Diario El Independiente || Edición Digital
Skip to main content

12/04/21

Instrucciones para ser un periodista oficialista

La muerte de Mauro Viale, sorprendió por la velocidad de los acontecimientos. El jueves lo vacunaron, el viernes tenía síntomas, el sábado lo internaron (estaba con fiebre y tenía una neumonía bilateral) y el domingo se supo que murió de un paro cardíaco (según los últimos partes médicos, que se siguen analizando). Su historia de 50 años de periodismo servirá para las academias de periodismo, en lo que innovó (como noticia- espectáculo- amarillismo), como productor de TV, y para entender cómo se ha mantenido en esa lucha de poder que son los medios.



Por Carlos Liendro

Los recuerdos sorprendieron, por la cantidad de hoy conocidos movileros, periodistas, productores, que comenzaron muy jóvenes a trabajar con él. Los políticos también se pronunciaron enviando condolencias y saludos a la familia. Rápidos- como siempre algunos productores de radio y TV, se conectaron con Alberto Samid. El programa de Teté Coustarot (que va los domingos a la noche por una radio porteña) le consultaba sobre la muerte del ex relator de fútbol y sobre lo que había sucedido en un estudio de TV hace muchos años. Samid, estuvo medido. Dijo que lo sorprendió la muerte, y que le cayó como una bomba atómica. Envió saludo a los familiares, y como le insistían sobre aquel hecho pugilístico: aclaró que Viale era un ‘provocador’, que formaba parte de su forma de hacer periodismo, y que en ese momento no lo entendió. Habrá que recordar que esa escena de box, fue otra de los grandes aportes de Mauro Viale al exhibicionismo televisivo, y se reprodujo (y se seguirá reproduciendo) por las redes, hoy ya como ‘memes’. Viale acusaba a Samid, haciéndole  una última pregunta: “ud avaló el atentado a la AMIA”. Aún se puede ver  por youtube cómo se inicia esa lamentable situación, que al conductor- periodista- productor se le escapó de las manos.

Viale representaba junto a Bernardo Neustad, una nueva forma de hacer periodismo. Sus trayectorias, para uno y otro podemos decir que estuvieron como 30 años al frente de los medios (haciendo gráfica, radio, TV, viajando por el mundo). Ocuparon esos espacios de información en la sinuosidad de la política argentina. Un periodismo que conoce y puede influenciar el poder. Y que saben dónde colocarse cuando cambiaba un gobierno. Conocen esos resortes y dónde tocar. Por eso hay que entender qué sucedía en los 90, y especialmente a los que lo consideran un ‘maestro’; ver que por esa década comienza todo el espectáculo del entretenimiento de la noticia, para mantener audiencia (por esa década también surge Tinelli y su circo TV, que influenciará a varias generaciones). Otro ejemplo- y espero que la gente no olvide- fue cuando secuestraron al padre de Pablo Echarri. La técnica era mantener la tensión, de que estaba recibiendo información por teléfono, y así tener en suspenso a los televidentes. Ya venía con ese tipo de programas mostrando a dos mujeres- en ese tiempo muy jóvenes- (Samantha y Natalia) con el caso del ‘jarron de Cópola’ (acusado por drogas). Por allí desfilaban ‘opinadores seriales’, que eran abogados (que hoy le deben mucho de su fama y trabajo al estar en TV). Hay que recordar que también ocupó cargos en la TV Pública (fue gerente de noticias) y junto a Sofovich, eran muy amigos del presidente Menem, cuando se rifaban las empresas del Estado y todo era negocio y mercancía: en esa lógica liberal: ¿por qué no lo iba a ser los medios y sus grandes negocios de publicidad para sus productoras? ¿Y el periodismo, y la verdad? ¿Y la ética periodísitca?  Era el pragmatismo y las primeras fakenews. También trabajó en la embajada de Israel como vocero de prensa. Así qué sabía lo que era el poder, y cuál era la función de los medios.

Entre las pocas entrevistas que daba, le gustaba decir que había nacido en un conventillo de La Paternal. Tenía de vecino a Carlos Bilardo y a varios futuros futbolistas, por eso se dedicó al periodismo deportivo. Sabía reciclarse y re inventarse. Fue crítico de Macri en el último año de gobierno, y no fue un ‘antivacunas’, ni desmerecía lo que el gobierno intenta timonear en esta pandemia, como sí hace su hijo para otro poder político, con lo que se conoce como terrorismo sanitario.