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Lawfare:¿Qué quieren nuestras clases medias?

En una de las entrevistas que le realizaron al ex canciller Rafael Bielsa por su nuevo libro ‘Lawfare. Guerra judicial- mediática’, pudo sintetizar varios aspectos de la política internacional, de la región y de los servicios de inteligencia.



Por Carlos Liendro

De Latinoamérica dice que la liberación de Lula no garantiza que se rompa el pacto de los grupos económicos, el poder judicial y los medios hegemónicos. Lo que ha sucedido en Brasil, es lo que se ha repetido en todo el continente con los gobiernos populares.

Ese cóctel del poder judicial, los medios concentrados, y los grupos económicos dueños del país, son una amenaza para la democracia. El gobierno que asumió tiene otras urgentes prioridades. Pero podría descuidar estas cuestiones que si no las toma en los primeros cien días, serán un fuerte obstáculo para gobernar. El ejemplo más directo es la retención al campo. La población debe estar informada de por qué un gobierno elegido por el 48 % de los ciudadanos, va a realizar estas medidas. Por ahora solicita que los que más tienen, más pueden aportar. Como sucede en cualquier país democrático con los impuestos a las ganancias. Solamente hay que recordar que a los diez días de haber asumido Macri en 2015, derogó la Ley sobre medios, dejó de cobrarle retenciones al campo y a la minería. A su vez colocó en puestos claves de la economía del país a los CEO, que atendían de los dos lados del mostrador. Todo esto sucedía mientras los medios y el periodismo de la pauta, ‘blindaba’ lo que iba sucediendo con la inflación, los despidos, el riesgo país. Ya no se podía ocultar más esto cuando la gente votó en las PASO y en octubre, con 150 mil millones de deuda, (donde la gran mayoría de esos dólares ya estaban fuera del país).

¿Qué quieren nuestras clases medias?, podría ser una pregunta para todo el continente. Lula logró incorporar 40 millones de gente que estaba en la pobreza dentro de un aparato productivo. Luego vino lo de las acusaciones- desde el poder judicial- y fue preso. No pudo presentarse a una reelección. Con el ex presidente ecuatoriano Rafael Correa, sucedió algo de ‘manual’: acusado de corrupción (desde l poder judicial), difundido ampliamente por los medios de su país como un prófugo, actualmente no puede ingresar a su país. Recientemente con el golpe de Estado encubierto en Bolivia, con Evo Morales, se dan los mismos pasos de la fórmula del ‘lawfare’.

En enero de 2018 el presidente Trump designó a Edward Prado como embajador de Estados Unidos en Argentina. Había sido juez de apelaciones en la corte de San Antonio de Texas. Presidió anteriormente la Comisión revisora del Fuero Penal. Fue reservista del ejército de EEUU, durante 1972- 1987, retirándose con el grado de capitán. Estos datos- que se pueden encontrar en cualquier sitio- permite seguir entendiendo qué quieren los republicanos de allá con los ‘republicanos’ de acá. Pero otra vez la gente se va dando cuenta que pasa con nuestros jueces y el sistema judicial. Cómo determinados jueces y fiscales se adaptan según soplan los vientos, y de cómo saben cuando el poder político les suelta la mano. Conclusiones: no hay justicia. Luego todo se tapa y la confusión pasa a ser el principal factor que buscan determinados holdings de medios.

El ex canciller le dedicó unas reflexiones a los llamados ‘servicios de inteligencia’. También se han ‘tercerizado’. Realizan el trabajo de espionaje, sobre políticos, partidos, organizaciones sociales. Luego eso se vende al mejor postor. Ya no se trabaja para el Estado. De ahí salen los famosos ‘carpetazos’. Las escuchas que realizaban para los jueces, luego pasaban a los periodistas oficialistas y todo se repetía en audio y videos. ¿Cómo se mantenía esto?, con los gastos reservados. Por eso habrá que crear una nueva agencia que no trabaje con los jueces, para extorsionar, sino que trabaje para conocer quiénes son los verdaderos productores y distribuidores de la droga en Argentina, que tanto envenena a nuestros jóvenes.

 A nuestras clases medias les interesa informarse de esto, para que se pueda entender la salud de una democracia?  2020 no va a ser fácil, ya que otro de los frentes es cómo se va a pagar la deuda contraída (que nos ha maniatado de pies y manos en los temas de soberanía económica y política) sin generar más hambre y sacrificio en la gente.