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El Gobierno empieza a dar forma al plan verano

Con una leve baja del dólar y el Presupuesto digitado por el FMI ya en el Congreso, el oficialismo busca apuntalar su plan de cara a 2019..



El dólar anotó la segunda baja consecutiva exclusivamente por la venta de privados, sin participación del Banco Central, con un Merval que anotó la séptima suba consecutiva con recuperación de acciones de hasta 15% tanto en Buenos Aires como en Wall Street. El resumen financiero puede marcar el inicio de un "veranito" con mayor tranquilidad cambiaria y una reducción del riesgo país que lo aleje de la zona de default (pero aún muy por encima de la media regional) a partir de las nuevas versiones de los términos del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que ampliaría hasta 40% el crédito que ya aprobó con la venia del Tesoro de Estados Unidos que se encuentra, "profundamente involucrado" en las negociaciones.

Este veranito que debería facilitar la aprobación en el Congreso del Presupuesto 2019 es el que la administración de Mauricio Macri quiere extender a todo el próximo año en esa especie de convertibilidad móvil cuya existencia reveló el director del Consejo Nacional Económico de EE.UU. Larry Kudlow.

Según el texto del Presupuesto presentado al Congreso, este año el dólar terminará en $38 por unidad y a fin del próximo año llegará a 40,10, lo que implica una apreciación de 5,5% frente a una inflación proyectada de 23%. En un año electoral, la apreciación del peso a medida que se acerquen las elecciones generará una sensación de riqueza con la que se espera revertir el malhumor social a partir del proceso inflacionario con el que cierra el año y la fuerte recesión que se extenderá hasta mitad de 2019.

El plan político está sustentado exclusivamente en la estabilidad financiera, para lo que será necesario contar no solo con un crédito extra del Fondo Monetario Internacional (se calcula un extra de u$s20.000 millones a los 50.000 millones ya otorgados) sino también con el apoyo explícito del Tesoro, más allá del compromiso político de la oposición para la aprobación del Presupuesto.

La estabilidad financiera no implica una mejora en las condiciones económicas ni mucho menos en la situación social. Argentina pasó por períodos de estabilidad financiera a partir del creciente endeudamiento, como lo fue la “plata dulce” de la dictadura militar o la convertibilidad de la década del '90. Toda la sensación de riqueza, expresada en turismo de argentinos por el mundo e importaciones de bienes de consumo suntuarios, fue paralela a la destrucción del aparato productivo, el aumento constante de la desocupación y la concentración de la riqueza.

Hay indicios claros de que el proceso está en marcha, como la cifra de desocupación que informó este jueves el Indec y que muestran a cuatro millones de argentinos con problemas laborales, unas trescientas mil más que hace un año. La desocupación funciona en el sistema económico neoliberal que aplica el Gobierno como disciplinador de los sindicatos y los reclamos laborales.

El paro de la CGT convocado para el próximo martes es el inicio de un plan de lucha, pero no está claro hacia dónde se dirige. Los procesos como la “plata dulce” y la convertibilidad contaron con el apoyo de sectores importantes de la CGT, que comenzaron con la fractura de la central sindical y la marginación de los sectores combativos, similar a lo que está ocurriendo en la actualidad.

También se expresa en la desarticulación del Estado y en la liquidación de los sistemas de protección social. El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, confirmó en la Cámara de Diputados que el próximo año usarán el Fondo de Garantía de Sustentabilidad (FGS) para pagar las jubilaciones corrientes. Hay una deliberada intención de liquidar ese ahorro para desfinanciar el sistema previsional y abrir la puerta al regreso de las AFJP, todo el manual del FMI aplicado capítulo a capítulo.

El plan de estabilidad del Gobierno tiene una luz amarilla todavía encendida. Si el Presupuesto no pasa por el Congreso empezarán a enturbiarse los mercados y complicando el acceso a financiamiento. Y si la administración de Macri cede a pedidos de fondos de las provincias empezará a ponerse en duda que se cumpla el brutal ajuste fiscal.

El plan está echado a correr, pero todavía falta saber si tendrá éxito y en qué medida. Lo contradictorio, el éxito del plan es perjudicial para el conjunto de la sociedad argentina.

Fuente: minutouno.com