social que debe tener todo gobernante, principalmente cuando observa que su gente atraviesa falencias como las actuales.