
Desde la esterilización de los frascos hasta el tiempo que se dejan reposar antes de consumirlos, cada paso cuenta.
Elegí los pepinos correctos: los chicos y firmes son la mejor opción. Evitá aquellos con manchas blandas o con piel dañada.
Remojo previo en agua con sal: antes de encurtir, remojá los pepinos en agua fría con sal durante unas 4 horas. Esto ayuda a mantenerlos crujientes.
Usa vinagre de calidad: optá por un vinagre blanco o de sidra con una acidez de al menos 5%. Si preferís un sabor más suave, podés mezclarlo con agua en partes iguales.
Esteriliza los frascos: herví los frascos y tapas para garantizar que estén completamente limpios. Esto evita la formación de bacterias y prolonga la vida útil de los pepinos en vinagre.
Añade especias al gusto: semillas de mostaza, eneldo fresco, granos de pimienta y ajo son clásicos que realzan el sabor. Ajustá las cantidades según tu preferencia.
Cociná la salmuera: calentá el vinagre con agua, sal y azúcar. No hiervas los pepinos, ya que perderán su textura.
Tiempo de reposo: una vez envasados, deja reposar los pepinos en vinagre al menos una semana antes de consumirlos. Esto permite que absorban bien los sabores.