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Nogoyá: denuncian a convento por torturar a monjas

Entre los castigos denunciados se encuentra que las religiosas debían autoflagelarse desnudas durante media hora y vivir a “pan y agua” durante una semana.



Un convento ubicado en la localidad entrerriana de Nogoyá fue denunciado por ser el lugar donde se ejercen torturas física y psicológicamente a las monjas que allí se encuentran.
 
A raíz de la denuncia, el recinto en cuestión de las Carmelitas Descalzas fue allanado este jueves por pedido del fiscal Federico Uriburu, quien consideró que el procedimiento fue "positivo", al señalar que fueron hallados cilicios, accesorios para provocar dolor utilizados antiguamente como penitencia, y látigos.
 
El instructor sostuvo que para ingresar al establecimiento religioso debieron vencer la "resistencia" de la madre superiora del convento y hasta que tuvo que romper una puerta para entrar porque no se permitía el ingreso.
 
"No hubo necesidad de revisar cada cuarto porque una vez que se venció la resistencia inicial de la medida, de parte de la Madre Superiora, al revisar algunas dependencias se aportaron en forma voluntaria una cantidad de cilicios y látigos, que son pequeñas fustas de unos 30 a 40 centímetros", informó Uriburu en declaraciones a Radio La Plaza de Paraná. 
 
En tanto, sostuvo que por el momento no había imputación alguna y que las averiguaciones son por supuesta "privación ilegal de la libertad", mientras que el operativo fue ordenado por la Procuración General de la provincia.
 
En la denuncia publicada por la revista Análisis Digital, se habla de torturas físicas y psicológicas, que incluye el flagelo y la desnutrición. Entre otros detalles, se señala que las monjas tienen prohibido abrazar o darle la mano a los familiares o mirarse al espejo, o por el reflejo de un vidrio.
 
El escarmiento comprende también vivir a "pan y agua" durante una semana; el uso del cilicio en las piernas, por varias jornadas, como sacrificio o bien la colocación de una mordaza en la boca, durante las 24 horas y por espacio de siete días.
 
También se señala que como práctica habitual semanal, las monjas se autoflagelaban desnudas, pegándose en las nalgas con un látigo provisto de varias puntas durante 30 minutos