Diario El Independiente || Edición Digital
Skip to main content

Medicarse o no antes del parto

Problemas como presión ocular, la ingestión de algunos remedios o exponerse a cirugías pueden incidir de manera negativa, por lo que la función del médico resulta fundamental para el recién nacido. Aquí, algunas consideraciones esenciales..



La gestación puede desencadenar diversos cambios fisiológicos en órganos y sistemas, entre ellos el ojo. Es capaz de disminuir la sensibilidad y grosor corneal, aumentar su curvatura, generar intolerancia a las lentes de contacto, disminuir los valores de presión intraocular, especialmente en los últimos meses y, a veces, inducir cambios refractivos. Casi todas estas modificaciones desaparecen paulatinamente durante el post parto.
 
“En primer lugar hay que pensar que la medicación que pueda instilarse en los ojos también llega al bebé en gestación, especialmente en los primeros cinco meses de vida intrauterina, de allí que hay que tener especial cuidado con los antibióticos que contienen los colirios”, explica el Dr. Omar López Mato (M 59.216).
 
“La droga más reconocida como inocua para la madre y el niño es la eritromicina. Otras drogas, como la tobramicina, no son recomendables para su uso tópico aunque la dosis que pueda llegar al bebé sea muy pequeña. Lo mismo es válido para la lactancia, hay que prestar atención a las gotas que se utilizan porque parte de ellas pasan a la leche materna. Tampoco es bueno el uso de gotas blanqueadoras porque contienen vasoconstrictores que alteran la nutrición del feto”, agrega.
 
En segundo lugar, si la mujer embarazada está usando gotas para la presión ocular, hay que consultar con su médico obstetra debido a que algunas pueden tener efectos sobre el neonato. “La presión ocular disminuye durante el embarazo, especialmente en el segundo trimestre por razones que desconocemos (aunque existe un porcentaje, 10% para ser más exactos, en las que la presión aumenta). Como no existe garantía de un 100% de protección para el feto, algunos doctores proponen suspender el tratamiento en el primer trimestre y controlar más de cerca al paciente para evaluar su evolución” destaca el facultativo. En las pruebas en animales, la única droga que no tuvo efectos sobre el ser en gestación fue la brimonidina, de allí que podría ser considerada.
 
Todas las otras gotas y remedios antiglaucomatosos (para tratar el glaucoma, es decir el aumento de la presión ocular) han tenido efectos secundarios durante el embarazo en las pruebas en animales.
 
Además, López Mato explica que “No son recomendables las cirugías refractivas durante el embarazo. Las investigaciones son concluyentes con respecto al uso de antibióticos, que ya mencionamos, y porque existe el temor que la miopía pueda evolucionar durante la gestación. En nuestra experiencia es poco el cambio de aumento de la miopía que se da durante el embarazo y aunque así fuera, lo lógico es dejar la cirugía refractiva para después del parto por más que no sea una contraindicación absoluta”.
 
“El inconveniente ocular más grave que pueden sufrir las mujeres durante el embarazo (se da en el 5% de los casos) es la eclampsia o preeclampsia, una desregulación metabólica que trae un considerable aumento de la presión arterial y un desprendimiento de retina exudativo que obstaculiza la visión”, sostiene el facultativo.
 
Estos casos no requieren tratamiento oftalmológico específico porque, una vez regulada la presión arterial con calmantes y diuréticos, lo más probable es que la retina vuelva a su lugar sin dejar secuelas (solo algunas alteraciones en la pigmentación en la retina) ni disminución visual permanente. Si la presión arterial no baja, la eclampsia es indicación de una cesárea precoz.