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Cuatro problemas frecuentes de la vista en adultos

El manual dice que deben realizarse chequeos a cualquier edad, sin embargo, algunas dificultades se precipitan a partir de los 60 años, lo que obliga a considerarlas a fin de encontrar una rápida solución. Aquí una lista de las enfermedades más frecuentes..



El cuidado de la visión es fundamental a cualquier edad con la realización de chequeos periódicos; sin embargo existen diversas patologías oftalmológicas que son más comunes en los adultos mayores de 60 años y que el doctor Omar López Mato (Matrícula Profesional 59.216) sintetiza en esta nota:
 
Catarata: es la pérdida de transparencia del cristalino (una lente que se encuentra atrás de la pupila cuya función es enfocar nítidamente los objetos). La mejor forma de resolver la catarata es mediante una cirugía ambulatoria de bajo riesgo que dura 15 minutos con anestesia local o tópica donde se implanta una lente intraocular, que le disminuye al paciente la dependencia de anteojos luego de la misma, ya sea por miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia. Las lentes usadas pueden ser blandas, rígidas, tóricas (astigmatismo) y multifocales para resolver la presbicia.
 
Maculopatía: es una enfermedad que afecta la mácula, la parte central de la retina, generando pérdida de la visión central. La mácula tiene un tamaño un poco mayor que una cabeza de alfiler. Allí se concentran un tipo de células denominadas conos que permiten distinguir los detalles finos, leer y percibir los colores. Si bien no conduce a la ceguera absoluta, la maculopatía, produce severa incapacidad para la lectura o para ver nítidamente los objetos. Puede ser seca y de lenta evolución o húmeda con un deterioro rápido y profundo de la vista que se da generalmente en personas añosas aunque algunas formas clínicas pueden darse en jóvenes. Existen algunos tratamientos efectivos para las formas húmedas aunque actualmente se están estudiando maneras de resolver otras afecciones maculares que hasta pueden requerir cirugía.
 
Glaucoma: el glaucoma es conocido como el “ladrón silencioso de la vista” ya que no presenta síntomas perceptibles hasta que la enfermedad está muy avanzada. Cuando la presión dentro del ojo se eleva por encima de lo normal, se tiende a atrofiar al nervio óptico. Suele detenerse con el tratamiento médico, usualmente gotas oculares, por eso es muy importante el diagnóstico precoz. A veces se debe hacer láser o cirugía (con o sin válvulas). Los familiares de pacientes con glaucoma tienen más chances de tener la enfermedad, por eso deben controlarse todos los años. Existe también un llamado glaucoma de ángulo estrecho que puede dar aumentos bruscos de presión ocular y estos deben ser estudiados porque una pequeña intervención con láser evita que se convierta en un glaucoma agudo con catastróficas consecuencias.
 
Retinopatía diabética: es una complicación de la diabetes que resulta del daño a los vasos sanguíneos del tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo (retina). Al principio puede no causar síntomas, sin embargo, la retinopatía diabética es una frecuente causa de ceguera pero se puede prevenir con el tratamiento adecuado. Cuanto más tiempo haya pasado desde el diagnóstico de diabetes, y el control de los niveles de azúcar en la sangre, más probabilidades hay de desarrollar esta afección ocular. Son indispensables los controles periódicos en los diabéticos con estudios como angiografías y OCT y realizar rápidamente los tratamientos indicados que pueden ser con laser (varias sesiones) o inyecciones intraoculares.