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Cuando la condena social no alcanza

Mucha de la información que manejamos se conoce por los medios. Es como un arma de doble filo, si el tema es de justicia. Y se transforma en algo peligroso, porque los tiempos de la justicia son otros. Lo que la mayoría de la gente desea es lo que proyecta y luego de un tiempo se da cuenta que eso no existió. Se ven actos de robos y muertes que se repiten por TV, pero luego no se sabe cómo terminó esa situación, y la justicia por mano propia sigue en aumento..



Por Carlos Liendro

El otro tema que invadió los medios y sorprendió por sus efectos en diversos niveles fue la denuncia sobre Darthés. Los programas de espectáculos se mordían por decirlo (porque ya tenían la primicia), y recién a las 19 horas iban a anunciar una denuncia en el ‘Colectivo de actrices argentinas’. Uno de esos programas no se podía contener, se preguntaba (y dejaba al espectador una respuesta en la duda) por qué la abogada Rosenfeld renunciaba un día antes a la defensa del actor Juan Darthés. Había que recordar que un tiempo antes la actriz Calu Rivero había hecho declaraciones sobre el actor y todo eso generó una división entre quienes le creían y quienes no; en primer lugar entre los mismos actores del medio. Después fue llevada a juicio por los abogados de Darthés.

 El show de los abogados desfilando por los canales de TV ya es un clásico, y uno se sorprende a veces como determinado buffet- donde la hora de esos abogados puede costar un auto- defienden casos de personas que no tienen un peso. Sucede que son casos mediáticos, trascendentes en la prensa y eso les sirve mucho. El ejercicio, cuando se los ve aparecer por los magazines del entretenimiento de la mañana y de la tarde, es apostar de qué lado van a estar y si ‘la empatan o la ganan’ (como decíamos en el barrio), porque nunca pierden, cuanto mucho se retiran antes. La abogada que defendió al actor acusado, fue objeto de críticas ya que ella levantaba las banderas del ‘feminismo’, y esa vez se ponía del lado de un hombre acusado de abuso sexual.

Las imágenes de fotos de Darthés en el aeroparque saliendo para Brasil (hay que recordar que él es de nacionalidad brasilera, nacido en San Pablo), generó otra convulsión en las redes sociales. Desde la indignación de las denunciantes del ‘Colectivo’, hasta las especulaciones de los comentaristas en los medios (para llenar espacios) de que huyó para no volver (se supo rápido que un colectivo de actrices brasileñas también lo denunció). Lo fundamental era enterarse por uno de sus abogados (hasta ese momento) que él no tenía ningún impedimento de salir del país; que la denuncia que se hizo en un teatro de Capital,  informaba que el abuso y la violación habían ocurrido en Nicaragua. Otra vez, como en otros casos, la condena social fue inmediata, pero la justicia no. O tal vez en el entusiasmo, en el valor de todas las denunciantes, no alcanza. Así surgen preguntas como ¿por qué no hizo antes la denuncia, si eso pasó hace diez años?, desconociendo por completo el proceso interno de sufrimiento, inhibición y temor que lleva una persona abusada o violada, y que elaborar o ‘resignificar’ lleva muchos años de dolor.

Darthés mientras esperaba su embarque de avión, se sacó fotos con una admiradora, y muchas mujeres estaban de su parte (aunque otras mujeres no lo puedan entender). Esa situación permite traer las historias de cómo funciona ‘la psiquis humana’. Ya no estructurada en el ‘machismo popular’ ó en todo lo que hay de patriarcado en las culturas del país (que son diferentes en cada región). El caso del odontólogo Barreda nos sirve de ejemplo: mató a su mujer, sus hijas y su suegra. Recibía cartas de mujeres en la cárcel, y cuando pudo salir una de ellas fue la garante de su excarcelación y le dio techo para irse a vivir juntos (luego no continuaron y deambulaba por lugares del gran Buenos Aires). El Colectivo de actrices, también fue atacado por mujeres. Aquellas que opinaban por qué usaban el pañuelo verde,  y que todo era político e ideológico. Lo que no tienen en cuenta es la inconmesurabilidad del crecimiento de las mujeres, en sus derechos, en sus organizaciones, en sus nuevas luchas y reivindicaciones. Es un gran fenómeno cultural y político nacido luego de la década del 50 en el siglo XX. ‘No nos callamos más’ es una gran consigan, como la actual ‘Como nos ponemos’, que comenzó en las grandes urbes y que se va expandiendo por todas partes. Por eso salen literaturas como ‘El libro negro de las nuevas izquierdas’ (de Marquez y Laje), cuyo subtítulo es ‘Ideología de género o subversión cultural’. Allí mezcla desde la caída del Muro de Berlín hasta el poder de los grupos homosexuales y el ascenso del feminismo. Todo en la misma bolsa. Son libros que he visto como no solo recomiendan los pastores sino, como los distribuyen. El pensamiento conservador y reaccionario se pone a la defensiva. No pueden hablar de Derechos, de distribución, de igualdad. La ‘emancipación’ es algo que el posmodernismo trató de borrar de su agenda. Una condena social no alcanza, porque solo puede quedar en las redes sociales (de todo el modelo tecnológico), puede llevar a hacer ‘justicia’ por propia mano (en una turba enfurecida), y quedarse en la indignación para tranquilizar conciencias. Se necesita justicia: que las leyes estén actualizadas, que la población conozca más qué sucede sobre los abusos infantiles (en su gran mayoría, un 80%  se produce de manera intrafamiliar), que los especialistas no debatan solo su disciplina, sino de cómo esta interactúa con una justicia lenta e indiferente a los problemas sociales y de cómo influye en la comunidad.