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Día del Fotógrafo Riojano en homenaje al Negro Ávila

Este 19 de septiembre se cumplen 22 años de la muerte del reportero gráfico Ramón Argentino Ávila. El conocido fotógrafo Guillermo García recuerda a quien fue su amigo "Sanjuanino de origen, pero desde muy niño riojano por decisión, se hizo la vida. Desde lustrar zapatos hasta descubrir lo que sería su pasión: la fotografía, todo en su historia fue por y con esfuerzo propio y la decisión íntima de superarse lo motivó a ser fotógrafo, digo a ser fotógrafo, no a trabajar de fotógrafo"..



Al cumplir 18 meses de edad, María Concepción Nieto de Ávila, su madre, lo trae a La Rioja con sus cuatro hermanos tras la muerte de su padre. A partir de allí el Negro Ávila se hizo la vida.

“De chico lo que sobresalió en él fue la libertad, se escapaba para el campo, y siempre estaba subido a los árboles, el mono le decían los amigos”. Doña María nos cuenta con orgullo: “Jugaba a la pelota a escondidas para que yo no me enterara y lo retase por no cuidar las zapatillas. Siempre fueron de ropa remendada pero limpia”.

Tras concluir la primaria en una escuela nocturna, vendiendo diarios y lustrando para ayudar en la casa, a los 15 años decide irse a Buenos Aires. Allí, y tras la frustrada posibilidad de jugar al fútbol en Independiente de Avellaneda (doña María no le quiso firmar la autorización) trabajó entre otras cosas haciendo vitraux y restaurando muebles antiguos, hasta que descubrió lo que sería su pasión: la fotografía.

De regreso a La Rioja en 1976 intenta ingresar a la Gendarmería Nacional, pero es rechazado pues los análisis sanguíneos realizados dieron como resultado que era chagásico. “Yo no quería que se volviera a Buenos Aires, así que le pedí a un vecino que lo hiciera entrar en el diario”, dice doña María cómplice.

A partir de su ingreso al Diario El Independiente como fotógrafo (donde llega a ser jefe del departamento de Fotografía) y su posterior participación en Prensa de Casa de Gobierno, sumado a muchas horas detrás del arco y un ojo particular para ver la nota lo fueron formando poco a poco como reportero gráfico.

Todo en su historia fue por y con esfuerzo propio, y la decisión intima de superarse lo motivó a ser fotógrafo, digo a ser fotógrafo, no a trabajar como fotógrafo.

Su particular forma de ver le permitió a Ávila obtener el reconocimiento no solo local donde realizó numerosas exposiciones, sino nacional e internacional con los premios y menciones de honor en los concursos en los que participó.

Hace unos años que el Negro nos dejó físicamente en forma definitiva, pero cuando un sentimiento se transforma en expresión cultural, vuelve potenciado por el sentimiento compartido. Podría decirse que nuestros muertos queridos son un bien personal o familiar, pero el Negro no nos pertenece individualmente, es un bien público, social.

Por eso, la persona más abierta a los demás que he conocido es de todos, es de La Rioja, es de toda esa gente que retrató y que tanto quiso.

Creo que por lo menos en este caso, el fotógrafo vence al tiempo, a ese, su propio tiempo de vida que se repite existencialmente más allá de sí mismo, en su obra, su enseñanza, su recuerdo.

Tal vez porque detrás del ser fotógrafo está el ser persona, es que el Negro Ávila está siempre presente.

Texto de Guillermo García para Integración Cultural Riojana, Tomo 1, Páginas 326-327