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El Museo Molino San Francisco celebró nuevo aniversario

CHILECITO, (De nuestra agencia) El Museo Molino San Francisco también celebró un nuevo aniversario el pasado 19 de febrero, ya que ese día, pero de 1977 empezaba a funcionar siendo el primer presidente de la comisión el recordado profesor Roberto Trasobares..



Según el presidente de la comisión del Museo, Alfredo Chade, el edificio es tricentenario, ya que data de 1715, perteneció al fundador de la ciudad, el Sargento Mayor Don Domingo de Castro y Bazán.

Está construido con muros de adobe, cimientos de piedra y los techos con caña y monte regional, rematado con barro, atravesado por varas de algarrobo y álamo.

El caserón fue hogar de la familia de Castro y Bazán, la que durante los siglos XIX y parte del Siglo XX, lo adaptó como molino triturador de granos, que funcionó en forma hidráulica al ser accionado por la corriente de agua canalizada en la zona de alta montaña, que corría por la ciudad y al entrar en el edificio y gracias a la fuerza de este líquido, accionaba poleas y ruedas de piedra, permitiendo la molienda. Hoy parte de esa infraestructura colonial subsiste.

En 1968, se conformó la comisión para armar un espacio cultural, que conservara el patrimonio de los chileciteños, pero recién en 1976, el Gobierno de la Provincia, expropia el edificio y se lo otorga a esta comisión quienes, un año después, y luego de restaurarla rigen los destinos de este ámbito cultural hasta la fecha. Este museo comenzó a funcionar el 19 de febrero de 1977.

El reciente museo hizo su apertura con siete salas en la que cada uno lleva un nombre de alguna personalidad  que ha influenciado en la vida cultural y la que exponen elementos que hacen a distintos aspectos de la vida cotidiana del chileciteño y su entorno.

Las siete salas

Una es la sala “Carlos Enrique Larrosa”, que es la auditórium donde se realizan conferencias, charlas, actos culturales, cursos y se exponen elementos variados como animales regionales, elementos de algarrobo, tinajas, una máquina de cine del Siglo XX que funcionaba a carbón, distintos tipos de balanzas, armas, materiales de construcción, máquinas fotográficas, recipientes en distinto material, petacas estribo, proyector, teléfono, billetes, esculturas, entre muchos otros. En esta sala se conservan los contrafuertes que permitían apoyar el canal de agua que circulaba por un costado del edificio, totalmente de piedra y con una altura de tres metros.

Otra es la sala “Hermanos Peralta Dávila”, allí se coleccionan máquinas de coser, planchas de distintos modelos, instrumentos musicales, yugos, tipas, telar, boleadoras, radio, valijas antiguas, rastreadores, tocadiscos, grabador a cinta abierta, el tradicional pujllay, un dintel tallado en algarrobo de una capilla que data del año 1748, además de fonógrafo, alforjas, nido de hornero, molde para velas, estribos de hierro, televisores, lazos, boleadoras, entre otros.

También está la sala “Jacinto Portella” (sacerdote), sala de arte sacro,  la mayoría de los elementos expuestos pertenecen a la antigua iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, que fuera demolida  a mediados de la década del sesenta, en la que varias fotografías atestiguan la belleza de su estilo.

El altar en honor a la Virgen del Rosario, el púlpito, lugar donde el sacerdote realizaba la prédica y una vitrina con misales del Vaticano, escritos en latín, entre otros libros. Se destaca una silla con doble función: para sentarse a escuchar la misa y la otra para reclinarse a orar, un banco para oratorio de nogal, un dintel tallado en algarrobo, por los aborígenes en el año 1777, copones para velas, pequeños dinteles y columnas, estampitas, rosarios y distintas imágenes de tamaño pequeño, artesanales.

También está la sala “Alberto G. Ocampo”, sala de literatura, esta sala fue la primera habitación del edificio, con techos a dos aguas, con varas de algarrobo y monte con barro cocido o preparado, con paredes de un metro de ancho y una fisonomía muy particular.

En ella se exhiben algunos elementos personales del poeta Ocampo, una colección de más de cien ediciones y en varios idiomas de la obra “Martín Fierro”, una pinacoteca con los más variados autores, libros antiguos, libros capitulares, etc.

Un sinfín de máquinas de escribir, máquinas de sumar, ropa antigua, mimeógrafo, teléfono, lanzas, muebles antiguos, fotos de personalidades, documentos y otros elementos.

Además está la sala “Mario Anganuzzi”, sala de plástica, ubicada en el primer piso, donde se exponen obras de casi todos los estilos y soportes de los más variados autores de nuestra Provincia y nacionales, además varias esculturas recuerdan a nuestros artistas. Más de cien obras que se complementan con xilografías y grabados de autores  nacionales e internacionales. Se exponen un clavicordio del siglo XIX, un cristo yacente en tamaño natural y muebles que pertenecieron al viejo Hotel de Turismo.

Otra sala es la “Emilio Hunicken”, de minería, donde se expone una colección de distintos minerales de la región, aparatos usados en la extracción de uranio, elementos del Cable Carril y herramientas relacionadas con la minería. La sala está compuesta por otros aspectos, como la paleontología, con innumerables restos de la flora y la fauna, una imprenta del siglo XIX, un mateo o carro, fotos, libros, relacionados, con la actividad económica de la región.

Finalmente, la sala “Héctor Greslebin”, de arqueología, que cuenta a través de elementos, el legado que se heredó de dos culturas ancestrales que vivieron en esta zona, los diaguitas y los incas.

La exposición cuenta de una serie de vasijas, en la que la mayoría son funerarias, en tanto, otras sirvieron para agua, para el almacenamiento de granos, o como ollas.

Elementos de piedra como conanas, morteros, cuchillos, entre muchos otros. En cerámica, se exponen pipas, amuletos, vasos, vasijas. Una maqueta de las Tamberías del Inca, collares de hueso, tejidos, calzado, fotografías.