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Los asentamientos riojanos, una realidad que interpela

El femicidio de una niña, en el asentamiento del barrio Virgen Desatanudos de la ciudad Capital, en abril pasado, volvió a colocar en el centro de la escena social riojana cómo viven las familias en situación de precariedad, donde se reclama de forma urgente seguridad, alumbrado público, asfaltado, centro de salud y que el Estado les construya las viviendas prometidas.



La Rioja cumple hoy su 428 aniversario y aún subsiste una larga lista de carencias que incluye una gran demanda de viviendas. Ante la imposibilidad de afrontar gastos de alquiler, muchas familias levantaron sus ranchitos en distintas zonas de la ciudad capital con la esperanza que el Estado visibilice esta situación.

Medios El Independiente visitó el merendero Manitos Libres, ubicado en el barrio Virgen Desatanudos, en la zona sur de la ciudad capital. En esa tarde del pasado miércoles, Lara, festejó su cumpleaños noveno junto a sus amiguitos del merendero y compartió una torta preparada por Ruth Palacios, su madre, quien comenzó la charla

“Hace 10 años que vivo acá, una de las primeras vecinas, vivo en un ranchito y ahora están haciendo mi casa, en el mismo lugar” por la Administración Provincial de Vivienda y Urbanismo dice y resume la historia del barrio, “había un proyecto hace cuatro años para hacer 97 casas pero hicieron 26, en las dos primeras cuadras, se las dieron a los nuevos y la gente vieja fuimos quedando para atrás. Hace poco nos aprobaron 10 casas más y ahora otras 10 o 15, dependerá de los políticos de turno” relata Ruth Palacios.

Denuncia que las primeras tenías dos habitaciones, baño y cocina, ahora solo “una pieza chiquita más cocina y baño”. Cobra la Asignación Universal por hijo y su marido es changarín. Tiene dos hijas una de seis y Lara de nueve que es la cumplió años y le festejaron en el merendero.

Reconoce que ahora andan policías por el barrio pero fue “después de lo de Sabina. Antes tardaban en llegar cuando los llamábamos y nosotros teníamos que correr a los que roban y pelear con los que rompen los focos del alumbrado”.

MÁS SERVICIOS

El asentamiento ya tiene 120 familias, cifra que se va incrementando con nuevas. Por ejemplo, Soledad Gareca, tiene tres hijas, es ama de casa, es salteña y llegó hace ocho años a La Rioja en busca de trabajo. Su pareja trabaja como cosechero y en changas en construcción, de a poco lograron construir dos habitaciones, cocina y baño porque tras la expropiación de las tierras “pasamos a ser dueños de un terreno”.

También reclama mayor iluminación para el barrio, porque “después de lo de Sabina solo pusieron dos focos. No podemos salir de noche, es un peligro” dice a la vez que reclama cloacas y asfalto “para que pase el colectivo porque si llueve no entran y los niños lo usan para ir a la escuela”.

La mayoría de los niños, comenta, van a la escuela Merceditas de San Martín del barrio 25 de Mayo Norte, a la 408 y la 411 y a los Colegios 13 y 4 del Faldeo del Velasco y Mis Montañas.

IMPOSIBLE ALQUILAR

Dalma Molina, llegó al barrio porque tuvo que dejar de alquilar ya que se le hizo imposible afrontar el pago. “Hicimos un ranchito de nailon y ahora, gracias a Dios me están por edificar mi casita”, recalcó.

Ofreció su casa a los integrantes del Movimiento Evita para que instalen desde hace tres años el merendero Manitos Libres. Idea que surgió después de un trabajo con huertas familiares.

Vive en la calle Proyectada 2 del barrio y “mi familia está conformada por mis tres hijos y yo. Tengo una nena de 13 años, uno de 9 y otro de 7, soy sola, jefa de familia, y hago limpieza en casas de familias”.

La mujer reclama por la iluminación de las calles y el asfaltado porque necesita que sus hijos continúen estudiando en un marco de mayor seguridad. La mayor asiste al secundario y el resto al primario. En la parte de adelante del ranchito ya se comenzó a construir su vivienda.

AUSENCIA DEL ESTADO

Matías Fosch y Amira Raffia, son los coordinadores del merendero y militan en el Movimiento Evita. Comenzaron hace cuatro años, con las huertas familiares en conjunto con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).

La Ley Nacional de Emergencia Alimentaria les permitió acceder a la mercadería para instalar el Merendero desde hace tres años con merienda de lunes a viernes. Viene de Nación y es auditada por Desarrollo Social de la provincia, destinada a 50 ó 60 chicos pero “a veces nos llegan 80, según el barrio donde esté instalado”.

“Reconocemos que es un paliativo pero nos da espacio para dar clases de apoyo y otras actividades como un curso de alfabetización del programa “Yo sí Puedo” para los adultos, también actividades deportivas y culturales para que no sea simplemente una cuestión existencial. Es el modo de estar presente cuando el Estado se ausenta en un asentamiento que está hace diez años y donde ni la Nación ni la Provincia ni el municipio dieron respuestas”, explicaron sobre sus objetivos.

Es una zona muy postergada, “ahora tienen el colectivo pero ni hablar de una Sala de Primeros auxilios, la más cercana está en el barrio Faldeo del Velasco”.

Lo preocupante es que cada año se agregan más ranchitos “porque necesitan un lugar donde vivir lo que es una muestra más del desamparo y la falta de acción del Estado”, conformando el ahora denominado “asentamiento de Virgen de Guadalupe”. Reconocen que no se trata de un problema actual “viene de hace 30 ó 40 años, es la pobreza estructural que sufre nuestra provincia, por eso creemos que el principal asesino de Sabina fue el Estado, además de quien lo ejecutó”. Ponen como fundamento que ese día llamaron a la Policía y no llegó, lo hizo después que apareció la niña por lo que fueron los vecinos los que se organizaron para buscarla y quienes la encontraron ya muerta.

En la última marcha por justicia para Sabina, en abril pasado, “se dijo que desde entonces nada cambió. Eso preocupa y da mucha indignación, ni siquiera eso sensibilizó a los que nos gobiernan”.

La situación social depende mucho de lo económico “muchos han quedado sin trabajo por despidos provocados por las políticas del Gobierno nacional y eso hace que en algunas familias solo puedan tener una comida diaria. Quizás el próximo proceso eleccionario aquiete el problema pero serán solo dos o tres meses, quizas llegue otro gobierno pero el problema es estructural porque ni la Provincia ni la Nación atacan la pobreza, generando empleo, por ejemplo.

La tragedia vivida en el barrio sólo sirvió para visibilizar la situación porque “Paulina, la mamá de Sabina fue de las primeras en llegar al asentamiento hace diez años. Nunca le dieron una vivienda, se anotó pero la rechazaron y por eso vive en una pieza con techo de nailon que alberga a diez personas, los padres con sus hijos, el menor de 4 años”.