11/08/21
Era la época en que en La Rioja Capital se descansaba a la noche con las puertas de las casas abiertas, de par en par. Incluso en pleno centro en esos años 70 y 80.
Por Héctor de la Fuente*
Doña Marina Carrizo del Moral y Ozán estaba casada con el exfiscal penal y ex juez federal con competencia electoral Luis M. De la Fuente cuya familia llegó a La Rioja desde España en el 1600.
Pero antes de ello, Doña Marina solía pasar estancias adolescentes en BsAs debido a una afección médica sin gravedad. Más precisamente en la casa de su tío Dardo Rocha, el fundador de La Plata, ex gobernador de BsAs y ex senador nacional, un casi presidente de no ser por el veto de Julio Roca para ungir a su pariente Juarez Celman.
Rocha fue también quien le abre las puertas en La Plata al gran Joaquín V. Gonzalez. Una calle en La Rioja Capital recuerda a Rocha cuya linea familiar también estuvo por La Rioja.
Doña Marina, era hija de Fenelon Carrizo del Moral, uno de los primeros médicos riojanos con orientación en pediatría y quien fuera intendente de La Rioja Capital. Fenelon, era primo de Joaquín V. Gonzalez y de Dardo Rocha.
Doña Marina tuvo 6 hijos, tres varones y tres mujeres con el por entonces aquel valiente fiscal penal que ya vivía amenazado debido a sus funciones judiciales en una ciudad de diez mil habitantes. (De Él, heredé el "no miedo").
Uno de ellos, de los niños, falleció siendo un bebé, debido a un accidente involuntario de una ayudante de la Casa, y eso marcó a fuego a la Familia, pero sobre todo a su pequeño hermano, Luis " Matatin" de la Fuente, quien ya a la edad de 5 años decía querer ser médico, muy impresionado por este episodio, por lo que visitaba la biblioteca de su abuelo médico Fenelon Carrizo del Moral donde revisaba los libros de Anatomía, una materia que aun hoy sigue fascinandolo.
Marina Carrizo del Moral falleció en 1985, en su casa, a los 80 años de edad en la Ciudad con ya 70 mil habitantes.
Fue una "muerte dulce, piadosa y benévola, descansando a la noche y sin darse cuenta. No fue a causa cardíaca.
El médico consultado, que la revisó a la tarde de una molestia, no halló signos de algún proceso urgente en ese momento.
De la vergüenza que le dio, ese buen médico clínico y cardiólogo, que no era riojano (omito su nombre para "no incendiarlo"... pues existe el " error médico " y no todo es siempre mala praxis, tal vez) debió irse de la Ciudad, junto a su esposa también médica al poco tiempo, debido al vacío social que sufrió.
Ella fue la madre, y en nombre de ella y de todas las buenas mujeres riojanas de ley, es que el Prof. Dr. Luis M. De la Fuente agradece las buenas intenciones, que así manifestaran las autoridades de la Fundación Vera Barros (amigo laboral de Oscar Fitte, mi abuelo materno bacteriólogo) pero declina el Homenaje de imposición de su nombre a dicho Hospital como ya nos tiene algo acostumbrados. Pasó en Angola e incluso en Argentina.
Lo hace, de este modo, en favor de su querida madre, en todo caso, cuya familia llegó a La Rioja en 1591 con la Fundación de Ramirez de Velasco, para quien era quien solía esperar a su hijo médico en cada viaje de BsAs a La Rioja con la lista de los pacientes cardíacos riojanos o de todo tipo anotados en su meticulosa libreta en la puerta de su casa.
Una casa que por votación aprobada ya de los propios concejales desde el 2019 debe rememorar con una plaqueta quienes vivieron allí, pero que aún duerme el sueño de los Justos.
Para cerrar, a veces el médico riojano más destacado de todos los tiempos me dice que tampoco anhela que lleve el Hospital el nombre de su amada madre.
*Corresponsal oficial de la Sociedad Argentina de Periodismo Médico dependiente de la Asociación Médica Argentina y Columnista Digital de El Independiente.