
Existen múltiples iglesias y parroquias en honor a San Antonio, sin embargo, ninguna celebración se compara a la que se realiza cada año en la localidad de Los Tellos, (Depto. Gral. Ortiz de Ocampo), donde lugareños y fieles de distintos puntos geográficos, se reúnen para unirse en oración y entregarle sus peticiones con una fe inquebrantable.
Cada 13 de junio, miles de creyentes celebran a este santo en conmemoración a su fallecimiento. San Antonio de Padua es el santo al cual millones de personas invocan con la certeza de que los ayudará a recuperar objetos perdidos, además conocido como el santo del amor, a quien los solteros acuden para pedirle una pareja; también distinguido como San Antonio de Lisboa, nacido en Portugal en el siglo XII, canonizado en mayo de 1232 por el papa Gregorio IX a menos de un año de su muerte y venerado en la Iglesia Católica por su extraordinario don de milagros y su vida ejemplar de santidad.
Los Tellos es una localidad cercana a Milagro, donde actualmente solo viven dos familias, pero durante la semana anterior a la celebración, el lugar se torna muy concurrido, teniendo en cuenta que la comisión de la iglesia, el municipio de Gral. Ocampo y personas del lugar, se aprestan para la festividad que se realiza en la centenaria capilla; donde la gente antiguamente se casaba, bautizaba a sus hijos y que actualmente sigue lugar de encuentro familiar y de amigos.

Así lo afirmó Liliana Alaníz, heredera de tierras y de tradición; quien actualmente tiene un rancho, que se fue traspasando generacionalmente. “este terreno fue de mi abuelo, mi abuelo se lo regaló a mi madre y ahora es de nosotros, que somos la tercera generación que trabajamos en este rancho”, explicó a Medios El Independiente con una mezcla de orgullo y nostalgia.
Un rancho alude a un lugar donde se ofrece una variada oferta gastronómica tradicional. Un sitio que goza de la sencillez de campo, donde familias enteras se aprestan para disfrutar de la comida, compartir con amigos y porque no, entregarse a la danza.
“Personalmente, para mí es como una pincelada al alma”, afirmó Liliana e inmediatamente relató que “la procesión de san Antonio se hacía antiguamente cada 13 de junio, con el tiempo se fue modificando la fecha y pasó a realizarse el fin de semana posterior a su día”.
Y en función de lo planteado, narró: “nosotros no queremos que se pierda, quizás con el tiempo no tenga la misma magnitud, pero pensamos que con la dedicación y el esfuerzo de cada uno, lo vamos a seguir manteniendo. Nuestra intención es que no decaiga esta fiesta religiosa que forma parte de nuestro acervo cultural; no están simple, pero creo que la trayectoria y riqueza cultural que tiene, hace que valga la pena seguir manteniéndola viva”.
Liliana, hija de Eduardo Alaníz y Charo Murua, que actualmente vive en la localidad de Milagro, contó que a dos kilómetros del lugar nació y murió su padre “y ahí mismo nos han parido a mí y a mis diez hermanos, es por eso que nosotros amamos este lugar”.
La localidad cuenta con una escuela que también tiene cien años, cuyo nombre es María Teresa Torres de Flores, en honor a una de sus primeras maestras, quien luchó por la construcción de del edificio.
Según relató Alaníz, en el año 2001, en el marco del centenario, se modificó una parte del templo porque el techo era muy alto y se había deteriorado. En esa oportunidad se mejoró el campanario y se hicieron las restauraciones necesarias.
Con respecto a la capilla, mencionó que se construyó en el año 1901 con el aporte de la comunidad, ya que en aquel entonces eran muchos los habitantes, tan es así que las paredes están construidas con ladrillos de gran tamaño hechos por los miembros de la comunidad.
En cuanto a la imagen del santo, Alaníz refirió que era de una familia de apellido Torres, que vivía en una zona cercana y decidió donar el santo a la capilla.

Retomando la descripción de los ranchos, Liliana comentó que “a estos ranchos nosotros venimos durante los fines de semana, festejamos algún cumpleaños, pero cuando realmente le damos vida, es para esta fecha. Nos venimos una semana antes y ofrecemos comidas regionales, acompañamos el rezo diario de la novena de San Antonio, formamos parte de la organización del mismo”.
“Yo era muy chica y recuerdo que venían promesantes de Mendoza en seis colectivos aproximadamente, uno de ellos que siguió viniendo es don Zarate, yo le guardo la mesa todos los años, el año pasado me alegré mucho cuando lo vi ingresar a la iglesia acompañado de su esposa, muy viejito, y este año no lo vi, quizás no pudo venir”, sostuvo con un dejo de tristeza.
En cuanto a la organización de la parte religiosa, detalló que la iglesia tiene una comisión que organiza la festividad central durante el fin de semana, no obstante, las familias del lugar hacen una celebración el día 13 de junio, día del santo patrono.
“La comisión de la iglesia se encarga de venir a limpiar, de arreglar todo lo que sea necesario; siempre con la colaboración del municipio, que se ocupa de la limpieza exterior, de la pintura y subsanar algún deterioro que pudiese haber”.
Durante la pasada celebración, el municipio, desde la Secretaría de Cultura, organizó distintas actividades recreativas como el juego de la sortija, las postas del tacho, truco, carreras de embolsados y otras entretenciones tradicionales.
Un dato a desatacar, es que en esa oportunidad, se llevó a cabo la Largada Simbólica del Rally; el acontecimiento tuvo lugar justo al frente de la capilla “Y a pesar de que estaba frío, hubo mucha gente. El evento se realizó aquí por primera vez. Siempre digo que es muy constructivo, lo que es el juego, el arte, la música, es lo que mantiene viva nuestra cultura, nuestra tradición y nuestra identidad”, consideró la entrevistada.
Esta celebración conjuga lo tradicional, con la sencillez del campo y un fuerte componente religioso. Donde la mística se percibe en el aire y los presentes coinciden en la fe, pidiendo, pero también agradeciendo a San Antonio por los favores otorgados.