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En el Día de la Música: una historia de superación y aprendizaje

Hoy se celebra el Día de la Música en honor a Santa Cecilia, patrona de todos los músicos. Medios El Independiente refleja en ese marco una historia de superación digna de ser contada entre un profesor de música y su alumno..



El siguiente testimonio narra la experiencia del profesor de Música, Víctor Barrera quien se comprometió a enseñar y cumplir el sueño de Joaquín, quien padece autismo leve y dislexia, de aprender a tocar el saxo.

La escuela ha sido testigo de historias de aprendizaje, motivación y crecimiento. Esta hermosa historia recobra importancia no sólo por la profesión de parte de quienes la ejercen sino por la superación de un alumno por querer aprender a pesar de su condición.

En este sentido, Víctor Barrera explicó que “llevo adelante esta actividad como docente hace 28 años. En la actualidad trabajo como profesor instrumentista del Coro Provincial de niños Corallius y en la Orquesta Maestro Montivero”.

Asimismo resaltó que “dentro de la orquesta me desenvuelvo como profesor de saxo y músico en la orquesta Creciendo que es de niños. En estas instituciones aceptamos alumnos a partir de los seis años, a los ocho los estudiantes hacen una etapa de taller y aprenden a tocar la flauta, cantar, acompañarse con instrumentos y van viendo los pasos de la música, en donde deben elegir un instrumento para empezar su formación”.

“Entre los instrumentos hay una gran variedad para elegir entre violín, saxo, trompeta, bajo, guitarra, entre otros. Una vez que se inician empiezan a formar parte de la orquesta, y eso depende del progreso y nivel en el cual están. Si bien nuestra orquesta no tiene chicos con otras capacidades nos tocó este año trabajar con Joaquín quien padece autismo leve y dislexia. En el caso de Juancito tiene problemas motrices pero eligió percusión”, sumó el maestro.

Entre los que aún creen que vale la pena soñar, está el relato de este profesor egresado de la Polivalente de Arte, que hace 28 años camina por los pasillos de las escuelas llevando música, transmitiendo sonidos, lo cual no deja de ser una historia inspiradora para las nuevas generaciones y para aquellos docentes que tienen la vocación por enseñar y aprender junto a sus alumnos.

El amor por el saxo

Al ser consultado por su experiencia de trabajo con Joaquín, de nueve años, Víctor indicó que “empecé a trabajar con él porque eligió aprender a tocar este instrumento. Nadie sabe cómo definió que quería aprender a tocar saxo. Cuando le muestro el instrumento con el cual empezaría al principio no le gustó, porque no es el tradicional, el que vemos habitualmente se lo llama Pipa, y este es un saxo recto soprano. Yo le sugiero ese instrumento por su estatura, además el otro es más pesado”, afirmó el profesor.

“Primero no le gustó la forma del instrumento, pero lo impactó el color dorado. Hasta ese momento yo no sabía la patología que tenía este alumno y la verdad que haciendo después un análisis nos damos cuenta que los docentes no estamos preparados para afrontar estas situaciones, yo lo traté siempre como al resto de sus compañeros sin saber que él necesitaba otro tipo de ayuda” comentó el docente.

Además, manifestó que “las chicas, sus compañeras avanzaban más rápido que Joaquín, en su momento pensé que era por la edad pero cuando hablo con la mamá me comenta lo que padecía su hijo. A medida que iban pasando las clases hice el intento de integrarlo a la orquesta y él solo me dijo que no podía, no llevaba el ritmo del director, se confundía con los dedos, no se sentía guiado”.

Continuando con la experiencia, el maestro indicó que “doy clases con todos los alumnos juntos, no se dictan clases particulares y eso le perjudicaba a Joaquín para avanzar. Después de las vacaciones de julio, la orquesta iba a tomar mis horas para ensayar con los demás estudiantes por lo que me quedé solo con Joaquín. Desde ese momento empecé a indagar y a preguntar sobre el tema del autismo, algunos profesores,  amigos que trabajan en escuelas especiales me comentaban que son chicos que suelen tener rechazo a algunos colores, a ruidos, que no se relacionan con mucha gente”, agregó.

“Entonces pensé que este niño  tenía que tocar y leer música, yo probaba escribiendo, dibujando notas, la verdad ya no sabía qué hacer. Hacíamos algunas notas hoy y al otro día ya no se acordaba y eso es la dislexia que según me explicaban es como que el niño sabe, pero no sabe a la vez”, afirmó Barrera.

“Entre varios intentos descubro que él toca una canción con tres notas, pero no se acuerda que esa música la había aprendido el año anterior en un taller, él la toca naturalmente. Eso me ayudó a hacer otras cosas como unir esa canción con otras notas y le pusimos como nombre la canción de la lluvia, con tres notas”, narró.

El color de las notas

“A medida que avanzábamos, un día viene el papá de Joaquín y me cuenta que en el Instituto al que iba para rehabilitación le enseñan música con colores, me trae un pentagrama pintado con colores. Yo quería que se enganche con la lectura y le mostraba que el Do central está partido a la mitad y le consulté a qué se parece y me contestó que se parecía a Saturno, me dio una clase de los planetas, sus formas y sus colores y entendí que él aprende de un modo diferente nada más”, continuó el docente.

“El Do era Saturno, el Re era Júpiter, Mi era la Tierra, y sol era el Sol. Empezó a leer con los colores y así trabajamos el cumpleaños feliz. Joaquín aún no sabe ordenar bien las notas, por lo que espera que le vaya marcando yo mientras va tocando solo, ya hemos logrado completar el Himno a la Alegría que en un principio no podía aprender, y lo hizo a su tiempo”, dijo el maestro.

Emocionado el profesor expresó que “hace un par de semanas Joaquín tuvo la posibilidad de participar en una muestra, y tocó por primera vez su saxo, lo cual era doblemente un desafío, no sólo era tocar una canción sino hacerlo frente a  tanto el público al cual no estaba acostumbrado. Le sugerí que invite a toda la familia y fue con tíos, abuelos, padrinos, se vio muy acompañado. Subió al escenario como si nada, con una postura afirmando todo lo que yo le decía por micrófono”.

“Lo acompañé con un xilofón chiquito porque aún no soporta el sonido de otros instrumentos, pensé en la batería pero el sonido es tan fuerte que no lo tolera, es por eso que aún no puede integrar la orquesta lo cual va ser un desafío para el próximo año”, aseguró el profesor.

Cuando la música une

“Este niño pasó de ser un simple alumno a ser todo, me controla el horario, se preocupa cuando él llega tarde, también empezó a relacionarse con los demás chicos. El proceso no fue de Joaquín sino mío porque no sabía de qué forma ayudarlo a que él aprenda. Llegué a pensar y decir pueda ser que hoy no venga Joaquín porque no sabía cómo ayudarlo, no tenía recursos, me frustraba yo primero porque como docente uno está para enseñar y ayudar a que el otro aprenda, hasta que logré hablar con las maestras del instituto y trabajamos en conjunto”.

“En mi profesión siempre pienso en los niños, era frustrante decir a los papás “tu hijo no puede”, era como decirle “tu hijo no sirve para esto” y la verdad que nosotros los docentes no estamos para eso, al contrario estamos para educar”, comentó el profesor con voz quebrada.

Durante esta aventura de unión entre el docente y su alumno, Víctor contó que “ya le informé que el próximo año tenemos que incorporarnos a la orquesta, y me dijo voy a poder soportar eso, es decir que tiene mucha voluntad, hubo un cambio muy grande en su predisposición. Es un niño muy metódico, tiene su forma de guardar el saxo, tiene un colgante que lo envuelve de tal manera que queda todo prolijo, un día limpié el saxo y le desenrosqué la correa y me llamó la atención, tiene que ir todo en su lugar”.

Emocionado y con lágrimas en sus ojos, el profe señaló que “uno ve la felicidad de este niño y te llena el alma, tuve mucho apoyo de todos mis compañeros y de su familia. Lo que uno no puede ganar en plata lo gana con la felicidad de un niño, y eso es impagable, son niños que jamás se olvidan de uno y cuando te cruzan por la calle te saludan y te agradecen”.

Al finalizar, hizo extensivo sus saludos en el Día de la Música a todos los colegas, “los invito a seguir en esta profesión, a ser mejores músicos o docentes y aferrarnos a esta hermosa carrera, que tratemos de ver y aceptar, trabajar con cualquier alumno más allá de sus complicaciones, poner más esfuerzo y ayudar, no va a ser aumento de sueldo ni les van a pagar extra, pero van a tener una satisfacción tan grande que van a amar hacer este trabajo”.