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Interés por producir alcaparras en el Valle Antinaco-Los Colorados

CHILECITO, (De nuestra agencia). Un grupo de empresarios de Santiago del Estero vinculados al Rotary Club, se reunieron con productores en CARPA, el pasado jueves.



El objetivo de la reunión fue transmitir su experiencia en el cultivo de alcaparras y ofrecer la posibilidad de realizar dicho cultivo en esta zona, ya que reúne las condiciones de clima y suelo necesarias para el mismo.

Según informaron desde CARPA, los productores santiagueños “proveerían de los plantines al productor y se comprometen a comprar el 100% de la producción. El Lic. Pablo Sebastián Rico explicó que el cultivo de las alcaparras se presenta como una opción óptima si de rentabilidad se habla. Se adapta a diferentes tipos de climas y suelo, es un cultivo intensivo y no necesita maquinarias especiales”.

“En la Argentina hay muy poca producción de alcaparras, siendo el pionero el Dr. Angel Rico en Santiago del Estero, por lo que la mayoría es importada”, precisó. “De manera que, si crece la cantidad de productores y se produce un volumen adecuado, existe la posibilidad de destinar parte a la exportación”.

Rico está trabajando con las alcaparras “desde 1992 con viveros de creación propia y que se adaptan casi exclusivamente a estas plantas. Además, cuentan con suelos y bateas de cemento, y con un drenaje destinado a regar las macetas por inmersión, evitando la aparición de hongos y enfermedades para que de esta manera, la planta crezca más rápido”. El productor incluso, tiene una variedad propia, la AR1, registrada y de su autoría. “Se trata de una variedad sin espina, resistente a las enfermedades y al estrés hídrico”.

Las alcaparras son plantas de un rango térmico muy grande: van de -12 a 55 grados, pero el clima no es ningún determinante para su crecimiento, ya que lo único que se necesita tener en cuenta tiene que ver con la tierra: no deben anegarse y como en casi todo cultivo, proteger a los plantines de las heladas y los granizos. Una vez crecidas, son fortachonas y resisten las inclemencias del tiempo. No se necesitan herramientas de ningún tipo, los cuidados son mínimos y además tiene un escaso requerimiento de agua cuando son adultas. En este cultivo las palabras claves son luminosidad y calor. Se suele aconsejar la plantación a una distancia de 4 metros entre cada una y lograr las 600 plantas por hectárea. El primer año, necesitará un cuidado part-time, para limpiar los plantines, regarlos y evitar que se enmalecen. Una planta adulta puede producir un mínimo de 10 a 15 kilos por temporada y se comercializan a granel a un precio en U$D. Incluso, en los primeros meses de implantadas ya se obtienen las primeras alcaparras. La inversión se recupera en un plazo inferior a los 3 años de colocar las plantas a campo. La principal aplicación de este vegetal es culinaria. El consumo es antiguo y está muy extendido por todo el mundo. También se aplica en la industria de las conservas. Se le conocen propiedades afrodisíacas y sobre todo farmacológicas: se suele consumir como diurético, antirreumático y antiartrítico. De las alcaparras pueden derivar distintos productos que ayudan a la hora de la comercialización: En el caso de la industria gastronómica, estos botones se utilizan para lograr un producto diferenciado para los platos finos. También, se la procesa como un polvo, único en el mundo que forma parte de las aromáticas. Esta producción es exportada a Sudáfrica y presenta además un alto potencial de aceptación por su sabor y aroma. Tiene la ventaja de ser un producto no perecedero. El fruto, también se pasa por salmuera y se comercializa de igual manera que la alcaparra. Y en el caso de los tallos tiernos, también se los usa en la gastronomía en ensaladas o productos gourmet. Estos productos no convencionales derivados de las alcaparras permiten un aprovechamiento íntegro de la planta”.