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La harina de algarrobo daría más ganancias que la madera

ANILLACO, (C). En la Escuela Agropecuaria de Pinchas se dictó, días pasados, un taller sobre el uso, propiedades y características nutricionales del algarrobo. Se explicó que la venta de harinas de su semilla es más provechoso que la venta de su madera..



Con la presencia de vecinos, productores y alumnos de la escuela, el Observatorio Nacional de Degradación de Tierras y Desertificación y el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Transferencia Tecnológica de La Rioja (CRILAR – CONICET), propusieron un abordaje de las potencialidades de la harina de algarrobo.

La arqueóloga y becaria del CONICET, Gabriela Sabatini, disertó sobre el consumo de algarroba en tiempos prehispánicos, remarcando el uso de instrumentos de molienda y asociando la actividad a ritos profundamente místicos y sociales.

La doctora en Ciencias Biológicas, María Pía Mom, perteneciente al Instituto de Micología y Botánica de la Universidad de Buenos Aires y una de las investigadoras responsables de haber introducido en el Código Alimentario Argentino, las dos especies de algarrobo riojano, habló de las harinas como un recurso natural con innumerables aplicaciones.

“No vinimos a enseñar nada, son saberes ancestrales”, comenzó diciendo a la audiencia. Las especies de algarrobo en Argentina son tres: Prosopis alba, P. chilensis y P. flexuosa. La Rioja se destaca por la predominancia de la P. chilensis o algarrobo blanco. Los frutos de las tres especies permiten elaborar una harina enriquecida con proteínas.

Asimismo comparó la diferencia en los beneficios contrastando el uso del algarrobo como madera con el uso de su fruto. Por ejemplo: por la madera de un algarrobo de 45 años de edad el productor puede obtener de  100 pesos a 2.500. Si se aprovecha el fruto del mismo árbol se pueden obtener hasta 30 kilos de harina cotizada en 2.500 pesos por año. Y mejor aún, si esa harina es trabajada en productos de panificación la ganancia puede ascender a  8.000 pesos.

Por su parte, el licenciado en Ciencias Biológicas, Sebastián Fracchia, se refirió al algarrobo en su estado de conservación como planta nativa y las posibilidades de ser reforestado. También a sus beneficios en relación a la nutrición del suelo y a la posibilidad de ser introducido como cultivo mixto en fincas de olivos afectados por el síndrome de rama seca, esto es un hongo que termina secando la planta e inhabilitando el suelo para el cultivo de nuevas plantas.

El molino

La Escuela Agropecuaria de Pinchas compró un molino de algarroba con dinero del premio INNOVAR, obtenido el año pasado por el proyecto “Biotransformando residuos en alimentos”. En una breve demostración los asistentes al taller pudieron observar cómo funciona.

Además, se aclaró a la comunidad que su funcionamiento es de uso comunitario. El que quiera puede llevar sus vainas de algarroba para moler. El sistema es de maquila: el 10% del grano molido queda para la escuela.

Degustación y taller de cocina

Al finalizar la jornada, la doctora Pía Mom junto a otros investigadores brindaron un taller de cocina con harina de algarroba.

Los voluntarios pudieron preparar un budín con la harina recién molida. Las recetas tienen una gran variedad, la algarroba se puede mezclar con fécula de maíz, harina de mandioca, es apta para celíacos y diabéticos ya que no posee gluten ni glucosa.

Los alimentos preparados por alumnos de la escuela consistieron en budines, panes, café de harina tostada, helado y pollo rebosado. Todos deliciosos.

Los asistentes al taller se mostraron entusiasmados de incorporar a la dieta este producto 100% autóctono, con el fin de mejorar la alimentación y revalorizar un producto local que es totalmente gratuito. Algunos productores y panaderos también se interesaron por la posibilidad de producir y comercializar la harina.