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Del periodismo de guerra a las fake news

Fueron los periodistas del mayor holding de concentración que se haya conocido en el país, quienes confesaron que hicieron periodismo de guerra.



Lo decían en un tono altanero, satisfechos de haber contribuido a ganar la batalla. El triunfo era claro: se sacaban de encima doce años de algo que iba ‘camino a Venezuela’. A la semana de haber asumido Macri, con la derogación de leyes, se supo qué beneficios hubo para las empresas periodísticas que invirtieron en su campaña.

Fue el editor y columnista político Julio Blanck, quien declaró que realizaron ‘periodismo de guerra’ desde los distintos medios que estaba, bajo la misma empresa, contra los K.  Se había iniciado en el diario Clarín en 1977, y de allí escaló hasta el puesto que ocupó antes de fallecer en 2016. Tiene algo en común con otro editorialista del diario La Nación, Joaquín Morales Solá- haberse iniciado en épocas de dictadura militar. Este tucumano comenzó en La Gaceta de Tucumán muy joven, luego fue corresponsal de Clarín y vino a Buenos Aires en 1975. El libro del periodista Hernán López Echague: ‘El enigma del general’ (1991), cita que Morales Solá estuvo en el agasajo que el general Bussi brindó a los periodistas por “su colaboración en la lucha contra la subversión”. Eran los tiempos del ‘Operativo Independencia’. Fue llamado a prestar declaración testimonial (2010) en la causa judicial sobre los crímenes cometidos en ese período. Solá se defendió diciendo: “es una campaña sucia en mi contra de la SIDE (Servicios de Inteligencia del Estado. Actualmente esta agencia no existe pero la estructura tiene nuevos siniestros personajes). 

Si hay algo que esta clase de periodistas- por poner solo editorialistas que ocupan cargos altos en los medios y les gusta ser la voz de la conciencia moral de lo qué debe pensarse y hacerse- es que hayan sido puestos en la vidriera, para ser expuestos y que la gente comprenda a qué intereses sirven. Por eso tanto odio en algunos y cuando en el 2015 hubo un cambio de gobierno se los veía alborozados y felices por las pantallas de la TV, dispuestos a cobrarse venganza; como ahora se los ve con gesto de preocupados, al no saber qué destino tendrán las elecciones. Con eso inflaron el término de ‘la grieta’. Solo con informarse de cuánto ganan en esas empresas periodísticas (de radio, TV, cable y diarios) es suficiente para saber de cuál lado están.

Las ‘fake news’ son las noticias falsas. Algo muy común en todas las campañas políticas, sea aquí o en EEUU (de donde vino el uso del término). Como siempre los periodistas de las corporaciones grandes de nuestro país le agregan un toque original. Primero: no desmienten las noticias falsas, cada vez se han acostumbrado más a estas prácticas en las diversas coyunturas por las que atraviesa la empresa (aporte de la pauta oficialista). Segundo: le han agregado la ‘proyección’ y el futurismo. Para esto sirve un ejemplo: un candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires (ex ministro de Economía) (que viene recorriendo las ciudades hace rato). Está gobernado para los K, ya que será candidato a presidente en el 2023 el hijo de la ex presidenta CFK. Proyectan en esas afirmaciones: lo que no quieren (tal vez con temor), para ellos y aseguran que vendrá el hijo de…y el populismo. Ya agotaron todo lo que era el pasado de ‘los corruptos’ y lo que se ‘robaron’, y comienzan con lo que vendrá, como algo peligroso para la gente.

 Por eso uno debe tomar con humor y cuidado las últimas declaraciones de ‘Lilita’. Se reproducen por las 300 repetidoras de cable en el interior y exterior, lo que dijo: “Cristina en Cuba se reúne con los rusos”. Vladimir Putín tiene interés en las próximas elecciones: “Hay que controlar los viajes de la señora”, completó en una entrevista que le hicieron por el canal América. Con humor sería pensar que todo lo que dice es un disparate. El cuidado es porque algunos la consideran una delirante (y tiene todo el derecho a tener una psicosis paranoide) pero es una diputada de la nación que supo ganarle a sus contrincantes de Cambiemos varias bancas para sus ‘adeptos’ en las próximas elecciones. De esto no se habla ni se pregunta: de cuantas bancas se repartieron en ‘la rosca’. Carrió tiene esa capacidad al fundar coaliciones: los gobiernos pasan y ella queda. Con Patricia Bullrich se han repartido cargos desde la crisis del 2001. Poco se informa de quienes continúan o siguen en las sombras.

El periodista y escritor Osvaldo Soriano, nos citaba estas observaciones: “analicen como siguen algunos tipos que nunca se van del poder”. Daba como ejemplo a Ruckauft (quien siempre era llamado para ocupar algún cargo ejecutivo o legislativo). Hoy eso sucede con los economistas. Así los Lavagna o los Espert, cansados de que los liberales no hagan los ajusten para liquidar las políticas sociales Estado de una vez por todas y empiecen con la flexibilización laboral (una de las exigencias del FMI por el reembolso para que el oficialismo llegue a octubre), se presentan como candidatos.

Hace poco cerró ‘Les temps Moderns’, dirigido por Jean- Paul Sartre hasta su muerte en 1980 y luego continuado por uno de sus discípulos Claude Lanzmann (autor del gran documental Shoah). Sartre creó esta revista- libro al finalizar la guerra en 1945. Describió y debatió todos los cambios que hubo en el mundo desde la ‘guerra fría’, Vietnam, lo que se conoció como el tercer mundo: Asia, Medio Oriente, África, Latinoamérica (existe un número dedicado a La Argentina en 1976 contando lo que sucedía después del golpe militar). Su actividad literaria- periodística era una acción de su filosofía de la libertad y la responsabilidad.

Carlos Liendro