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04/04/20

Muere Luis Eduardo Aute, patrimonio de la canción de autor española

El cantautor ha fallecido en Madrid a los 76 años.



El cantautor Luis Eduardo Aute ha fallecido este sábado en Madrid a los 76 años. Era algo más que un músico para la España democrática, la misma que creció con sus canciones y se educó con su sensibilidad transgresora y su visión exigente de la realidad. Era la voz más emotiva de la España de la Transición, un fabulador fundamental que, en sí mismo, era una fábula: porque el pintor que nunca se imaginó como músico acabó siendo uno de los cantautores más reconocidos y reconocibles de la música popular española, todo un símbolo de las confesiones sentimentales.

Nació en 1943 en Manila, en plena contienda de la Segunda Guerra Mundial. La ciudad se hallaba devastada por los combates entre las tropas filipinas y los invasores japoneses, que perpetraron todo tipo de masacres. Aquel niño llamado Luis Eduardo Aute, que estudiaba inglés en la escuela, hablaba español en casa y tagalo en la calle, creció rodeado de catástrofe. Hijo de un padre catalán y una madre filipina, aunque de padres españoles, al pequeño le gustaba refugiarse en el dibujo y el cine, pero no quitó para que hiciese mucha vida en la calle cuando, acabada la gran guerra, la ciudad intentó recuperar el pulso y reconstruirse con ayuda del dinero estadounidense. En Manila aprendió a ser un chaval inquieto aunque retraído y tímido, un chico al que con 11 años Madrid le pareció una urbe gris y triste, mojigata y monacal, cuando su familia se mudó a vivir a España.

La última fábula que le gustaba contar a Aute tenía como protagonista un girasol insumiso. Lo hacía llamar el Giraluna, un girasol que, a diferencia del resto, decidía no agachar la cabeza por la noche y aguardaba la llegada de la luna. Cuando el cielo se fundía en negro, este girasol conocía la luna y las estrellas y, bajo el efecto de esa luz pura en plena oscuridad, era recompensado con una sagacidad y lucidez especiales por su fe, curiosidad y criterio propio. El Giraluna, ese elemento disidente y diferenciador entre la caterva, podía ser el propio Aute, el juglar político, el cantautor de inmensas canciones de amor, el poeta de lo cotidiano, el artista plástico, el amante del cine, el sutil soñador y el anciano de verbo perspicaz e indignado por los desajustes de un mundo siempre desajustado.

FUENTE EL PAIS