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24/11/21

Carlota Cortes Agüero: “Los límites son mentales”

Por las redes sociales difundidas por la familia me llegó esta maravillosa noticia y paralelamente la curiosidad de preguntar a Carlota Cortes Agüero qué se siente haberse recibido de abogada a los 70 años, con 6 hijos, 17 nietos y una bisnieta. La respuesta fue contundente: Los límites son mentales. Un orgullo y un ejemplo para quienes creen que la edad es un impedimento para concretar los sueños.



Por Rosa Goyochea -Fotos Jorge Torres

Con una hermosa sonrisa y mucha luz en su mirada, Carlota recibió a INVOX en su casa en el barrio Evita, y se mostró sorprendida por la repercusión de la noticia y reconoció que por momentos sintió vergüenza, pero aclara que no está fijándose en la edad que tiene, como tampoco registra con exactitud las edades de sus hijos e hijas.

“Siempre quise estudiar abogacía, me casé muy joven a los 19 recién cumplidos, a los 20 tuve mi primer hijo y antes de los 21 a la segunda hija, pero además hice otra carrera de Danzas Clásicas, Expresión Corporal y Danza Moderna, trabajé en el Centro Polivalente de Arte y en la Escuela Municipal de Arte”.

Con orgullo recordó al Polivalente de Arte que junto a un grupo de profesores casi lo formamos. Luego renuncié porque tenía un emprendimiento agropecuario junto a mi esposo, como no lo podía atender, me tuve que hacer cargo junto a un hijo, mientras tanto pensaba en estudiar abogacía”.

“El deseo de estudiar estuvo siempre, comencé cuando los chicos estaban grandes y casados, por ejemplo mi hija menor tiene 27 años, la misma edad de mi segunda nieta (se llevan un mes de diferencia), se complicó un poco pero tuve muy buena ayuda de mi esposo, estudiaba y trabajaba en el negocio”.

Inició sus estudios universitarios antes de los 60 años y contó que le encantaba cursar, pero “me demore porque hubo años que no pude continuar, en general la carrera la hice libre, perdía la regularidad por las inasistencias, pero curso que podía lo hacía. Estudiaba de noche, terminaba el día con las tareas cotidianas, Carlos, mi marido, se iba con la más chica a la cama y yo quedaba estudiando en el silencio de la casa, en épocas de examen eran 3 ó 4 días que no dormía, pero me sentía muy feliz”.

Carlota se considera afortunada porque en los últimos años de la carrera se integró a un grupo de dos compañeras de estudio más jóvenes Eliana Carrizo (35) y Andrea Ottonello (45), que se recibieron antes, siendo ella la última de ese trío. Un dato importante es que cuando sus ex compañeras entraron a trabajar, la estaban esperando en un estudio jurídico muy prestigioso y consolidado de la doctora Norma Astorga, “sólo una semana descansé, me recibí el 3 de agosto de 2021 y a los pocos días ya estuve trabajando. Mi rutina ahora es ir todos los días a los Tribunales a hacer trámites. Ya estoy trabajando de abogada”, asintió orgullosa.

Ya con el ejercicio de la abogacía, a Carlota le gusta la rama de Familia y Derecho Penal, “en el estudio jurídico compartimos con varios profesionales. En mi caso me impresiona el incremento de casos de Violencia de Género, yo no pensaba mucho en ejercer a mi edad, pero me pasó todo lo contrario, ya estoy trabajando y estoy muy feliz”.

“Tengo 6 hijos y 17 nietos y 1 bisnieto, todos se sintieron muy felices con este logro, se prendieron y están estudiando, hay algunos que volvieron a retomar sus estudios que habían dejado y lo que más me impresionó  fueron mis amigas y ex compañeras que se sintieron muy renovadas con mi título”.

En la sociedad, se piensa que la mujer a los 70 tiene que estar jubilada en su hogar, pero por suerte hay una evolución que lleva a extender los años activos “Logré, por los testimonios que recibí de mucha gente, que de golpe se sintieron bien y con ánimos de seguir, proponerse otras metas, hay dos ex compañeras de la primaria, que se prendieron en una especialidad por internet”.

Carlota comentó que “la pandemia fue un detonante para rendir las últimas materias, las iba postergando porque pensé que ya se terminaba, se abría la UNLAR y volvíamos a la normalidad, pero luego me di cuenta que iba para largo. Una amiga me ayudó y entré a la virtualidad, rendí las dos últimas materias y así me recibí”.

Fue contundente en su argumento sobre la edad: “No hay límites para estudiar, los límites los ponemos nosotros, son mentales, en mi caso jamás pienso en mi edad (riéndose dice que no se acuerda de la edad de sus hijos), para mí no es una limitante. Mi hijo mayor tiene 50 y la menor 27, pero no estoy pensando en eso, los límites se van poniendo por las circunstancias de la vida, pero  debemos saber sortearlos y mirar para adelante”.

Sostiene que hay que animarse a “proponerse proyectos con metas propias. En el caso de los hijos e hijas los ayudo y acompaño. Siento que nos hace bien a todos, para los nietos soy una abuela ídola, ellos me empujaron para lograr el título. Además  tengo una nieta que está por presentar la tesis en la Universidad de La Rioja”.

Carlota, recordó a su esposo durante toda la entrevista, contó que “falleció hace 10 años, estuvo muy enfermo, con internaciones en el Hospital Italiano, también en ese periodo tuve dos hijos al borde la muerte, durante tres meses estuvimos en Buenos Aires, pero pude conseguir el libro de Navegación para la carrera, lo compré  y leía mientras lo cuidaba en el hospital.  La carrera fue mi cable a tierra, en los momentos más difíciles de la vida”.

Durante la cursada convivió con compañeros de distintas edades, por momentos “me daba un poco de vergüenza de ver a todos jóvenes y yo, pero me abstraigo de pensar en las limitaciones. Mi espíritu es joven y eso me lo dio el arte que te da libertad y pensar en la edad. Mi rutina cambió totalmente, me recibí el 3 de agosto de este año, descansé una semana en Chuquis y ya me estaban esperando con un trabajo. Ahora mis mañanas son recorrer Tribunales y confiterías, se ríe. Me siento feliz, es otra meta cumplida”.

Reflexiona que “el destino y el futuro son abiertos, depende de nosotros y de Dios, nunca hay que poner límites a las metas, y estar abiertos a las nuevas posibilidades” a la juventud aconsejó que se “entreguen con pasión a lo que vayan a estudiar porque así es más fácil”.

Reconoció el esfuerzo debido a que “me costaba estudiar como a cualquier estudiante, pero es progresivo, no es como decir: me siento en una noche y me estudio todo el Código, uno va progresivamente incorporando los conocimientos”.

“En la clase era una más, los alumnos no se sorprendían de verme, salvo cuando estaba por rendir la última materia donde me reclamaron no haberles avisado, más cuando sabían la edad con la que me estaba por recibir. Todos los profesores fueron excelentes”.

 

Pacificar la sociedad

Se sorprende por el aumento de casos de  femicidios, abusos y sostiene que es necesario realizar “campañas desde el jardín y en la familia. Hay que tomar conciencia, accionar, y tratar de pacificar la sociedad. En Derecho Penal hay una movida de pacificación porque hay otras alternativas a la cárcel, es decir tratar que la justicia restaure para que se pueda recuperar y que la víctima que estaba antes excluida realmente que reciba la satisfacción de la reparación porque no es bueno decir que “está en la cárcel y ya está”, no es bueno para nadie, especialmente para la víctima por ejemplo a una madre cuando le matan un hijo”.

“Tengo un caso emblemático de una madre que le matan a su único hijo, otro chico de 16 años, hasta que logra que el abogado y fiscal que se sienten a dialogar, porque ella decía que no le conforma una condena. El asesino estaba en la cárcel pero la madre terminó asistiéndolo y tratándolo como a un hijo y se recuperó de esa pérdida. Esa es la justicia que hay que lograr. Son casos muy difíciles y no se remedia con decir que la satisfacción que gane el juicio y decir que está en la cárcel, porque no devuelve la vida y siempre queda el porqué, las madres generalmente dicen “quiero preguntarle por qué lo mató”.

“Esa mediación ayuda a ambas partes a ir formando una sociedad con otra visión, tratando de llegar a los lugares donde realmente hay una necesidad de igualdad para poder lograr una libertad más equitativa y menos agresiva. La agresión está en todos los niveles de la sociedad. La Justicia tiene que hacer un cambio y tratar de llegar a la sociedad, es como un círculo, te enseñan ética (la parte legal en la cual tendrías que defender  a la justicia) y salimos a una sociedad que está divorciada de las leyes y los principios. Si logramos que la ética se instale en una comunidad, el estudiante va con una base ética y va a volver a la sociedad donde va a elevar y ayudar, sino es como un divorcio”.

 “A veces se toma una sentencia que no satisface a la sociedad, es muy difícil porque hay desconocimiento de la ley, se supone que la ley es conocida por todos y no es así. La gente pide -ante un hecho- la máxima pena (te dicen que se pudra en la cárcel) o la prisión preventiva pero no se da cuenta que la ley está hecha para preservar que no haya abusos, si uno va a requerir eso, está cometiendo un abuso a la libertad, al derecho, que es lo que se está tratando de erradicar porque se condena antes que salga la condena”.

“La ley cumple su función de volver a la pacificación social pero si nos llevamos por el fervor social sería un caos, volver a la justicia por mano propia (ojo por ojo) para eso está la defensa en el juicio que es la base. Todo el proceso es para resguardar los derechos, se equiparan. Me gusta la parte penal, también observó que es muy vapuleada y que se hizo muy poco. Decir que crear cárceles y más cárceles, no es una solución sino estudiar bien el proceso penal, la reinserción y concientización de quien ha delinquido, que la persona que hizo un daño a alguien, pueda recapacitar e integrarse. Es complejo y se complejiza más por el crecimiento poblacional y la baja de recursos para poder invertir. La Justicia tiene un gran papel y la Universidad  también, porque tiene que salir un poco más en todas sus disciplinas, tratar de conectarse con la comunidad en todos los ámbitos y todas las carreras”.

Se muestra convencida en instalar la mediación en la sociedad, los medios alternativos de solución de problemas. Recordó que participó desde la universidad de un grupo de profesores que brindaba  asesoramiento jurídico en los barrios para orientar a la gente sobre qué hacer en los casos de violencia de género. “Fue una experiencia importante porque se van familiarizándose con la ley de lo que es bueno y malo para que puedan transitar de alguna manera -armónicamente en la sociedad- para una mejor convivencia”.

Finalmente Carlota recordó que proviene de una familia numerosa integrada por 11 hermanos (uno fallecido), se mostró orgullosa de sus hijos Octavio, Eugenia, Diego, Pablo, José María y Guadalupe y contó que entre las metas a corto plazo es viajar a junto dos hermanas a visitar a otra hermana y sobrina que viven en Francia.