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Los últimos días del Chacho Peñaloza

En el Fondo Anselmo Rojo en el Archivo general de la Nación, jefe de las fuerzas mitristas en el noroeste en los años de la represión al Chacho, figura una interesante serie de cartas referidas a la actitud represiva y cruel de los que de cerca o de lejos, seguían con preocupación y crispación las acciones del caudillo. Pensar que su cruel y desgraciado final podría haber sido diferente sería desconocer la despiadada actitud de todos aquellos que lo enfrentaban.



Y EL CHACHO ENCERRADO EN UN CORRAL

Guillermo Rawson  sobrino de Rojo, y que será ministro del  Interior de Mitre, le dirige carta  el 27 de mayo de l863 desde Buenos Aires, en la que le dice: “Esperamos  de un momento a otro saber que La Rioja  está cubierta de soldados liberales y el Chacho  encerrado en un corral, pues así  parece prometerlo el gran movimiento concéntrico que está operándose  hace más de un mes”.Y dirá más adelante: “Supongo que Usted estará  en correspondencia activa con el general Paunero, el cual se ha adelantado hasta el Fraile Muerto (Bell Ville) con instrucciones para dar armonía y sistemar las operaciones militares  en cuanto sea posible.

Por mi parte lo único que me inspira confianza en medio de todo  aquel barullo es la presencia de V que sabrá poner orden  en el caos y utilizar  con eficacia los elementos puestos en sus manos.

Hasta el 7 de corriente el grande ejército de San Juan estaba todavía organizándose y solo el coronel Sandes con una linda división había vuelto a entrar en campaña por la frontera de San Luis y La Rioja”.

Y es que el autor de la carta que comentamos hace referencia como al pasar a los tiempos más crueles que padecerá La Rioja ,principalmente luego de la batalla de Las Playas (Córdoba, 24 de junio de l863) cuando penetren a los Llanos los coroneles de Mitre, asesinando, quemando y depredando  como nunca antes se había visto en el país.

SE COMIENZA A CERRAR EL CORRAL

Tras la sangrienta derrota de Las Playas, Peñaloza se refugia en los Llanos, tal como lo señala una carta fechada en La Rioja de octubre 27 del 63, firmada por el siempre acomodaticio y alcahuete, el seis veces gobernador riojano Manuel Vicente Bustos, dirigida a Anselmo Rojo, en la que expresa: “Cumple con el deber el infrascripto de dirigir á V.S. la presente nota  para poner en su conocimiento  que acaba de llegar a esta capital Don Guillermo Jameson, médico que marchó para los Departamentos de los  Llanos con la división del Coronel Arredondo y que por haberse enfermado, se separó  de dicha división hacen hoy ocho días, habiendo permanecido 

En el lugar de Tama  cinco días. Este sujeto ha transmitido al infrascripto las noticias siguientes, que a su juicio merecen fe, y que no dejan de ser alarmantes por el carácter grave que contienen.

El 21 del corriente marchó el caudillo Peñaloza del lugar de Atiles con dirección  á la Provincia de San Juan con una fuerza de opchocientos hombres, y se creía que su objeto  era invadir á aquella Provincia.”.

Lo que cuenta Bustos es realmente importante pues las crónicas conocidas  no aclaraban por qué razones Peñaloza había dejado la cierta seguridad que le brindaban los Llanos para marchar a San Juan, provincia colmada de enemigos. La misiva que comentamos  trae una explicación bastante consecuente y razonable, respecto a las razones que tuvo en cuenta el Chacho para hacer lo que hizo, marchando hacia su trágico destino.

“Que el mismo Señor Jameson –continúa diciendo Bustos– le habían asegurado dos individuos del Departamento de los Llanos, en su regreso á esta ciudad que una comisión compuesta de dos sujetos sanjuaninos habían venido á tener una entrevista con Peñaloza  é invitado a que se marchara sobre la Provincia de San Juan, y que ellos le ofrecían entregar aquella ciudad”.

Y como si eso fuera poco el por entonces gobernador interino de La Rioja, finalizaba su informe, diciendo: “Asi mismo asegura el señor Jameson, que don Pio Achaval, pasó por la Costa Baja de los Llanos con una partida de treinta hombres, buscando la incorporación de Peñaloza y por último los departamentos de los Llanos estaban regidos  por los comandantes militares  que el Chacho había nombrado en ellos”.

Aunque sobre esta actitud servicial de Bustos y en los días previos a los sangrientos episodios del l0 de noviembre del 63 en Loma Blanca, tenemos dos cartas más del riojano mitrista, que antes fuera urquicista, rosista ,etc.,etc.,

LA MANERA HORRIBLE COMO HA SIDO DESPEDAZADA LA MONTONERA

Fechada en San Juan el 1º de noviembre, Valentin Videla, ministro de Gobierno, le escribe al coronel José Miguel Arredondo, donde le cuenta la última acción bélica de Peñaloza.

Veamos lo que le dice: “Por encargo de S.E. el Señor Gobernador, que actualmente se halla fuera de la población (se trata de Sarmiento) me dirijo á V.E. remitiéndole “El Zonda” nº 250 y el Boletín del 3l, por los que se impondrá del arribo inesperado de Peñaloza  y sus vándalos en número de 800 hombres próximamente al Departamento de Caucete, que han ocupado á  favor  de la sorpresa en la mañana del 30 del ppdo, y de haber sido desalojados en la tarde del mismo día  por la valiente División que formaban  la compañía del 6 de línea del capitán Mendez y la caballería del sargento mayor  D.Pablo Yrrazabal, que por una  serie de incidentes casuales no había aun salido de la Punta del Monte; habiendo mandado este Gefe la carga que ha dado tan brillante  resultado. No obstante la prontitud con que ha caído el mayor Yrrazabal sobre la montonera y de la manera horrible como ha sido despedazada, no se ha podido evitar  que las que han fugado con anticipación  montadas en excelentes caballos se llebasen  alguna caballada, y que con cuyo auxilio no solo puedan salvar la atravecia, sino  también que intenten dar á V.S. alguna sorpresa; pues todo debe temerse de los inesperados movimientos de estos vandidos.

Es por esto que S.E. ha creído oportuno prevenir á V.S. esa circunstancia; como también la de ser efectivo que Peñaloza ha estado a la cabeza de la montonera  derrotada en Caucete, sin embargo  que el “Boletín” y demás datos no lo aseguran  de una manera cierta.

A la fecha y desde ayer el Departamento de Caucete  esta ya ocupado  por mucha fuerza, habiendo sido perseguida la montonera hasta mas allá de las Peñas por la caballería, no habiendo por lo tanto riesgo alguno.”. Y dirá, finalmente: “Prevengo tambien á V.S. que S.E.(Sarmiento) no ha recibido ninguna noticia ni comunicación, después de una copia de la nota de V.S. dirigida desde Paganzo á Patquia al subdelegado de la Villa de Jachal, pidiendo al Mayor Vera, y por lo tanto no sabemos  absolutamente nada  de su situación.

Ni de sus movimientos posteriores”. Se refería, sin duda, al mayor Ricardo Vera que días después sería ante quien se rindiera Peñaloza, pensando quizás que caberlo ante su compadre y amigo, sería una garantía de preservar su vida. Pero la verdad que estaba rodeado de verdaderos chacales.

TAN TREMENDA LECCIÓN DE ESCARMIENTO

Peñaloza, quizás, no hubiera marchado a San Juan, buscando sin duda escarmentar a su archienemigo Sarmiento, sino hubiera recibido la mencionada comisión de sanjuaninos que le manifestara la posibilidad cierta de tomar San Juan sin mayores problemas. Esta invitación habría sido, entonces, la razón fundamental de su desgraciada y desafortunada marcha.

Nuestro conocido alcahuete, el gobernador riojano Manuel Vicente Bustos dirige al general Anselmo Rojo el 8 de noviembre carta en la que expresa: “Me apresuro en transmitir al conocimiento de Vd. las últimas noticias, que dos individuos pertenecientes a la división del bandido Peñaloza, que acaban de llegar a esta ciudad a los dies dias de haberse marchado de Los Llanos.

Como tube el honor de anunciar a Vd. en nota anterior, el caudillo de Los Llanos se había dirijido a la Provincia de San Juan, con el depravado intento de convulsionarla y destruir hasta su Capital invitado según se asegura, por malos ciudadanos de esa misma ciudad”:

Notamos en esta nota la rabia e inquina del informante riojano hacia el accionar de Peñaloza al hablar con toda irresponsabilidad de las posibles acciones depredatorias del caudillo que habría marchado a tomar la ciudad de San Juan no solo para convulsionarla sino para destruirla por lo cual se justificaría cualquier extremo que eliminara a tal mostruo. ¡En fin que todo era válido a la hora de justificar tanta infamia!

“El funesto caudillo –seguía diciendo Bustos– consiguió arribar hasta el lugar denominado Caucete, departamento de dicha provincia, y cuando se esperaba una conflagración general en este territorio y los funestos resultados ocacionados en ese territorio por el bandalaje; una división Livertadora compuesta de las dos armas que se internaba por la via de San Juan a ocupar los departamentos de Los Llanos, se afrentó a las hordas del caudillo poniéndolas inmediatamente en completa derrota y dejando en el campo alguna caballada, elemento el más importante en la presente cruzada, contra las montoneras, y un crecido número de muertos en el campo de batalla”. Notemos que en la consideración del sempiterno gobernador riojano era más lamentable la pérdida de las caballadas “elemento el más importante en la presente cruzada”, que no los muchos muertos de paisanos sacrificados en esa guerra a todas luces injusta y arbitraria. Pero esos eran los valores que jugaban.

“El caudillo Peñaloza después de recibir tan tremenda lección de escarmiento, se regresaba a los departamentos de Los Llanos con una pequeña fuerza, después de haber sido dispersada su fuerte columna de bandoleros compuesta de mil y tantos hombres y al campar los grupos dispersos de Caucete, en el Bajo del Gigante, fue nuevamente atacado y deshecho por la división del coronel Arredondo.

Este gobierno no ha recibido aún parte oficial de los hechos relacionados, pero sabe por distintos conductos, que el Chacho se ha internado otra vez a  Los Llanos en donde es provable que reorganice las montoneras para perturbar el orden y tranquilidad de esta y otras provincias”. Y dirá finalmente: “El mismo soldado que pertenecía al Chacho y que se encontró en los combates a que se refiere, es el conductor de la presente nota V.S puede tomar de este los informes y demás datos que juzgue necesarios para los fines que crea conveniente”.

Pensando sobre todos estos acontecimientos se nos ocurre pensar que el Chacho no sacó todo el partido que podía de su extraordinaria habilidad para esconderse, hacerse humo y desaparecer en sus amados Llanos, obrando en sentido equivocado al enfrentar en batallas campales y tradicionales a enemigos mañosos y arteros.

EL ELEMENTO DESTRUCTOR DE LA BARBARIE

Y como la cuestión era para Bustos hacer buenas migas con el mandamás liberal de la zona, nada mejor habrá pensado que seguirle informando día a día los aconteceres y andares del temido Peñaloza que, según sus numerosos informantes, ya andaba de regreso por sus pagos llanistos. Y es bueno notar que Don Ángel Vicente no solamente andaba rodeado de sanguinarios chacales sino de silenciosos y meticulosos soplones que informaban al detalle lo que hacía y andaba el caudillo.

Y así Bustos el 9 de noviembre le enviaba otra carta a Rojo, señalándole: “el espléndido triunfo obtenido por las fuerza livertadoras sobre el bandalaje, en el lugar denominado Caucete provincia de San Juan lo que el infrascripto se apresura comunicar a Vd.”.

Información exactamente igual a la enviada a Arredondo por los sanjuaninos. Y se nos ocurre pensar que tanta diligencia era motivada, más que nada, por la necesidad que tenían todos los adversarios del Chacho de saber a pie juntillas dónde se había metido el escurridizo caudillo. Lo que les daría, sin duda, la suficiente tranquilidad de saber que no aparecería de pronto en lugares que nadie sospecharía podría hacerlo. Y es que algo que siempre tuvo a mal traer a sus rivales fue la extraordinaria movilidad de Peñaloza y sus montoneras, verdaderas sombras que atacaban y se esfumaban en la quietud de los inmensos llanos riojanos.

Y al finalizar su adulona misiva el gobernador riojano, decía: “Asi mismo se adjuntan, para mejor inteligencia de V.S el boletín oficial y el número 250 del Zonda en el que se registra el parte detallado de este hecho glorioso de las armas de la ley, obtenido contra el elemento destructor de la barbarie, simbolizando con la presencia del funesto caudillo Peñaloza en el territorio de esta provincia”.

EL CAGAZO DE SARMIENTO

El 12 de noviembre Peñaloza era vilmente asesinado en Loma Blanca y su cabeza colocada al extremo de un poste (no una pica como reiteradamente se dice) para que todos se enteraran de su desagraciado final. Pero hay algo que siempre nos impactó. Y es que Sarmiento nunca esperó ni supuso que el día menos pensado Peñaloza con un millar de gauchos se le apareciera de sorpresa a pocos kilómetros de San Juan. Ese tremendo susto, se nos ocurre pensar, motivó sus desmedidos comentarios al conocer al brutal final del Chacho. “He aplaudido al medida, precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se abrían aquietado en seis meses. Murió en guerra de policía”, ésta es la ley y la forma tradicional de la ejecución del salteador.

Así terminó de mala manera la vida del más noble y humano caudillo argentino.

REFERENCIAS

Las cartas transcriptas forman parte del grueso fondo Anselmo Rojo, existente en el Archivo General de la Nación.