La Selección se juega hoy su última chance de meterse en los octavos de final. Para aprovechar la puerta que abrió el triunfo 2-0 de Nigeria sobre Islandia el viernes pasado, Argentina deberá superar al conjunto africano y esperar que Islandia empate o pierda ante Croacia, líder del Grupo C y ya clasificada por sus dos triunfos consecutivos en las dos primeras fechas. Si Islandia gana, Argentina estará obligada a vencer por un marcador más abultado, ya que la clasificación se definirá por la diferencia de gol, y en ese aspecto Islandia arranca con ventaja, ya que tiene -2, contra -3 del conjunto que dirige Jorge Sampaoli.  

Para obtener el resultado que precisa, la Selección deberá levantar el  flojo nivel que la puso en esta inesperada situación. La primera mejoría deberá darse en el plano anímico. Después de la dura caída ante Croacia en Nizhny Nóvgorod, el plantel fue ganado por el desánimo y estalló una crisis con cuestionamientos cruzados entre el técnico y los jugadores que se subsanó, al menos por ahora, con el compromiso de dejarlo todo para intentar aprovechar el último tren que espera en San Petersburgo para ir a los octavos de final.

En la segunda ciudad más poblada de Rusia –cinco millones de habitantes–,  la Selección deberá  también cambiar su pálida imagen futbolística. Más allá de no haber logrado aceitar un funcionamiento colectivo y de algunos experimentos tácticos que no arrojaron los dividendos esperados –como la línea de tres ante Croacia–, Argentina cuenta con individualidades que si rinden en la dimensión en que lo hacen en sus clubes pueden marcar la diferencia. Obviamente que la figura imprescindible que esta Selección necesita que recupere su fulgor es Lionel Messi. Sin el crack rosarino, al equipo le cuesta producir el desequilibrio ofensivo. 

Después de que el arquero Halldorsson le contuviera el penal que podría haberle dado la ventaja y tal vez el triunfo a Argentina en el debut ante Islandia, la Pulga dijo públicamente sentirse responsable de que aquel partido haya finalizado en igualdad y no en victoria. Lio llegó con esa carga a Nizhni y aporto muy poco. Como lo hicieron los islandeses, los croatas le opusieron una marca escalonada para impedir que Messi encontrara los espacios para combinar en paredes, sacar sus remates o iniciar esos sprints que atemorizan por su facilidad para superar rivales  lanzado en velocidad. Encima, en todo este tiempo, Sampaoli no halló el socio para la figura del Barcelona, a la manera en que Enzo Pérez lo fue en Quito, cuando la Selección venció 3-1 a Ecuador y aseguró su presencia en el Mundial.

Los vaivenes en la formación titular es otro de los aspectos que conspira contra la regularidad que se le pide a la Selección. Hay que reconocer que en el ADN de Sampaoli estuvo siempre cambiar según el rival de turno. Pero esta receta que puede ser fructífera cuando se cuenta con mucho tiempo para trabajar, no parece la adecuada en una selección donde, como una excepción hecha precisamente por el Mundial, se dispone de sólo un mes de prácticas para ir a la conquista del trofeo más deseado a nivel mundial. Por eso suena convincente que para el partido de hoy se haya consensuado implementar el esquema en el que los jugadores se sientan más cómodos. Argentina se juega una parada demasiado importante como para que los que salgan a pelearla estén inseguros antes de arrancar el partido.  También habrá en el equipo una importante cuota de experiencia, como para soportar la presión que siempre acarrea la obligación de ganar.

Nigeria es un rival de cuidado, que preocupa más por la actualidad propia de la Selección que por sus virtudes. Las Aguilas Verdes tienen poderío ofensivo, desequilibran a base de velocidad y cuentan con individualidades de cuidado, entre ellos Victor Moses, Obi Mikel y Ahmed Musa. A eso contraponen un desorden defensivo que abre espacios a los arrestos ofensivos rivales.  Sera cuestión entonces de que la Selección gane la posesión de la pelota, para imponer el ritmo, y encuentre las grietas en la última línea nigeriana para provocar las situaciones de gol. El triunfo es la única chance de evitar el fracaso de quedar eliminados en la primera ronda, algo que la Selección no vive desde el Mundial bipartito de Corea-Japón 2002, cuando el empate 1-1 ante Suecia hizo que la Argentina que dirigía Marcelo Bielsa debiera volver temprano al país. Fuente: Página 12