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"Es difícil ser docente porque el contexto familiar y social ha cambiado mucho hoy"

Ilda Rosa Arias es vicedirectora de la escuela Telechea Nº 244. Hace 24 años que trabaja, pero en sus 33 años de servicio recorrió diversas instituciones del interior y de Capital formando estudiantes. Está próxima a jubilarse y de a poco se despide de sus compañeros y de sus niños..



En el intento por reconocer la labor docente y con motivo de celebrarse hoy el Día del Maestro, Medios El Independiente entrevistó a la directora para conocer sus inicios en la profesión y la experiencia adquirida con el paso de los años. Unos 33 años de vocación y amor por la educación separán a Ilda Rosa Arias de los trámites de jubilación. Fueron 33 años de caminar por los pasillos de muchas escuelas, de ver pasar niños que hoy son padres y que llevan a sus hijos a la misma escuela en donde aún hoy son recibidos por ella.

Quien circule por la calle Vélez Sársfield en donde se encuentra la escuela Telechea verá a Rosa de pie frente a la puerta de ingreso a la institución y a la salida será la última en retirarse. Es casi ya un ritual de sus años dedicada a la docencia, pero lo cierto es que esta maestra no se despide de la escuela hasta que se retire el último niño.

“Yo no me voy hasta que no se vaya el último niño, por ahí pienso que el papá y la mamá se le habrá pinchado la moto o tuvo algún problema en el auto o en el trabajo, y con las cosas que pasan hoy, cómo voy a dejar a un niño esperando, si le pasa algo sería mi responsabilidad. Yo pienso que los padres se demoran porque pasó algo, los padres nunca se olvidan de sus hijos”, agregó la maestra.

Asimismo Rosa expresó que “siempre trato de estar donde se me necesita pero desde el anonimato, siempre detrás del escritorio en el aula, ahí es donde debo estar y donde me van a encontrar”.

“Soy oriunda de Milagro, departamento General Ocampo, allí nos decidimos con un grupo de compañeras del secundario, nos preguntamos dónde vamos a estudiar y las opciones eran ir a  Cruz del Eje u Olta por lo que decidimos irnos a Cruz del Eje  provincia de Córdoba, pero la carrera la terminé en Olta”, relató la docente.

En tanto recordó que “en el año 1984 me recibí. La primera adonde fui a trabajar fue en mi escuela primaria Nº 15  “Provincia de San Luis” en Milagro, después trabajé en Comandante Leal que quedaba cerca de los límites con Córdoba, más tarde fui a la escuela de Catuna Nº 13 y luego de unos años me vine a La Rioja”.

En el año 1987 la capital riojana recibió a esta destacada docente para formar sus niños en una época en la que la educación y la escuela eran una institución muy valiosa. “Acá estuve en varias escuelas, en la Avellaneda, Islas Malvinas, Castro Barros y hace 24 años estoy en la Escuela Telechea, hace 33 años que soy docente, y el martes último realicé con mucha emoción y angustia los trámites de jubilación”, continuó describiendo Arias.

Vocación

Al ser consultada por la vocación docente, Rosa explicó que “para ser docente sin dudas tiene que nacer de una vocación, de unas ganas de estar frente a los niños, de ser servicial, de brindarse al otro, de llegar al corazón de los niños”.

“En mi caso la primera que empezó con la docencia en mi familia fui yo, y ahora tengo sobrinos que son profesores, y que fueron buscando su camino en la docencia. Tengo tres hijas y dos de ellas están estudiando para ser docentes”, sumó la maestra.

Además reconoció que “lo más lindo de ser maestra es que no hay nada que se compare con recibir el cariño de un niño, el 31 de agosto pasado fue mi cumpleaños y me han colmado de cartitas en donde expresan su cariño, me dicen que me van a extrañar, son esas pequeñas cosas que me reconfortan. Tengo chicos que han sido mis alumnos en la Telechea y hoy me traen a sus hijos y los mismos niños me dicen, seño usted fue maestra de mi papá y esas cosas te llenan porque son recuerdos de sus padres”.

“En mi época como docente, hoy estoy como vicedirectora de la Telechea, me gustaba salir, viajar con los chicos. Y tengo los mejores recuerdos de esas aventuras, nuestros viajes eran culturales, era salir a conocer, no íbamos con la idea de ir a un boliche. Hemos viajado a Cataratas de Iguazú con un grupo de niños, también fuimos al Tren de las Nubes, hemos visitado La Casa Histórica de Tucumán, el Monumento a la Bandera en Rosario, Las Ruinas de San Ignacio, el Talampaya entre otros lugares también de nuestra Provincia” recordó.

“Son chicos que tal vez nunca más hayan vuelto a esos lugares y que tuvieron la oportunidad de conocerlos a través de esta escuela y que les quedará en su memoria para siempre. Siempre recuerdo el impacto de los alumnos cuando visitamos la Casa Histórica de Tucumán, de ver esa imagen en los libros de historia a estar ahí era muy fuerte, se les llenaron los ojos de lágrimas de saber que estaban pisando un lugar histórico” dijo.

El antes y después

Sobre la docencia en la actualidad, Arias comentó que “yo veo actualmente que los docentes sí tienen vocación pero la situación es otra, es difícil ser docente hoy porque el contexto familiar ha cambiado, nosotros antes teníamos una matrícula bastante elevada en la Telechea de 1.200 alumnos, yo tenía 47 niños en mi aula, hoy hay 860 estudiantes, antes no había lugar para moverte, pero el respeto de los niños al docente era otro, el grupo de padres era maravilloso. Uno proponía algo y estaban al lado tuyo trabajando”.

“Hoy por hoy es muy difícil lograr eso, el centro familiar es muy complicado, hay muchas separaciones en que los padres no se llevan bien y hay problemas entre ellos, hay abogados de por medio, y el niño queda en el centro y la verdad que todo no puede hacer el docente. Vemos docentes que tratan de acompañar a ese niño, pero a veces el entorno familiar es muy difícil y eso vemos que ha cambiado mucho con el tiempo” sostuvo.

En el intento de auto reconocerse con sus fortalezas, Rosa dijo que “es muy difícil reconocerme a mi misma, siempre uno espera que eso lo hagan los otros, pero lo que siempre  destacan mis compañeros colegas es que soy muy servicial. Y la verdad que yo me entrego a mis compañeros y a mis niños, les brindo lo mejor de mi, si me tengo que quedar para contener a alguien lo hago, si me piden llamar a un papá para que los venga a retirar lo hago, si tengo que llevar a un niño a su casa y si tengo que buscar a un docente porque le pasó un imprevisto también lo hago, y soy igual para todos”.

“Para mi la escuela es mi segunda casa, a veces mis hijos me reclamaban eso pero a medida que iban creciendo los traje acá para que estudien y podía pasar más tiempo con ellos, los veía en los recreos. Tengo cuatro nietos varones que vienen acá, el más chiquito se viene conmigo porque va al jardín. Soy abuela, maestra vicedirectora, compañera todo terreno” añadió.

Después de la jubilación

Esta docente con todas las letras está próxima a jubilarse por lo que expresó que “uno espera mucho este momento pero cuando llega te da una angustia. Se acerca la fecha y se que me va a costar pero uno debe hacer ese paso al costado para que vengan otros”.

Asimismo aprovechó la oportunidad para imaginarse la educación en un futuro. “Hay cosas que deben cambiar y a mi me gustaría que todos estén a gusto con su trabajo y que se encuentren económicamente muy bien, todo va a cambiar cuando una persona se encuentre bien en un lugar de trabajo. Si el docente está bien el grupo de alumnos va a estar contenido y se van a sentir bien, todo depende del docente” afirmó.

“Me gustaría más acompañamiento de los padres para con sus hijos, eso se ha perdido, mucho antes eran incondicionales y hoy vemos que eso se ha perdido un poco, y los docentes han quedado muy solos, su refugio son el pizarrón, la tiza y el escritorio. Un docente hace de maestro, psicólogo, enfermero, y creo que esta labor debería ser reconocida aún más”, puntualizó Arias.

Al finalizar, Rosa hizo extensivo un mensaje para sus colegas en el Día del Maestro. “Me gustaría que todos sigan adelante, que sigan luchando porque siempre habrá un niño para enseñarle,  que traten de seguir adelante ante cualquier adversidad, que piensen en ese niño al cual van a formar porque de ellos depende nuestro futuro”.

“A mi me da una gran satisfacción ver personas que han sido mis alumnos detrás de un mostrador, atendiendo a la gente, en alguna aula, a algún profesional, los veo en sus puestos de trabajo y es ahí donde uno recapacita que con lo poco o mucho de conocimientos que les brindó e inculcó a esa criatura hoy se están defendiendo en la vida con un trabajo digno”.

“Cuando me vaya voy a extrañar el patio y los niños jugando en él, ese bullicio que se escucha ahora. Uno reniega de esos gritos pero va ser lo que más voy a extrañar”, concluyó emocionada la maestra.