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Bodega de Valle de la Puerta ofrece una seductora experiencia para los sentidos

Además de descubrir el entorno natural en el que se extienden sus viñedos, en "Valle de la Puerta" los turistas podrán aprender de primera mano el proceso de elaboración de vinos de excelencia, desde la cosecha de la uva hasta su embotellamiento.



Vichigasta (Enviados especiales). Descubrir rincones con encanto, bodegas únicas y vinos de gran calidad forman parte de las propuestas del turismo enológico o enoturismo, una experiencia sensorial que, además, ofrece a aquellos que quieren alejarse del ajetreo de la ciudad la posibilidad de desconectarse y disfrutar de momentos inolvidables.

Invitados por las Secretarías de Turismo de la Provincia y del Departamento Chilecito, Medios El Independiente arribó a la bodega y almazara Valle de la Puerta S.A., ubicada sobre Ruta Nacional 74 kilómetro 1.186, en la localidad de Vichigasta. La visita se concretó días atrás con el propósito de aprender in situ sobre el proceso de elaboración de los vinos varietales, desde la cosecha de la uva hasta su embotellamiento, que componen sus cuatro líneas: La Puerta Clásico, La Puerta Alta, La Puerta Reserva y La Puerta Gran Reserva.

Asimismo, como parte del recorrido por la empresa se conocieron las instalaciones de la planta, inaugurada en 2005, donde se produce el aceite de oliva “La Puerta” Extra Virgen, un blend de las variedades Arbequina, Barnea y Picual.

De buen aroma y sabor y con la medida justa de acidez, el aceite “La Puerta” se exporta a toda Europa, China, Estados Unidos y Brasil y también se comercializa en el mercado nacional.

Bebiendo el terroir

A Vichigasta se accede desde la ciudad Capital partiendo por Ruta Nº 38 tomando el empalme con Ruta Nº 74. En total, se deben recorrer 164 kilómetros.

Una vez en el ingreso a Valle de la Puerta, Alicia Páez es la encargada de recibir a los visitantes que llegan al lugar para combinar el turismo y excelentes paisajes con la pasión del vino.

Según comentó la guía, “el emprendimiento agroindustrial surgió en 1994, sus olivares y viñedos se sitúan entre las sierras del Valle del Famatina y las del Velasco. Yo ingresé a la empresa en 1998, fui cosechera, encargada de laboratorio y hoy estoy al frente de la atención al público y de las visitas guiadas, las cuales comenzaron a implementarse hace unos años atrás, como una propuesta de enoturismo”.

Valle de la Puerta posee en total 1300 hectáreas. 770 hectáreas están implantadas con olivos y 104 con vides de las variedades Torrontés, Cabernet Sauvignon, Malbec, Syrah, Bonarda y Merlot. Su capacidad de cosecha por año es de 15 millones de kilos de aceitunas y alrededor de dos millones de uva por año.

Al respecto, el enólogo y gerente de Producción, Javier Collovati, expresó que “las condiciones del terruño, que incluye el clima, el microclima, el suelo, las variedades de uva y la disposición de los viñedos, son muy buenas y aseguran el desarrollo del cultivo, esta es una zona muy sana y noble”.

En cuanto a la apertura de la bodega indicó que “comenzó a funcionar en el 2002 y hoy es, tecnológicamente, una de las más modernas del noroeste argentino. Aquí se elaboran las líneas de vinos La Puerta Clásico, que incluye el Torrontés, Malbec, Syrah y Cabernet Sauvignon; La Puerta Alta, que abarca el  Torrontés, Malbec, Bonarda y el Blend Malbec-Bonarda; La Puerta Reserva, con sus Malbec, Bonarda y Cabernet Sauvignon, y La Puerta Gran Reserva, con el Blend Malbec- Bonarda, Syrah, Bonarda Single Vineyard y el Blend Cabernet Sauvignon-Merlot”.

“Contamos con certificación de Buenas Prácticas de Manufactura y del sistema HACCP, las tareas de laboratorio son cruciales para continuar trabajando en mejorar la calidad de los vinos, allí se analiza la acidez, la volatilidad, el alcohol y las propiedades organolépticas de alrededor de 80 muestras por día. El seguimiento se hace desde que ingresa la uva a la bodega  hasta obtener el producto terminado, para ello es muy importante la inversión en insumos y tecnología de última”, añadió.

Entre viñedos privilegiados

La bodega permanece abierta de 8 a 17. Las visitas guiadas se realizan de lunes a sábados a las 10, a las 14 y a las 16, también se llevan a cabo los feriados y los fines de semana largos, por lo que para estos días de Semana Santa las caminatas y paseos en bicicleta por los viñedos y olivares cercados de montañas y la cata de vinos conforman una interesante propuesta enoturística.

“Para recibir a los turistas se acondicionó una sala de degustación donde también se comercializan los productos de la empresa, las visitas guiadas se realizan en los vehículos de la gente que llega aquí, además pueden traer sus bicicletas. En el transcurso conocerán la bodega y la fábrica de aceite. En épocas de vendimia se puede entrar a los viñedos, cortar la uva y probarla”, explicó Páez.

En el mismo sentido, subrayó que “al finalizar el recorrido se lleva a cabo una degustación con fiambres, aceite de oliva, aceitunas y se pueden saborear todos los vinos que componen las cuatro líneas que se producen. Las visitas no tienen costo pero la idea es que los visitantes adquieran algunos de los productos”.

En el caso de los vinos, el costo de las botellas parte desde los 110 pesos, en tanto que, el precio del aceite de oliva ronda entre los 200 y los 1190 pesos dependiendo su contenido. Para los pagos se reciben tarjetas de débito y crédito y, si se realizan en efectivo, se aplica un cinco por ciento de descuento.

Los secretos de la vinificación

Ya en el interior de la bodega, la guía se refirió al proceso de vinificación. Este comienza en los viñedos con la cosecha manual de la uva, la cual se coloca en tachos y luego es transferida a bins que se descargan en la bodega, por una escalera que va a la despalilladora para extraer las ramas y hojas de los racimos y se estruja hasta obtener la pasta.

Para los tintos es necesario que el grano conserve el hollejo y las semillas. En el caso de los blancos, se prensa para extraer el jugo que irá a fermentación.

La pasta pasa a través de una manguera a un depósito para la maceración, la cual se extenderá por unos días. Este proceso propicia que el mosto adquiera su color, así como otras características a través del contacto con los pigmentos propios de los hollejos.

Posteriormente, en el mismo depósito y mediante las levaduras presentes de forma natural en la piel de las uvas, comienza la fermentación alcohólica. En esta instancia, el dióxido de carbono sube hacia la superficie produciendo un burbujeo y arrastrando consigo las partes sólidas de la mezcla. Por este efecto se crea en la superficie lo que se conoce como el “sombrero”. Para facilitar que las partes sólidas sigan en contacto con el mosto se llevan a cabo las labores de remontado y de bazuqueo.

La fermentación alcohólica dura según el tipo de vino que se pretende elaborar. Al pasar el tiempo se produce el descube  mediante el cual se transfiere el líquido a otro depósito.

Hay casos en los que tras el descube el producto sólido de la fermentación aún contiene grandes cantidades de vino, por lo que es sometido a un prensado para extraer todo el líquido.

El vino obtenido durante los pasos anteriores es sometido a un nuevo proceso de fermentación, llamada maloláctica. Allí el ácido málico, presente en el vino junto con el tartárico y el cítrico, se convierte en ácido láctico rebajando el carácter ácido del líquido y haciéndolo mucho más agradable para su consumo.

Crianza

Cuando el vino posee una cantidad suficiente de taninos, acidez, cuerpo, extracto seco y grado alcohólico, como así también poca predisposición a la oxidación, es añejado en barricas de roble francés y americano para su posterior embotellado. En este momento es cuando adquiere notas aromáticas tostadas, ahumadas, avainilladas y amaderadas.

En paralelo a la crianza del vino en barrica se realizan el trasiego y el clarificado que permitirán eliminar las impurezas y sedimentos que la bebida arrastra desde las fermentaciones.

Una segunda parte del período de crianza del vino tendrá lugar una vez embotellado. Durante este tiempo evolucionará en una atmósfera reductora, asimilará el oxígeno que se introduce en la botella de manera inevitable cuando se cierra con el corcho y los aromas y propiedades que adquirió en la barrica encontrarán un punto de equilibrio y armonía.

Dependiendo de los tiempos de crianza que se den tanto en barrica como en botella se obtendrá como producto final un vino  joven, crianza, reserva o gran reserva, que luego se comercializan en China, Estados Unidos, Inglaterra, Nueva Zelanda, Bélgica, Francia, Perú, Brasil, Panamá y Uruguay, entre otros, además del mercado nacional.

Por más información o para coordinar visitas guiadas comunicarse a los teléfonos 3825526467 o escribir un e-mail a [email protected]