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18/10/20

Ser madre y profesional de la salud en el marco de una pandemia sin precedentes

Marina Quiroga es médica generalista y actualmente divide sus jornadas laborales entre el área de triage de un hospital público, las consultas en un centro primario de salud y las guardias de una maternidad. Mientras que, en los momentos en que se encuentra en su hogar acompaña la actividad escolar de sus dos hijos y realiza las tareas domésticas. Además, en sus ratos libres se dedica a la jardinería y a las manualidades, sus "cable a tierra".



En esta oportunidad, Medios El Independiente presenta un testimonio real que da cuenta de cómo se pueden conjugar los roles de madre, de esposa y de trabajadora esencial en tiempos de una crisis sanitaria mundial. Para ello entrevistó, en este particular “Día de la Madre”, a Marina Quiroga, una médica generalista que divide sus días entre las obligaciones laborales, las tareas del hogar y el acompañamiento a sus hijos Delfina y Agustín con su educación, con la dificultad que conlleva el cambio hacia el formato remoto.

“Por cuestiones laborales ahora estoy más horas fuera de casa, trabajo cuatro días a la semana en la salita (CAPS) ‘Benito Montoya’ del barrio 3 de Febrero, allí atiendo a niños y a adultos con turnos programados, en el caso de las embarazadas les brindo la atención clínica, si presentan algún síntoma sospechoso de Covid pedimos asesoramiento a los responsables del área de gineco y obstetricia, en ese marco me ha tocado activar el protocolo por una paciente”, comentó en principio. Asimismo resaltó que “estamos en una carpa al costado de la sala para que toda paciente que va enferma o con síntomas sospechosos sea atendida ahí; gracias a Dios contamos con todos los elementos necesarios para cuidarnos y cuidarlas”.

Continuando, Marina señaló que “cuando inició la pandemia me afectaron al triage del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de la Madre y el Niño, toda mujer, embarazada o no, que llega para consulta con síntomas o sin ellos debe pasar por nuestra área para control físico”.

“Hace meses atrás las pacientes llegaban al hospital con fiebre porque tenían dengue, no había aún coronavirus, con la segunda tanda de los casos de Covid atendimos a muchas sospechosas y positivas que estaban embarazadas, se trabajó y se sigue trabajando con eso, también recibimos a madres diagnosticadas con la enfermedad y a sus bebés que son derivados de otras instituciones de salud”, añadió. Las asistencias por teléfono tampoco faltan, y se presentan las 24 horas, los siete días a la semana.

Mientras que, sobre su trabajo en la Maternidad Privada indicó que “allí realizo consultorio de Pediatría, además estoy en Neonatología y tengo guardias, incluso algunos fines de semana”.

CAMBIO DE HÁBITOS

Seguidamente, la entrevistada relató cómo transita la crisis sanitaria actual, tanto desde el aspecto profesional como desde el personal. “Es complicado, mi marido es diabético y mi hijo Agustín es alérgico y siempre tuvo problemas con los bronquios así que tengo que cuidarme, en lo que vamos ya me realizaron tres hisopados por haber sido contacto estrecho de pacientes y de compañeros de trabajo positivos, por suerte todos resultaron negativos”, señaló la médica.

Sobre los cuidados que lleva adelante para evitar el contagio del virus, dijo que “los elementos de protección que usamos en el trabajo en el día se tiran, antes de salir me pongo ropa limpia y en el ingreso de mi casa destinamos un espacio para la higiene con lavandina y alcohol, uso sanitizantes todo el tiempo, mis manos están hechas un desastre tanto lavarlas”.

“Cuando llego a casa todo va derecho al lavarropas, a mi hija le digo que espere que me cambie y me bañe para recién ahí poder darnos esos besos y abrazos de bienvenida, la verdad es que tuvimos que aprender a convivir con esto”, exclamó Marina con resignación. Y agregó que “Delfi está con miedo, quiere volver a su escuela para abrazar a sus compañeros pero a la vez sabe que no se puede, ella me pidió que le explique qué es el coronavirus, qué produce, en la escuela también le hablaron mucho sobre el tema”.

A continuación consideró que “lo que cansa es el estrés permanente en el que uno vive, hoy no le tenemos miedo al virus pero sí respeto; en los ámbitos laborales también cambiamos hábitos, aprendimos a ser más cuidadosos y a estar en alerta permanentemente, incluso cuando el cansancio nos supera porque llevamos doce horas seguidas de trabajo”.

“Con mi compañera de guardia permanecemos atentas una de la otra, nos ayudamos para quitarnos los elementos de protección o al momento de colocarnos alcohol”, comentó.

ENTRE EL ESTRÉS Y EL TEMOR

Como profesional de la salud y trabajadora esencial en este marco de pandemia, Marina manifestó haber pasado por diferentes situaciones que le generaron temor y estrés.

En relación expresó que “tuve miedo, sobre todo cuando presenté síntomas sospechosos, temo contagiar a los bebés pacientes, a mis compañeros, a mi familia, te sentís responsable, todo el tiempo estoy pensando en eso”.

“También me sentí superada por el estrés, me desbordó el cambio en el ritmo de mi vida, por lo que busqué ayuda de una psicóloga hace dos meses, da bronca cuando ves que hay gente que no cree que el virus existe, que se reúne, yo tuve amigos, pacientes, conocidos que pasaron la enfermedad, que la pelearon, y otros que ya no están, todo eso influye, además del hecho de no poder ver a mi mamá y sólo comunicarme con ella por teléfono”, declaró ante este matutino.

Asimismo, subrayó que “al comienzo de la pandemia pensé en bajar los brazos, estábamos todos asustados, pero sabía que me necesitaban, ahora tenemos más días y horas de trabajo, tampoco somos muchos, hay varios compañeros enfermos, por suerte el grupo humano que me tocó me ayuda mucho”.

Y anheló que “las autoridades provinciales reconozcan el sacrificio inmenso que están haciendo los empleados de salud, los precarizados que trabajan a nuestra par con sueldos muy bajos que no les alcanzan para comprar los elementos de protección”.

EL ANHELO DE VOLVERSE A VER

Finalizando con la nota, Marina habló acerca de sus pasatiempos, sus “cable a tierra” como les dice ella. “Tengo mis plantas que son el cable a tierra, cuando estoy en casa trato de disfrutar de la familia, de ponernos al día con la escuela, también pinté los sillones del jardín, acomodé, pinto en tela y tejo mucho para distraerme, aunque a veces la medicina me gana y entro a charlas virtuales para aprender y conocer más sobre este virus”, precisó entre risas.

Mientras que, sobre los festejos del Día de la Madre, comentó que “estaremos sólo nosotros, prefiero festejar de esa manera y poder tenerlos a todos el día de mañana (por hoy), anhelo que pronto podamos reunirnos, sin dudas será una fecha muy especial”.

ACOMPAÑANDO LA ESCOLARIDAD

Consultada acerca de qué manera acompaña la educación de sus hijos Delfina, de ocho años, y Agustín, de 18, Marina expresó que “los ayudo en el horario en el que puedo”.

“Agustín estudia en la facultad y se maneja solo con la compu; antes a Delfina, que está en tercer grado, podía acompañarla en las clases virtuales, ahora me es imposible así que la ayuda mi marido Charly y con las tareas nos ponemos al día cuando vuelvo del trabajo, cuesta un montón, tuve que contratar a una maestra para que me dé una mano, y en los quehaceres domésticos todos colaboramos”, manifestó.