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Las mujeres se imponen con su trabajo en una estación de servicio de Patquía

PATQUIA (ENVIADOS ESPECIALES) En el marco del Día Internacional de la Mujer, EL INDEPENDIENTE comparte las vivencias de un grupo de mujeres, que con su trabajo se imponen en una actividad que hasta hace un par de año era una labor exclusiva del hombre..



En Patquía la principal fuente de trabajo es el empleo público, teniendo sus habitantes muy pocas oportunidades laborales en el sector privado, debido que no cuentan con emprendimientos privados, sobre todo que genere trabajo formal para mujeres. Una de esas pocas empresas es la estación de servicio con  bandera de YPF “La Palmera SRL”, sobre la RN 38 y la RN 150, en el ingreso de Paquía, que a cualquier conductor que se pare a cargar combustible, le llama la atención, porque la persona que lo atiende es mujer, algo que  hasta hace pocos años, no era habitual.

Por motivo de conmemorarse el Día Internacional de la Mujer, una fecha que conmemora a la mujer trabajadora y reivindica a la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona, EL INDEPENDIENTE llegó a Patquía, para entrevistar a las trabajadoras y a su propietaria, Silvia Florid y compartir las vivencias de un oficio que hasta no hace muchos años era realizado exclusivamente por varones, y en la actualidad, en este lugar de la provincia, desde hace varios años es llevado a cabo sólo por mujeres.

Carolina Flores es la playera más antigua, con cinco años de antigüedad, que tiene la estación de servicio de Patquía. En diálogo con EL INDEPENDIENTE, recordó que cuando ingresó también trabajaban hombres,  “y antes habían ingresado dos chicas, y luego quedamos todas mujeres”.

En el expendio de combustible, las mujeres trabajan en turnos de ocho horas cada uno, durante seis días y un día de descanso, “nos queda mucho tiempo libre, hay días que son más complicados, hay mucha gente que pasa para los parques Talampaya y Valle de la Luna, y también damos información en ese sentido, también pasa mucha gente para la Cordillera y ahora se está viendo mucha gente que pasa para el lado de Chile”, comentó Carolina.

Carolina advierte que todavía persisten  “muchos prejuicios (por parte de los hombre), por ejemplo nosotras nos capacitamos en lo que es el cuidado, el mantenimiento del vehículo y hay ciertos hombres que desconfían de la capacidad que tenemos las mujeres  en la limpieza de vidrios y el recambio del aceite. Les ofrecemos  los lubricantes y ellos van directamente al manual porque en cierta forma desconfían”.

Asimismo, indicó que todavía ven conductas machistas, “cosas con doble sentido, el maltrato verbal  de gente de afuera, que me dicen nunca he visto mujeres trabajando en una estación  de servicio o  mejor prefieren ver el manual antes de que nosotras le digamos algo”, comentó Carolina, y expuso que “que la gente del pueblo ya se acostumbró”, y  las trata con respeto.

Por ello, teniendo en cuenta esta conmemoración, resaltó como mensaje a todas las mujeres, que mientras “el trabajo sea digno todo es posible y siempre hay que luchar contra  los prejuicios y más los prejuicios de nosotras mismas, porque nosotras siempre tenemos esto de que mejor no,  esto no lo podemos hacer, esto no nos toca a nosotras, todo se puede”.

Deseos de superación

Carolina desde hace ocho años es maestra y nunca pudo ejercer  su profesión “porque no llega su lugar en el padrón, y al no tener la oportunidad esto es trabajo en blanco, con aportes jubilatorios  y tengo una nena de ocho años”, pero no pierde las esperanzas de tener una oportunidad y poder trabajar para lo que estudio. Asimismo, en lo laboral ve un panorama complicado para los jóvenes de su pueblo, porque en Patquía

Junto a Carolina trabajan como expendedoras de combustible Esther Mercado, que también es maestra de grado y está terminando la licenciatura en Ciencias de la Educación; Ana Caliva, que también estudia licenciatura en Ciencias de la Educación y Alejandra Oro.

Sara, que es otra de las empleadas más antiguas, desde el 2004 trabaja en el servicompras y también trabajó como playera,  relató  que por un lapso de tiempo dejó de trabajar para dedicarse exclusivamente a sus estudios de maestra, “en el 2008 me recibí hacia volantas, pero no me convenía económicamente y decidí regresar, porque esto es trabajo seguro”.

Silvia Florid, comentó que la empresa se instaló en Patquía en el 2000 y  es administrada por su hijos Víctor Manuel, José Antonio  y Federico Puentes y “a medida que fuimos incorporando personal femenino nos dimos cuenta que tenían mejor rendimiento, mejor performance, más responsabilidad”. Desde el 2012, solo contratan mujeres.

Según destacó, “las chicas al tener su familia acá o verse obligadas a terminar de estudiar, tienen un incentivo personal, ellas dicen hago este trabajo porque quiero lograr aquello otro. Cuatro trabajan como playeras, y cuatro en el servicompras, todas tienen estudios secundarios y tres tienen estudios  terciarios, son  profesoras de enseñanza primaria, y hasta que les salga un cargo ellas siguen acá”.

 

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