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La Columna de Ana María: Cómo evitar que las uñas se quiebren

Uno de los problemas más comunes de las mujeres son las uñas débiles, que se quiebran sin razón aparente y que hacen que las manos queden un poco desprolijas o descuidadas. Esto se debe a las múltiples tareas que realizan hoy en día, no sólo en la casa, sino también en el trabajo.



Hay algunos “enemigos” de las uñas que no siempre tenemos en cuenta y que pueden ser los responsables de que se quiebren o no se vean tan saludables. Estos son:

- envejecimiento

- dermatitis (como ser la psoriasis)

- predisposición genética

- frío o calor excesivo

- comerse las uñas (onicofagia)

- radiación UV

- manicuría excesiva (uñas esculpidas, cepillados, limado fuerte, etc)

- Micosis (cándida albicans es el hongo que ataca a las uñas y puede provocar a su vez enrojecimiento de la piel y caída de la uña).

Recomendaciones cuidados

Si no quieres sufrir este problema, o tienes predisposición a padecerlo, entonces, ten en cuenta los siguientes consejos:

- Lava los platos con guantes y en lo posible una vez por día nada más: el detergente y el agua caliente son muy malos para tus manos y uñas, el químico del primero y la temperatura del segundo las ablanda y las hace más vulnerables a padecer inconvenientes. Puedes poner un recipiente y llenar con agua y detergente, donde luego acumular los platos y cubiertos sucios, así, es más sencillos quitarles los restos de comida. Además, no olvides colocarte guantes de látex, pero atención, debajo de estos, unos delgados de algodón, para absorber la transpiración y cuidar las manos.

- Consume más proteínas: tanto las uñas como el cabello están formados por proteínas. Si hay déficit, entonces, es que precisas consumir más este nutriente, que se encuentra por ejemplo en la carne, las verduras de hoja y la soja.

- Ingiere ácidos grasos: son también muy importantes para mantener las uñas sanas y fuertes. Las puedes encontrar en los huevos, la leche entera, las nueces, todas las verduras, la mantequilla y como suplemento en el aceite de lino.

- Repáralas en seguida: si suelen romperse tus uñas, lo mejor es que las cortes lo más cerca del dedo y además, repararla al momento en que se parten, para que no se sigan quebrando. Puedes limarlas o colocar un apósito. Si quieres “salvarla” algunas mujeres optan por colocar una gota de pegamento y encima un pedacito de papel de la bolsa de un té. Arriba, aplica una capa de esmalte.

- Presta atención a la manicuría: no te raspes las uñas cuando se descasca el esmalte, porque hace que se debilite la capa superior. Limita el uso de quitaesmaltes, usa poco y una vez a la semana, porque de lo contrario, tu uña se reseca. Evita endurecedores o uñas artificiales, sirven para “ocultar” el problema de fondo. Cuando dejes de usarlos, volverás a tener la misma fragilidad, o peor.

- No las uses como herramientas: tus uñas no son abre latas, ni sirven para desprender etiquetas, por ejemplo. Esto hace que se debiliten mucho y que se rompan más fácilmente.

- No las sumerjas demasiado tiempo en agua: una vez por semana te puedes dar un baño de inmersión, pero tampoco es cuestión de pasar todos los días una hora con las uñas dentro del agua. Ten cuidado cuando te vas de vacaciones o en verano al usar la piscina a diario (en este último caso, el cloro no es un buen amigo de las uñas o de la piel). Fuente: www.mejorconsalud.com