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Ortigoza explicó las razones por las que se va enojado de San Lorenzo

El mediocampista, que falló un penal en el último minuto ante Banfield, jugó su último partido en la cancha de San Lorenzo..



El minuto 20 fue el termómetro de un estadio que, de manera indirecta, ya se había convertido en un medidor desde que se supo que Boca podía consagrarse campeón si Banfield no se iba del Nuevo Gasómetro con una victoria. Por eso, no extrañó que Néstor Ortigoza recibiera el apoyo de los hinchas, con algunas banderas y una ovación que llegó en ese minuto 20, en coincidencia con el número que lleva en la camiseta. "¡No se va, el Gordo no se va!", resonó una y otra vez en la fría noche del Bajo Flores. No hubo caso, la decisión ya estaba tomada. El volante siempre lo vivió como una despedida, al punto que su hijo Federico lo acompañó en su lenta caminata por el terreno de juego hacia el vestuario y se sentó a su lado en la sala de conferencias.
 
Ortigoza saludó, hizo una reverencia y se llevó la mano derecha al corazón. Con un vínculo que finaliza el 30 de junio, al rato se mostró visiblemente molesto con la dirigencia azulgrana por la propuesta en cuando a la extensión del contrato. "Ellos perdieron la confianza en mí, por eso quieren un año. Yo quiero dos. Tengo la decisión tomada desde la última reunión. Es simple, y que quede claro que no es un tema económico", resaltó.
 
Ortigoza llegó a San Lorenzo en 2011 y, a base de talento y títulos (conquistó la Copa Libertadores 2014, el Torneo Inicial 2013 y la Supercopa Argentina 2015), se metió rápidamente en el corazón de los simpatizantes. El cruce de anoche, con el triunfo 1-0 sobre Banfield adquirió entonces un valor especial para la gente del Ciclón. "Me voy bien, pasó todo muy rápido. Es complicado, me encariñé mucho con el público. En San Lorenzo crecí como persona, desde que pisé el club por primera vez". La idolatría tomó forma definitiva el 13 de agosto de 2014, cuando el futbolista de 32 años marcó el penal en la final de la Libertadores frente a Nacional de Paraguay. Vaya paradoja, anoche falló en su especialidad, en el epílogo de la victoria del Ciclón sobre el Taladro. "Estaba muy nervioso y sobresaltado, el partido no había sido fácil", confesó.
 
Con la mirada de gran parte del país futbolero depositada en el Bajo Flores, San Lorenzo tuvo un doble objetivo en mente desde antes del arranque del partido con Banfield: no retrotraerse al comienzo de este año, cuando descarriló tras un final de 2016 que lo colocaba expectante para el nuevo tramo, y calibrar la mira hacia la Copa Libertadores 2018. Este equipo se debía otra muestra de carácter y volvió a salir airoso con la dupla Ortigoza-Mercier como baluartes. "Me iré tras el partido con Talleres, es mi última semana. No hay chances de quedarme, tomé la decisión luego de la última reunión", explicó, a la vez que dejó en claro que no hay ninguna posibilidad de participar en el encuentro de ida de los octavos frente a Emelec.
 
Ortigoza vivió con emoción la noche previa al encuentro con Banfield. Se juntó en la concentración con otro emblema, Sebastián Torrico, y repasaron videos de sus logros en la institución. "Hice mi duelo en la concentración. No quería llorar, siempre quise partir con una sonrisa", confesó Ortigoza, que aseguró que ni siquiera un llamado de Marcelo Tinelli lo hará cambiar de parecer. "Me voy por la puerta grande. Me despedí de la cancha de San Lorenzo como yo quería , me llevo una gran alegría", finalizó.