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08/02/21

Un grito chayero ...virtual

Un profesor de la UNLaR me relataba siempre, con su manera de contar, cómo eran las chayas riojanas. En su barrio instalaban el acoplado de un camión como escenario y la gente se juntaba para ver a sus cantantes, bailando toda la noche. Era una fiesta en las calles: y no hay nada más bello que ver a un pueblo feliz. En los titulares aparecieron noticias de las ‘chayas virtuales’ y las autoridades ya están comentando que serán en familia. El gobierno tiene ingresos a través del turismo y esta vez por la pandemia, no será lo mismo.



Por Carlos Liendro

Otros docentes también me contaban cómo se hacen las chayas por barrios, en algunas cuadras, tirándose harina, bailando y tomando algunos ‘tragos’, que nunca faltan en estas fiestas populares. A su vez algunos se pierden por semanas, sin volver a su domicilio, para seguir en ‘continuado’ la chaya. Lo primero que se me ocurrió preguntar fue ¿cómo van a hacer ahora, que anuncian ‘la chaya virtual’? Un nuevo fenómeno en los vínculos y representaciones sociales del carnaval va a aparecer. Y  no me imagino que lo miraran por una pantalla, porque el deseo siempre está en la alegría de vivir, festejar y encontrarse con amigos: en aquellos que sienten el carnaval como una gran liberación.

René Descartes no sólo nos dejó aquella frase: ‘Cogito ergo sum’ (pienso, luego existo), sino que comenzó como físico, geómetra y filósofo una cuestión de método. Ante mi enigma de la ‘chaya virtual’, se me ocurrió encuestar a profesores amigos y alumnos, desde la duda metódica. Preguntarles entonces cómo sería una ‘chaya virtual’, y si se respetarán por la pandemia, esta cuestión de los amontonamientos. Estos virus importados tienen la capacidad de reproducirse en una forma más rápida, afirman los epidemiólogos. A su vez les volvía a preguntar si no habría fiestas clandestinas como se ha visto por TV lo que sucedió en las costas de Bs As. Muy bien me aclaraba- un alumno de UNLaR- que aquí los carnavales tienen su tradición, que la mayoría se juntará en cada casa de a diez o algunos más. Sobre eso le preguntaba cómo frenarían el deseo de salir a la calle y ‘largar un grito chayero para que suba por la sangre de un vidalero’; pero él me decía que en La Rioja no es para tanto. Tal vez tenía razón, ya que en las fiestas clandestinas y en las trifulcas que se armaron en las playas de la costa de BA, lo que salía era toda la violencia contenida, que tenían muchos jóvenes en tiempos de cuarentena.

Una amiga fonoaudióloga  se imaginaba que el siglo XXI sería como aquel dibujito animado de Hanna- Barbera: ‘Los Supersónicos’. Pero sentía cuando empezó este siglo que todo continuaba igual. Con esto de la pandemia mundial en 2020, volví  a recordarle que su imaginario no se había equivocado: ahora trabajamos desde casa (teletrabajo), se hacen consultas y atención por internet (médicos, psicólogos), se dan clases por zoom (hasta de baile, yoga, etc), se usan mascarillas donde nos vamos pareciendo a astronautas.  Algunos científicos ya anticipan que  volver a ‘la normalidad’,  será para 2024. Lo que se espera de las vacunas, es que definan que antes que el mercado (porque los laboratorios farmacéuticos son una gran industria que cotiza) está la gente.

En CABA aún se está viendo qué se hará con los corsos. A esta altura se estaba conversando con los representantes de las murgas y comparsas, cómo podían intervenir con protocolo. En otros lugares todo está suspendido. Las fiestas populares (como las procesiones religiosas) fueron postergadas y aún me cuesta imaginar si las ‘chayas virtuales’, serán tan virtuales. Las pasiones y sentimientos de un carnaval no son fáciles de contener. En esto se verá el grado de ‘disciplinamiento’ de una población. A su vez van apareciendo datos ciertos: el nivel de contagios si va en aumento, tendrá su respuesta acorde al nivel de recursos hospitalarios que tenga una provincia. Es una cuestión demográfica y la capacidad de respuesta del sistema sanitario, que haya previsto la clase política.