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"LOL Argentina": El show de comedia donde el que ríe, pierde

Con la conducción de Susana Giménez y la participación del actor y conductor Grego Rossello como coanfitrión, el formato que inició en Japón y que tuvo exitosas ediciones en varios países, fue estrenado en Prime Video.



"LOL: Last One Laughing Argentina", reality de competencia conducido por Susana Giménez en el que diez comediantes se encierran en una casa durante seis horas con la compleja misión de no reírse de los chistes de sus colegas, estrenó en Prime Video con la idea de mostrar el "abanico muy grande y muy diverso" del humor nacional.

 

Así lo sostiene el reconocido actor, conductor y también comediante Grego Rossello, que tuvo la tarea de acompañar a Susana como coanfitrión. Entre ambos, debieron gestionar los ritmos naturalmente descontrolados del ambiente copado por diez especialistas en el humor, todos y todas determinados a no esbozar ni una sonrisa y a desencajar a carcajadas al resto.

 

Para esta primera temporada de la versión argentina de "LOL", un formato que inició en Japón y que tuvo exitosas ediciones en España, México, Brasil, Canadá, Francia, Italia, Alemania, Países Bajos, India o Australia, la plataforma de streaming hizo un seleccionado variopinto de figuras de distintas edades, estilos y carreras.

 

Se trata, por orden alfabético, de Dan Breitman, Juampi González, Migue Granados, Yayo Guridi, Mica Lapegüe, Charo López, Julián Lucero, Darío Orsi, Martín Rechimuzzi y Lucas Spadafora.

 

Imitaciones, canciones, comedia física, monólogos, objetos o hasta simples ironías: un show en el que todo vale para hacer reír entre cuatro paredes. Capítulo a capítulo, aquellos y aquellas que no puedan contener la risa irán quedando fuera de juego. Quien ría último, se llevará el trofeo de campeón y un millonario premio en dinero para donar a la causa de su elección.

 

Con los primeros dos episodios ya disponibles en el catálogo de Prime Video, "LOL Argentina" presentará otros dos el viernes 24 y la resolución con los dos capítulos finales el 31 de marzo.

 

De cara a este estreno, Télam conversó con Rossello y tres de los concursantes: Spadafora, que con 22 años es furor en redes y especialmente fuerte entre el público más joven; y Charo López y Julián Lucero, con un camino compartido de tantos proyectos ("Cualca", "Mundillo" o "Por ahora", por ejemplo) y conocimiento mutuo que en este show podían ser tanto el mejor aliado como el mayor enemigo del otro.

 

- Grego, ¿cómo te enteraste de que ibas acompañar a Susana en la conducción? ¿Qué significa para vos?

- Grego Rossello: Fue loco, se barajaba la idea de que yo entre en la casa a participar, y arrugué un poco, que lo digo también como un halago a mis compañeros porque realmente es difícil lo que se metieron hacer. Yo todavía no había dicho ni sí ni no, y me hablan de esta posibilidad de acompañar a Susana. Empezó como "bueno, vas a estar como un secretario, medio Susano", y después creció en la grabación a partir de la generosidad de ella. Susana decía "esto que lo diga Grego" y se fue dando algo en dupla, siempre dejando obviamente en claro la figura de ella, ¿no? Si querés, siendo medio cursi, el día que me lo confirmaron, que no es usual en mí, me largué a llorar de alegría.


 

- En este formato ningún concursante sabe con quién se va a encontrar adentro. ¿Cuál fue su reacción al ver a los demás?

- Charo López: "¡Uh! ¡Qué difícil!" (Risas).

- Julián Lucero: Sí, después con los que te conoces más a fin de cuentas es más fácil poder jugar, termina siendo menos un miedo de que te haga reír y más el saber que te va a ayudar a jugar. De hecho hicimos un montón de pavadas adentro. En ese sentido era aliviador cruzarse con gente querida.

- Charo: Y es un poco el registro también de todas las veces que nos reímos juntos, yo tengo recuerdos de tener que haberme ido de lugares donde estábamos grabando porque Julián me hace reír mucho.

- Lucas Spadafora: Y antes de saber quiénes éramos no sabíamos absolutamente nada. Los primeros dos días de grabación teníamos toda una agenda para que nadie se cruce con nadie; fuera del estudio teníamos puestos unos anteojos negros que no te dejaban ver nada. O sea todo eso fueron momentos de nervios de no saber con qué te ibas a encontrar.

 

- ¿Es posible prepararse para un programa así?

- Charo: Ahora con el diario del lunes me doy cuenta de que no; todas las ideas, técnicas, estrategias o todas las fantasías que una podía tener afuera, adentro no funcionaban. Había que entregarse y estar presente en lo que estaba sucediendo porque cualquier cosa puede ser oportunidad de hacer una situación de comedia, pero también tenías que convivir con esto de no tener la risa. O sea, no estaba la devolución. Entonces no sabías para dónde ir y eso te hace perder el norte.

- Grego: A ellos los hacen entrar con un bolso, y las cosas que tienen en ese bolso por ahí no terminan sirviendo para el programa. Pero lo que cada uno tiene en su bolso de la vida, aunque suene medio boludo, sí. Como que sin darse cuenta cada uno haciendo comedia se preparó toda su vida para eso.

- Julián: A fin de cuentas lo que funciona es el estado más que las ideas o más que lo que uno puede preproducir. Aparte hay un millón de cosas sucediendo en paralelo, es imposible querer controlar algo.


 

- Los diez tienen estilos diferentes. ¿Creen que hay elementos comunes que permitan diferenciar a la comedia argentina de otras tradiciones?

- Charo: Yo creo que sí. Siento que nuestro humor, el mexicano y el español son muy parecidos en lo frontal, en el humor negro y en el correr el límite. Para mí el humor argentino tiene algo de que estamos muy crudos en el trato, que si alguien te trata de una manera cruda es sinónimo de que está jugando con vos y eso lo entendemos muy rápido. Me parece que ese es un sello.

- Lucas: Y al haber diez comediantes tan distintos también el público tiene para elegir a sus preferidos. No te vas a aburrir, porque si no te gusta lo que hace alguien tenés otras nueve personas que están haciendo cosas totalmente distintas.

- Grego: Es un abanico muy grande y muy diverso, pero es muy argentino todo también.

 

-¿Que alguien se especialice profesionalmente en hacer reír quiere decir que como espectador es más difícil de sorprender? Dicho de otra manera, ¿un comediante es el peor espectador para otro comediante?

- Julián: No siempre, para mí depende del estado en el que esté. En general estoy dispuesto a los juegos y me río si algo me causa gracia, es algo en lo que encuentro placer físico y placer mental de construir algo con alguien, un vínculo o sketch, una escena, lo que sea.

- Grego: Pasa que nos dedicamos a esto, entonces la vara, ya desde un lugar más inconsciente, está más alta.

- Charo: Por ahí no te sorprendés tanto, perdés un poco la sorpresa pero no el disfrute.


 

- Como el mago que ve a los colegas y dice "yo ya sé cómo se hace este truco".

- Julián: Puede ser, pero también está bueno el ejemplo, porque supongo que lo que encuentra un mago placentero en el otro es el swing o el timing o el juego o la pulsión. A mí lo que me gusta de los comediantes que me gustan es el ritmo, es la forma de llegar al lugar donde llegan, y no tanto el dispositivo.


 

- ¿Por qué creen que existe el preconcepto de que hacer comedia es más fácil o vale menos que el drama?

- Charo: Yo soy fanática de este preconcepto, porque me llama mucho la atención que una y otra vez se repite esto de necesitar que el comediante madure hacia la solemnidad del drama. Como si fuera más importante la solemnidad del drama o hacer llorar, como si esto fuera fácil. Y hacer comedia bien hecha es muy difícil y es algo que tardás muchos años en madurar.

 

Fuente: Télam