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Kim Jong-un, el hombre que tiene al mundo en vilo con su amenaza nuclear

Para muchos es un "loco dictador" desenfrenado e inmaduro. Sin embargo, un análisis detallado sobre el joven Líder Supremo norcoreano detalla tres estrategias fundamentales para consolidar su poder..



Cuando intentamos entender la psicología, las maniobras y las acciones de Kim Jong-un, es fácil caer en la tentación de descartar rápidamente todas las explicaciones posibles a favor del único argumento que parecería tener sentido: "el dictador de Corea del Norte es simplemente un loco".

No obstante, si observamos sus decisiones atentamente, nos damos cuenta de que, lejos de ser un demente, la dinastía Kim es sumamente racional. A saber, la dictadura del país comunista sostiene un método de gobierno tan calculado que ha logrado mantenerse durante casi 70 años en el poder.

El padre del actual dictador, Kim Jong-il, murió en diciembre de 2011 y fue enterrado por su sucesor junto con siete de sus asesores más cercanos.

Hoy, ninguno de ellos permanece en el poder con su hijo, luego de que en octubre el joven dictador destituyera a los últimos dos funcionarios que habían colaborado con su padre. Ambos tenían más de noventa años.

Según el Instituto para la Estrategia de Seguridad Nacional, un think tank del Servicio de Inteligencia Nacional de Corea del Sur (NIS), los asesores de su padre forman parte de las 340 personas que fueron víctimas de las purgas y ejecuciones del "hombre cohete" en sus primeros años como Líder Supremo.

Tras heredar el poder de una nación que padeció una severa hambruna luego de la caída de la Unión Soviética, Kim Jong-un adoptó tres estrategias para consolidar su mandato: el desarrollo de su poder militar y nuclear; la apertura de una economía de mercado con un tácito sector privado y el miedo y la adoración de un dios.

Con este fin, el mandatario ejecutó en octubre a dos funcionarios de alto rango y ascendió a Kim Yo-jong, su hermana menor, para que integre el Comité permanente del politburó, el órgano político más importante del Partido de los Trabajadores.

En sus cinco años en el poder, Kim gastó USD 300 millones en 29 ensayos nucleares y de misiles, USD 180 millones en la construcción de unas 460 estatuas familiares y hasta USD 1.000 millones en un congreso del Partido en 2016 —incluyendo USD 26,8 millones destinados únicamente a la adquisición de fuegos artificiales—, según el Instituto, que emplea a desertores de alto nivel.

"Sí, ha reemplazado o asesinado a muchos funcionarios y oficiales de alto rango tan fácil y despiadadamente que podría hacernos preguntar si está cuerdo", dijo Lee Sang-keun, un experto de Corea del Norte en el Instituto de Estudios de Unificación de la Universidad Ewha Womans, en Seúl. "Pero esta es una forma histórica de gobernar que puede mantenerte en el poder por mucho tiempo".

En 2012, poco después de tomar el poder, Kim lanzó nuevas medidas para imitar las reformas que China hizo en la década de 1980. A los agricultores se les permitió conservar la mayor parte de su cosecha. A las empresas estatales fueron concedidas el derecho a comprar y vender sus productos a precios de mercado y a contratar y despedir trabajadores.

Se alentó a los empresarios y comerciantes privados a invertir en proyectos estatales o con entidades partidarias y militares. Kim también comenzó a dar la espalda a los mercados informales —un proceso que su padre intentó contener en vano—.

En cuanto a su personalidad, el Líder Supremo acentuó la dictadura cultural que había fomentado su padre en las décadas anteriores.

En 2014, Kim ordenó revisar los libros de texto del país para incluir una mayor presencia de su persona y su programa nuclear, según NIS.

También creó dos bandas musicales que rutinariamente organizan funciones tributo al Líder Supremo, como el grupo femenino Moranbong, y difundió más de 1.200 poemas y trabajos literarios que le hacían culto.

"Ha vinculado su propia legitimidad a la mejora de la situación económica del país", afirmó John Delury, de la Universidad Yonsei de Seúl. "Kim Jong-un quiere convertirse en un dictador del desarrollo".

Lejos de ser un loco, Le Su-seok, investigador del NIS de Seúl, considera al dictador norcoreano una persona muy racional. "Creo que Kim Jong-un ha estado haciendo un buen uso del sistema existente, al tiempo que ha fortalecido su base de poder y su régimen dictatorial de una manera muy astuta", dijo.