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Perú recibe una cumbre deslucida en una región golpeada por crisis

En una región con turbulencias por crisis políticas y sociales, la VIII Cumbre de las Américas empieza hoy en Lima marcada por la ausencia de los dos pesos pesados del continente, Donald Trump y Nicolás Maduro. Será la primera vez que un presidente norteamericano no comparezca ante sus pares latinoamericanos, una marcha atrás de última hora que en la capital peruana se siente como un nuevo desaire de la administración republicana..



Menos impacto mundial y menos expectativas, pero mayor interés general por llegar a un acuerdo. Más aburrimiento y también más tranquilidad para un anfitrión -Perú- empeñado en que su organización sea recordada tan modélica como el empeño que manifiestan responsables, trabajadores, voluntarios y los mismos limeños.

"Debemos hacer el esfuerzo para que todas las opiniones estén resumidas en un documento", adelantó el presidente peruano, Martín Vizcarra, en la entrevista con CNN, durante la cual dijo que "las líneas maestras están bien avanzadas".

Hay una tercera ausencia: el expresidente peruano Pedro Pablo Kuczynski, que renunció antes de ser cesado acusado de corrupción. Toda un paradoja para la cumbre que tiene el lema "Gobernabilidad democrática frente a la corrupción", que se celebra con un país desasosegado por los escándalos que rodean a sus políticos.

Porque no solo Kuczynski quedó atrapado por las sombras. El expresidente Ollanta Humala y su mujer, Nadine Heredia, permanecen desde hace casi nueve meses en prisión preventiva acusados de recibir dinero de Odebrecht para su campaña electoral. Y no son los únicos: todos los expresidentes de Perú están presos, perseguidos o investigados.

Para reforzar aún más la gigantesca ironía, Brasil concurre al foro panamericano días después del encarcelamiento del expresidente Luiz Inacio Lula da Silva, también por corrupción. Y la delegación venezolana llega sin su líder, vetado por el anfitrión, pero dispuesta a echar en cara a todos los demás esos escándalos, cuando su presidente quiere ser juzgado por el Tribunal Supremo en el exilio, a instancias de la exfiscal rebelde Luisa Ortega, tras entregar cientos de millones a Odebrecht y recibir al menos 43 para las campañas presidenciales.

Como si buena parte de los participantes en la cumbre acudieran ya disminuidos por el mismo mal que aquejaba al protagonista de La amigdalitis de Tarzán, una de las grandes novelas del escritor peruano Alfredo Bryce Echenique antes de las acusaciones de plagio.