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08/08/20

"Recuerdo un perfume de teatro, de camarín, de calle Corrientes..."

El gran actor argentino, Roberto Carnaghui, en diálogo con Télam, hizo un balance sobre el actual panorama que deben afrontar los artistas, un desafío que necesita del ingenio y la solidaridad..



Roberto Carnaghi participó en la versión de "Rey Lear", de William Shakespeare, que Jorge Lavelli dirigió en el San Martín en 2006 y que se verá en forma gratuita a través de las plataformas Cultura en Casa y la web del Complejo Teatral de Buenos Aires, este sábado a las 20.

Allí secundó en el personaje de Gloucester al protagonista Alejandro Urdapilleta, en una puesta fantasmal que resaltaba la insanía de una cultura donde la locura se apoderaba del protagonista y su corte de aduladores y oportunistas.

Carnaghi fue otro de los perjudicados por la pandemia que asoló a la Argentina y el mundo porque a principios de marzo iba a reponer en el Complejo Cultural 25 de Mayo del barrio de Villa Urquiza el espectáculo "Aquí cantó Gardel", de gran convocatoria durante 2019, pero que no pudo ser.

"Se iba a representar de viernes a domingos hasta mayo, seguramente, según cómo anduviéramos de espectadores -aseveró en diálogo a distancia con Télam-, y después me habían invitado a participar en un proyecto para el Teatro San Martín, que festejaba sus 60 años en julio; se había pensado que yo pudiera hacer algo en la sala de abajo, la Cunill Cabanellas".

A ello se iba a sumar durante agosto un espectáculo en el teatro Premier, de Corrientes al 1500, frente al complejo oficial, con una obra para dos personajes, con todo arreglado: "Tenía trabajo hasta fin de año con posibilidad de que la obra funcionara bien y seguir después en el verano".

Télam: ¿Cuál es su situación actual frente a la pandemia?

Roberto Carnaghi: Frente a la inactividad estoy acá en mi casa, guardado, con mi mujer; mi hijo mayor es el que me hace las compras. Pero no la paso mal, leo, tengo un pequeño parque; hago cosas, que siempre las hice, y además miro televisión, en general películas, cosas que me interesen, porque todo lo demás me harta ya.

Además (ríe) estoy aprendiendo esto del Zoom, el Instagram y esas cosas; me asesora mi hijo y mi mujer también, ya que está más al tanto que yo. Pero lo que me produce la inactividad, como a todo el mundo, es el problema no solo de no poder trabajar sino que tiene que ver con lo económico. Sé que hay gente que la está pasando muy mal, pero es parte de lo que está pasando, lo entiendo perfectamente y tenemos que estar guardados, esta es la pura verdad.

T: ¿Qué recuerdos le suscita "Rey Lear", montada hace 14 años?

RC: (Recita) "Recuerdo de los años que han pasado/ arena que la vida se llevó"... y un perfume de teatro, de camarín, de calle Corrientes, del hall, de los amigos, de la gente... "Y un recuerdo de yuyos y de alfalfa"... y todo esto del teatro me llena el corazón.

Todo pasa por ahí. ¡Catorce años! Éramos tan jóvenes, estábamos borrachos y creíamos que éramos inmortales.

T: ¿Cómo fue trabajar con Lavelli y el resto de los compañeros?

RC: Lavelli es un director magnífico, un gran artista, reconocido a nivel mundial, que ha venido a trabajar acá y era la primera vez que yo trabajaba con él. He visto sus espectáculos anteriores, que me gustaron mucho, y me encontré con un director que sabe muy bien lo que quiere a través de los ensayos, el ensayo general y lo que pide a los actores. Es muy exigente.

Y en ese elenco fue muy lindo haber trabajado porque se formó un grupo humano muy importante de compañeras y compañeros; pero ahí estaba Alejandro Urdapilleta, un gran, magnífico actor y enorme compañero. Yo nunca había trabajado con él, aunque sí había hecho alguna cosa muy lejana en televisión, y nos conocíamos.

Pero de ahí a trabajar en estos dos personajes, él era Lear y el que yo hacía, Gloucester, me ponían frente a un magnífico actor. Lamento los años que han pasado y los compañeros que ya no están, y más un actor como él, actor maravilloso y excelente persona, un grande de verdad; él mismo decía que era joven para poder representar ese personaje, pero la fuerza, el empuje, las cosas que él creaba eran importantes. Lavelli lo seguía en esto, era muy exigente. A la primera semana le pedía que se supiera toda la letra, que era imposible.

T: ¿Cómo le resulta el teatro por las redes?

RC: Bueno, he ido aprendiendo. Me llaman, he hecho algunas cosas, hice lecturas... Y vi también el "Rey Lear" que hice junto a Alfredo Alcón y el "Arturo Uí", que también hice para el Teatro San Martín, lo que me llevó a hacer notas virtuales y a estar conectado por las redes.

Pero todo eso no es viable para el teatro en tiempos normales, el teatro es otra cosa: es el actor arriba del escenario más el público, que viajó, que sacó la entrada, que viene a ver la función. Eso es el teatro. Lo demás es televisión.

Este espectáculo que ahora se va a ver se filmó de alguna manera como una cosa de archivo, de recuerdo que el Teatro tenía que tener, pero no con la cámara tomando a Fulano o al de más allá. Uno ve una parte del espectáculo, pero no es teatro. En este momento es bueno que el público pueda disfrutar de un espectáculo que no vio, pero no se crea el hecho vivo del teatro.

Con el público que viene a ver el espectáculo y sale contento o no se crea algo especial porque todas las funciones no son iguales; lo que se va a ver es la función de un día, se filmó eso, aunque seguramente al día siguiente o el anterior la función fue distinta. Por lo menos lo actores la vemos así; el público que la ve por primera vez...

Te doy el ejemplo del público que viene a ver una obra muy al comienzo, casi en el estreno: una obra empieza a correr a partir de las diez funciones, los estrenos son terribles. Luego vienen más adelante y notan que el espectáculo está más aceitado, es muy distinto.

T: Lo virtual prácticamente solidifica una obra...

RC: Sí, es como si no tuviera profundidad, pero bueno, en un momento como el que estamos viviendo es la mejor solución. Yo me siento orgulloso de estar en este "Rey Lear", con Urdapilleta y todos los compañeros.