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Columna de Ana María: La plastilina, estimulación y creatividad

Jugar con este material no solo divierte y estimula la creatividad de los niños, sino que además mejora su capacidad para concentrarse, facilita sus procesos de lectoescritura, les permite fijarse metas a corto y largo plazo, y de paso los tranquiliza.



Ablandar y moldear una masa de color, luego mezclarla con otras y hacer pequeñas piezas hasta crear mundos de plastilina constituye una actividad mucho más compleja e importante de lo que se cree, pues contribuye significativamente en el desarrollo de los niños, siempre y cuando cuente con la supervisión y dirección de padres y adultos.

“Los niños nunca van a tener miedo de dañar un pedazo de plastilina, eso permite que se acerquen a este material con total confianza y libertad. Al hacerlo, pueden experimentar como quieran y arriesgarse a hacer lo que su imaginación les indique”, asegura Luz Betty Torres, artista plástica y autora del libro El mundo de la plastilina. Y es que el moldeado de plastilina involucra aspectos esenciales en el desarrollo del niño, como la capacidad de concentración, fijarse metas a corto y largo plazo, facilidad con los procesos de lectoescritura, aprender más fácilmente y tranquilizarse en momentos de mucho estrés o que les exigen estar muy alertas.

En ese sentido, María Ligia Cifuentes, psicopedagoga de la Clínica Reina Sofía, quien desarrolla actualmente el programa de psicopedagogía y terapia lúdica con niños hospitalizados, comenta: “La plastilina es un material con el que los niños tienen contacto directo e inmediato; pues el hecho de que puedan moldearlo como quieran y de forma rápida hace que se desarrolle mejor su sistema propioceptivo, que es el que permite que la información que el niño recoge a través de su cuerpo, la pueda interiorizar y expresar. Así, sus procesos de aprendizaje se facilitan posteriormente”. Sin embargo, en niños menores de 3 años, se recomienda utilizar plastilina casera, que es mucho más blanda que la comercial.

“Se prepara con harina y agua, se amasa un poco hasta que tenga una buena consistencia, para que no se les pegue en las manos, y luego se le echa un poquito de colorante comestible y unas gotas de aceite para que el niño la conozca, la manipule y se divierta, agrega Cifuentes. Trabajar con este tipo de plastilina permite que los niños de muy corta edad se familiaricen con ella, vayan mejorando su motricidad fina y los padres tengan la oportunidad de desarrollar con ellos una actividad que no solo los entretiene, sino que además permite establecer permanentemente contacto físico. Además, por tratarse de una masa blanda, pero mucho más compacta que la plastina comercial, a los niños se les dificulta partirla en pedazos pequeños y llevarla a su boca.

Beneficios

Una de las ventajas que ofrece la plastilina con los niños es que permite desarrollar la motricidad fina, pues al trabajar constantemente con las manos y los dedos, estos se ejercitan y luego, “cuando llegue el momento de iniciar los procesos de lectoescritura, los niños van a tener mayor facilidad para manejar los lápices, hacer los trazos de las letras y concentrarse”, dice la psicopedagoga.

Rafael Pinilla, artesano y colaborador del Centro Integral de Artes Teatridanza sostiene que jugar con plastilina aumenta y desarrolla la creatividad de los niños porque les da la libertad de hacer cualquier tipo de creación con un material que no es tóxico.

“Uno de los beneficios principales cuando se trabaja en grupo es que les brinda la oportunidad de socializar con otros niños, porque se ayudan mutuamente, se preguntan entre ellos cómo lograron elaborar una figura, comparten sus avances, aprenden a trabajar en grupo y tienen la posibilidad de ser escultores por momentos y de explorar sus capacidades artísticas”, explica Ligia Cortés, miembro del Centro Integral de Artes.

El artesano considera que darle al niño la oportunidad de que juegue con plastilina hace que él mismo se ponga retos a corto y largo plazo. “A ellos siempre les gusta hacer algún muñeco de moda; entonces, cuando empiezan a elaborarlo, se dan cuenta de que no es tan fácil y en esa medida, buscan opciones para moldear por pasos cada una de las piezas que va a formar la figura”.  Además, si no pueden moldear solamente con las manos, cada uno encuentra las mejores posibilidades para hacerlo.

Por esto es fundamental que los padres valoren el trabajo y el esfuerzo de sus hijos y los feliciten por sus logros, pero también es necesario que los estimulen para que cada vez hagan mejor sus creaciones. “El trabajo con plastilina requiere de mucha dedicación; eso, permite que los niños se concentren en una sola actividad. Así, mientras su imaginación crea mundos fantásticos, ellos tienen a su alcance la plastilina para materializar los pensamientos que tienen en sus mentes”, asegura Milton Roa, experto en modelado de este material y director de la academia Hecho en Plastilina.

Fuente: ABC del bebé