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El feminismo es mi hogar, dijo Calu Rivero

La actriz Calu Rivero se fue del país, hace cinco años, acorralada por excesos inapropiados mientras grababa una novela. A partir del movimiento MeToo, en Estados Unidos, se animó a compartir una carta contando su dolor y fue amenazada con un juicio para que se calle. Pero ella decidió alzar la voz, romper el silencio y marchar en el Paro Internacional de Mujeres. Calu dice que la sororidad de las jóvenes el 8M terminó de sanarla y que quiere seguir luchando para que el feminismo ayude a las chicas a alzar sus voces y a ser escuchadas, sin que las tilden de complicadas..



Qué te sanó de la marcha del 8 de marzo?

-Sentí que los actos inapropiados que estaban fijados en mi cabeza se iban borrando en la medida que iba caminando, en cada abrazo, en cada grito. Siempre tuve el apoyo de mi familia, de mis amigas, de las actrices. Pero meterme en medio de la multitud y sentir esa fuerza y esa sororidad fue muy movilizante. Me sentí en mi casa, a salvo, empoderada.

 

¿Por qué sentiste que el feminismo es un hogar? ¿Es una construcción de un hogar, ya no encerrado, sino de la calle como hogar?

-Hay cambios en los modelos de familia y cambios en todo. Hoy una familia son dos chicas, con su mejor amiga y un perro. Y antes era mamá y papá, con dos hijos. Es importante volver a considerar donde nos sentimos a salvo y en paz. El feminismo, para mí, es un hogar y con muchas voluntades pidiendo lo mismo: igualdad.

 

En la marcha el aliento era muy concreto. “Las pibas te creemos, estamos con vos, no te dejes pisotear.” ¿Cómo te llegó?

-Fui una más y fui todas. Lo que me paso a mí era de todas y lo que le pasa a todas, ahora, es mío. Es una lucha que la voy a llevar con mucha responsabilidad. En la marcha tomé conciencia de muchas frases. En la acción está la realidad. Este abrazo, esta empatía significa “Nos tenemos”. Muchas no pueden irse de su trabajo por no tener plata y eso a mí me da dolor en el alma. Nadie merece estar ni cinco minutos en un lugar que le hace mal. Y lo que me gustó de la marcha es que vi todas las generaciones. Y muchas jóvenes con otra actitud, otra cabeza, muy seguras de sus cuerpos y mucha actitud. Van a dominar el mundo.

 

Hay una diferencia entre la idea de fan pasiva y pedir sacarse una foto como parte de un protagonismo colectivo. ¿Qué implica para vos alzar la voz como mensaje para las chicas menores de 20 años?

–Es mucho el miedo, pero es más fuerte el amor propio y la integridad. Creo que a las chicas les llegó verme fuerte y verme bajón, y que el miedo no me va a limitar en nada. Eso vi en la marcha: muchas chicas con mucha personalidad. Era una multitud con personalidad, no sumisas. Todas decimos “Acá se nos va a escuchar” y llenas de purpurina y color.

 

Entrevista completa en Suplemento Las 12 del diario Página 12.