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Vuelven a soplar vientos con nubes oscuras

Un 24 de marzo volvieron a sobrevolar el cielo argentino las águilas calvas imperiales..



Un 24 de marzo volvieron a sobrevolar el cielo argentino las águilas calvas imperiales. Así como los Estados Unidos intervinieron directamente sobre el país y la región en la década del 70 con el plan Cóndor, 40 años después arremeten nuevamente para reinstaurar el neoliberalismo y reestablecer las relaciones amo-esclavo, luego de más de una década de lucha y resistencia que los gobiernos progresistas de Latinoamérica habían establecido con el imperio.

Obama arribó al país, mientras unos se movilizaban, marchaban y repudiaban tal visita; otros con piel de gallina cipayesca sonrieron, se asombraron y excitaron con el porte del primer presidente afrodescendiente, admiraron la familia presidencial, sus vestidos, hasta se vieron secciones de programas televisivos dedicados a describir el Cadillac, la casa blanca rodante, la bestia, el tanque, en fin, el auto blindado que transporta al presidente demócrata.

Con la teoría de los dos demonios sobre lo que sucedió en la década del 70 en el país, y que está renaciendo y se está metiendo en la psiquis social, Obama eludió magistralmente una pregunta que versaba sobre el rol de los Estados Unidos en las dictaduras militares del cono sur, y se dedicó a hablar sobre el presente y futuro, sobre los valores, sobre la democracia, en fin, sobre conceptos abstractos y generales que quedan bien en el aire, pero que dañan en la práctica, ya que admiten en su abanico de posibilidades a el bien y el mal.

Sin embargo, se tomó el trabajo de arribar a la plaza de la memoria junto a Macri, y pidió visitar la tumba de los desaparecidos. Evidentemente no se dio cuenta de que si están desaparecidos es porque no tienen tumba, y que fueron desaparecidos por la directa intervención de su país, el cual sigue interviniendo directamente en golpes duros en medio y lejano oriente (lo vimos en Iraq, Libia y Siria), y golpes blandos en américa latina (lo vimos en Venezuela, Brasil y en Argentina, mediante desestabilizaciones económicas, monopolización de medios de comunicación y jueces corruptos).

Si tuviera un poco de decencia, hubiera elegido otra fecha para visitar la Argentina, pero no le importó ni le importa otra cosa que no sean los intereses de Washington y sus lobbystas.

En fin, vamos a lo central, a la política real, a lo que nos va a afectar directamente como individuos, como sociedad y como nación.

¿Cuál fue el objetivo central de la visita de Obama? No vino, como muchos creen, a integrar la Argentina al mundo, ni a saludar al recién ascendido presidente Macri, sino que, en resumidas cuentas, vino a pintar de negro el destino de la República. Establecer y fortalecer el neoliberalismo, el libre cambio de mercancías y divisas sin regulación alguna del Estado.

Se avecinan tiempos de desindustrialización fuerte, la apertura total de las fronteras hacen imposible la competencia leal con los industriales locales, esta historia ya la vimos en nuestra historia cuando el poder central de Buenos Aires se oponía a los intereses del interior y su desarrollo en la época post independentista, la vimos en la década infame, la vimos en los 70 y en los 90. Bastante experiencia como para seguir experimentando.

En materia estratégica, Argentina significará una pieza importante en el ajedrez del tablero sudamericano. Será tomado como modelo impulsor para que la extrema derecha gane terreno. Los medios monopólicos lo mostrarán como el ejemplo a seguir. Serviremos como soldadito para combatir los gobiernos progresistas, así como servimos a Inglaterra en la triste guerra de la tiple alianza, que destrozó a un Paraguay próspero, con un desarrollo industrial envidiable que no había en la región. Ya vimos un anticipo con las declaraciones de Macri sobre Venezuela en el Mercosur.

El sueño de la patria grande se va desvaneciendo, lo que se logró en estos años se desgrana de a poco. Van quedando pocos guerreros y los embates que sufrirán serán cada vez mayores. El despertar de esa pesadilla a la que habíamos sido sometidos, se vio teñido por un nuevo humo somnoliento que nos sumerge de a poco en otro sueño oscuro.