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“Mis pinturas son planas porque aprendí mirando las obras en libros”

Si hay algo que domina en la pintura figurativa-surrealista de Flavia Totoro, son los dibujos de bosques, de árboles que subrepticiamente esconden otros animales, otros objetos; en los intersticios de las cortezas y, los retratos, obras hechas sobre lienzos de grandes formatos. Pero, más allá de la técnica de la veladura que emplea, quizá lo más interesante de la biografía de esta artista de nacionalidad mexicana-chilena e italiana, es su propia hipótesis acerca del porqué de la textura ultra plana de sus obras. Tan planas que, a veces, parecieran ser fotografías.



Por Pilar Ferreyra

Flavia dice que siempre fue una ferviente admiradora del arte del Renacimiento. Pero en tanto estudió la licenciatura en arte en Chile y allí, como en la mayor parte de los países de América Latina, no hay museos con obras originales de grandes maestros de la pintura renacentista, se vio obligada a aprender mirando aquellas obras en libros. “Mi hipótesis es que mis pinturas son completamente planas porque mis ojos crecieron viendo las obras en libros”, sintetiza. “Cuando en 1991 gané la beca para estudiar un año en la Accademia delle Arti del Disegno, en Florencia (Italia), descubrí las texturas. Comprendí que la obra original de los grandes maestros del Renacimiento era muy distinta a la que había observado en los libros de arte”, cuenta. Pero los libros ya habían hecho lo suyo en su consciencia artística. Las láminas habían construido una subjetividad en Totoro, que, con el tiempo, se transformó en una de sus más grandes singularidades.

         La otra cuestión ante la que no puede resistirse, es a los formatos enormes. En su mayoría de 1,90 centímetros por 1,80. “Me gustan los grandes tamaños porque se transforman en geografías. Como el espacio de mi taller es pequeño, lo que no me permite alejarme mucho de la tela, uso espejos. Cuando me doy vuelta puedo ver el total en el espejo”, explica.

         Aunque ahora se encuentra en uno de sus mejores momentos, recuerda con mucho cariño el apoyo que recibió de sus amigos durante los primeros años en España. “Me dieron soporte, un lugar donde vivir, y recién, cuando empecé a vender, pude irme a vivir sola. La pintura es un arte que requiere mucha disciplina, largas jornadas de trabajo y mucha concentración”, cuenta y añade una elección que define su posición política y personal como artista: “No trabajo con una galería específica. Yo expongo en galerías, pero me gusta muchísimo exhibir mi obra en Festivales porque lo que más me emociona es la devolución de la gente. Cuando me dicen: ‘Después de ver tus cuadros de bosques, voy a un bosque natural y veo cosas que antes no veía’, yo siento una gran emoción”.

         Libre como el viento, cada vez que viaja a Chile a visitar a su familia transporta una serie de lienzos y exhibe. Ahora, en tránsito entre España y nuestro país vecino, en medio de la rebelión política que vive el pueblo de Chile, se encuentra con orgullo cerca de su madre y hermanos, preparando una pronta exposición en la galería de la Plaza de Camilo Mori, a fines de enero.

         Los curiosos pueden disfrutar de la obra de Totoro, también, como ella, a través de las imágenes ultra planas de su página web: http://ftotoro.cl/