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Orgullo de ser canillita

Este miércoles se conmemora el Día del Canillita, es por ello que Medios El Independiente buscó homenajear a todos sus vendedores a través de dos historias de vida dignas de destacar.



Cada  7 de noviembre se celebra el Día del Canillita, en honor a los repartidores de diarios y revistas. La fecha se eligió en conmemoración a la muerte del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, quien creó el término “Canillita” para nombrar al protagonista de una de sus historias.

Por la avenida Gobernador  Gordillo y 8 de Diciembre se encuentra el puesto del matrimonio de Ana María Arias y Pedro Nicolás González, que además del amor por su familia, los une el amor por vender diarios.

Su espacio es en una esquina sobre avenida Gordillo, el lugar está representado por una mesita de hierro y sillas blancas de plástico,  sobre ella se encuentran los diarios, y una radio con la que se escuchan las primeras noticias de la mañana en algún dial preferido por el matrimonio. Pedro lleva una gorra de color azul para darle frente al sol mientras que Ana busca la sombra de algún árbol vecino, para que le ayude a dar batalla a las altas temperaturas riojanas.

Todos los días a las 7 de la mañana, Pedro prepara sus diarios para recibir a los clientes a primera hora, siempre tiene a su lado a su compañera quien lo ayuda a pasar la mañana y atender al público. La timidez se apodera de una mujer que muestra cansancio pero además fortalezas para continuar. Mientras tanto Pedro describe a su mujer como una compañera guapa. “Ella es muy tímida pero sumamente guapa, ella me acompaña siempre que puede y está acá a mi lado”.

Cabe destacar que si bien el trabajo oficial de Pedro es vender diarios, durante el tiempo fue agregando otros rubros a su negocio como lo es la venta de quiniela y números de la suerte. Del mismo modo, se pudo observar que la mayoría de los puestos de canillitas fueron extendiendo sus ventas, algunos venden ropa, café, además de los diarios y revistas.

“Hace 35 años que vendo diarios, toda una vida y, la verdad, he vivido tantas cosas lindas en este lugar, este trabajo me ha llevado a criar a mis hijos y mis nietos”, indicó Pedro.

También afirmó que “para mí lo más lindo de este oficio es poder relacionarse con los clientes, que después uno se termina haciendo amigos. Hace muchos años que estoy acá, hay clientes que ya son grandes, otros ya fallecieron pero vienen sus hijos a buscar los diarios, y vemos pasar las generaciones”.

“Acá estamos con mi mujer, mis hijos algunas veces nos vienen ayudar, aunque ellos ya tienen sus trabajos. A las 7 de la mañana ya estamos acá hasta las 13, vendemos el diario y la quiniela. Muchas veces uno viene a este lugar pensando en sus situaciones personales, en los problemas que tenemos todos, de que no te alcanza, pero durante la mañana siempre aparece alguien que te cambia la cara con una sonrisa, que te hacen reír y olvidar aunque sea por un minuto la pena que algunas veces uno tiene. Acá venimos a trabajar dignamente y estoy orgulloso de haber podido educar y criar a mis hijos siendo canillita”, señaló el vendedor.

Sobre la venta, el canillita sostuvo que “la venta de diarios ha bajado un poco como en todas las cosas, el día que más vendemos es el domingo. Además vendo el Telebingo, Telekino y la quiniela para mantenerme”.

Asimismo relató que “durante la semana de lluvia, colocamos una sombrilla en la mesita y la pasamos acá bajo la lluvia, el canillita pasa el calor, el frío y está intacto extendiendo su mano para vender un diario. Es un trabajo agotador, duro pero uno recibe mucho el  apoyo por parte de sus clientes y eso nos llena el alma”.

Al finalizar, Pedro hizo extensivo sus saludos a sus colegas, “les deseo muchas felicidades y que siempre intenten salir adelante, la situación está difícil pero hay que seguir”, manifestó González.

Vender y relacionarse con la gente

En otro punto de la ciudad,  Ludmila Pacheco tiene su puesto de venta de diarios en la peatonal Buenos Aires. Además del diario, vende café con leche y raspaditas, es decir que es un lugar característicos en donde los clientes estacionan para comprar el desayuno y leer este matutino.

“Este lugar era de mi abuelo, Juan Carlos Vega que luego de su fallecimiento quedó para mi tía, yo la ayudo a ella. Por años mi abuelo vendió diarios y falleció siendo canillita. Lo más lindo es que sus clientes vienen y siempre lo recuerdan con mucha alegría” sumó la joven vendedora.

También dijo que “hace dos años que me dedico a vender diarios, y me gusta mucho, tengo los clientes de siempre. Vendo café y también la quiniela, para ayudar un poco más la venta, la verdad es que está muy difícil todo, es por eso que fuimos sumando otros ingresos”.

“Toda la vida mi abuelo trabajó de canillita, él era de acá y tenía sus clientes y hasta el día de hoy me siguen preguntando por él. Mi mensaje para todos los canillitas es que sigan adelante, es lindo vender y relacionarse con la gente que viene todos los días y compartir un café o una lectura de alguna noticia”, concluyó Pacheco.