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08/06/22

Internet y Redes "Del simpático global a un arma de doble filo"

CIBERACOSO ¿Qué es? Puedo decir que no existe una definición uniforme al respecto, no desde lo jurídico. Hay quienes emplean el término de ciberacoso para referirse al acoso sexual contra niñas, niños y adolescentes a través de las TIC como sinónimo de grooming; que, insisto, no considero del todo correcto.



También suele usarse como sinónimo de ciberbullying, lo que tampoco comparto, la confusión se da en razón de que ambos fenómenos lesivos atacan psicológicamente a niñas, niños y adolescentes (uno de ellos delictivo–grooming– lo hace también sexualmente).

Dicho esto, defino al ciberacoso como cualquier ataque psicológico en redes –ciberviolencia– dirigido a hostigar, vulnerar, agredir, menoscabar de cualquier forma la dignidad o libertad online u offline de una persona (es decir, dentro o fuera de línea), con prescindencia de la edad del agresor y la víctima. Ahora, cuando este ataque psicológico en redes (ciberviolencia), se produce entre niñas, niños y adolescentes (es decir entre pares), hablamos de CIBERBULLYING, no de ciberacoso. (S.S.C)

¿GUARDA RELACIÓN CON EL BULLYING?

Claramente hay diferencias entre bullying –ataque físico y psicológico entre menores de edad– y ciberbullying, –ciberviolencia–; sin embargo, a mi entender y desde la perspectiva de sus consecuencias, están hoy por hoy íntimamente relacionados. Aunque no siempre que haya bullying habrá ciberbullying, siempre que haya ciberbullying estaremos frente a bullying. Durante la pandemia, las y los niños incluso pequeños crearon su “identidad digital” ya sea para estudiar, entretenerse, jugar online o simplemente agilizar la comunicación familiar que se traduce en “seguridad” para algunos progenitores. Esto implica un nuevo ámbito de interacción que es el “ciberespacio” y que se presenta como una suerte de realidad bidimensional. Dicho esto, es necesario asumir que toda conducta lesiva que se ejecuta en redes tiene impacto real sobre la vida del/ la niño, niña, adolescente que la sufre.

Diferencias: El bullying se da entre niñas, niños y adolescentes de manera física, donde el/los agresor/res y su víctima deben encontrarse físicamente en el mismo espacio material y temporal. En el bullying hay hostigamiento a través de contacto en el mundo físico, mediante agresiones verbales (burlas, insultos, humillaciones, exclusión de actividades comunes entre pares) y/o físicas (golpes) que lesionan la integridad psicológica y física de la víctima.

El ciberbullying por su parte también se da entre niñas, niños y adolescentes, pero necesita de un medio comisivo diferente al bullying, que son las TIC (Tecnologías de Información y Comunicación). Esto implica el mal uso de dispositivos informáticos, (smartphone, compu, tablet etc); e internet (redes sociales, app de mensajería instantánea, juegos online etc). Se manifiesta en el ciberespacio mediante memes, stickers humillantes, mensajes privados, chats grupales, comentarios, videos, audios, publicaciones violentas o descalificantes dirigidas a menoscabar la dignidad de la víctima. También puede manifestarse mediante la exclusión de grupos online entre pares. Creación de perfiles falsos en sustitución de identidad del niño, niña o adolescente sujeto a agresión, divulgación de sus contenidos privados o íntimos. Y algo muy importante es erradicar el mito respecto a que el bullying por darse físicamente es más grave que el ciberbullying.

Este último tiene factores específicos que actúan a mí entender como agravantes, tanto en la comisión de la conducta como en sus consecuencias, que pueden volverse aún más peligrosos y lesivos que el bullying.

¿Se trata de algo nuevo o solo se ve con mayor facilidad producto de la digitalización?

Claramente al surgir con la transformación digital, su aparición y exposición responden a esta realidad. La pandemia sin dudas aceleró el proceso. Twitter:  UECI_LR

PARA REDES:

Desde la UECI creamos el “Decálogo de Buenas Prácticas en Internet”. Aplica a usuarios del ciberespacio de todas las edades.

CONSECUENCIAS DE NO SER PRECAVIDOS

El ciberbullying tiene graves consecuencias psicológicas e incluso físicas en niñas, niños y adolescentes víctimas. Afecta su autoestima, el rendimiento escolar, la forma de relacionarse e interactuar en general. Causa depresión, ansiedad, aislamiento y puede llevar a la muerte. Desde el punto de vista del niño/a, adolescente agresor/a, las consecuencias dependerán de la edad. Pero es falso que el ciberbullying no trae consigo consecuencias jurídicas por producirse entre pares menores de edad y hay que erradicar también este mito. Cuando la agresión provenga de niñas/os menores de 16 años, sus progenitores son civilmente responsables del daño causado por su hijo/a a un par, en razón del principio constitucional de derecho a reparación integral del daño causado; tratados y pactos internacionales de jerarquía constitucional que consagran los derechos humanos y del niño/a, los de prevención, erradicación y sanción de la violencia contra la mujer que incluye a niñas y adolescentes, entre otras normativas civiles. Ahora, cuando se trate de agresores de 16 años, además de la posibilidad de demandar civilmente, puede caber responsabilidad penal directamente imputable al/la adolescente que ejecuta la ciberviolencia, que insisto se agrava en el marco de violencia de género.

¿HAY CIFRAS APROXIMADAS O PORCENTAJES DE VÍCTIMAS DE CIBERBULLYING?

No hay cifras exactas, no solo porque no hay denuncias al respecto; sino porque además son muy pocas las causas iniciadas judicialmente, uno o dos casos por bullying en lo civil en la provincia. Respecto a los reportes que recibimos en la UECI, la media es de uno o dos casos de ciberbullying por mes, recordemos que en nuestra Unidad sólo se reportan casos de cibercrimen o fenómenos lesivos (sin legislar) en internet. Sin embargo, somos conscientes que no es un número real, la cifra negra (sin reportar) es muchísimo mayor. Lo sabemos por el ciberpatrullaje de prevención que realizamos a través de la policía cibernética de la UECI.

Mundo Adultos: Padres, docentes, etc.

¿CÓMO DETECTAR QUE ESTOY SIENDO VÍCTIMA DE CIBERACOSO?

No hay fórmulas únicas para detectarlo. Pero, toda ciberviolencia dirigida, genera humillación, dolor, devastación en sus víctimas lo que se refleja en cambios de humor, hábitos y conductas. En primera medida es la familia quien debe estar atenta a estos cambios. Observar el tiempo que los niños/as, adolescentes pasan en internet, con quienes interactúan, si están tristes, presentan síntomas de ansiedad o se aíslan, hay que doblar la atención. Es importante monitorear sus actividades en internet (juegos online, app, chats grupales), dialogar mucho en familia al respecto para generar la información certera y la confianza que permita a la/el pequeño contar lo que sea que le atormente en redes. Contener siempre es lo más importante, más allá de la edad de la víctima.

¿QUÉ DEBEMOS HACER CUANDO DETECTAMOS CASOS DE CIBERBULLYING EN REDES ABIERTAS O RECIBIMOS UN REPORTE?

1) Resguardamos la evidencia y perfiles origen y destino de ciberviolencias; 2) contactamos a progenitores del niño/a ciberagresor/a y de su víctima, con el objeto de llevar a su conocimiento lo que ocurre, lograr el cese de la conducta lesiva y advertir sobre la importancia urgente de la contención familiar; 3) luego contactamos a la institución escolar de los involucrados, a efectos de realizar jornadas de sensibilización en sus respectivos cursos y sus familias; más jornada específica de capacitación para las/los docentes, que muchas veces no saben cómo abordar la problemática en lo digital. A esto debo agregar que confeccioné desde mi especialización y titularidad de la UECI, una “Guía de Actuación ante cibercrimen y ciberfenómenos lesivos en la escuela”, que instruye a docentes a detectar, reconocer y actuar en razón del tipo de lesivo contra niños, niñas y adolescentes que se produzca desde internet, mientras se desarrolla la actividad escolar. Esperamos presentarlo a la brevedad para su pronta implementación en las escuelas primarias y secundarias de toda la provincia.

MECANISMOS DE LÍMITES EN REDES: ¿EXISTEN?, EL MODO “PRIVADO” ¿REALMENTE LO ES?

Las redes son públicas, no privadas. No existe en el ciberespacio la privacidad en los términos en los que se conocía antes de la aparición de internet. Usuarios de todas las edades conviven e interactúan en el mismo ecosistema digital. Cada red social, App, game (juego online) tiene sus particularidades. La configuración de cuentas, software de control parental y conocimiento de la aceptación de términos y condiciones a la hora de emplear un servicio en red, son importantes, pero no lo son todo. La mayoría de las veces no tenemos en cuenta las herramientas que la misma tecnología o plataformas digitales nos otorgan. Sin embargo, nada suplanta el diálogo en familia y la información certera, que como siempre digo es el mejor software de protección para grandes y chicos ante ciberamenazas.

¿HAY MANERAS DE LIMITAR EL CONTACTO CON EXTRAÑOS?

Internet fue pensado y las redes se hicieron para conectarnos entre extraños. Hoy, cualquier persona del mundo puede encontrarnos en internet, incluso cuando no interactuemos, algo nuestro hay, una imagen, un dato etc. Nuestra huella digital no solo la construimos nosotros mismos, sino también los demás. Todas las plataformas nos conectan con extraños, algunas con más y menos cuidados. Por eso es tan importante educar a nuestros hijos/as y concientizar al respecto. Por último: ¿Hay cambio de roles? ¿De víctima a victimario? Puede ocurrir o no, no hay estadísticas que lo afirmen o descarten, no desde lo jurídico.

A LA VÍCTIMA: ¿CÓMO DEFENDERSE DEL AGRAVIO?

1) Antes de aceptar una solicitud en redes sociales, sugiero siempre ingresar al perfil de esa persona, ver el tipo de publicaciones. Si son agradables y dan certeza de pertenecer a una identidad real recién aceptarla. No aceptar en cambio solicitudes de perfiles agresivos o de dudosa procedencia. 2) Recordar siempre que los contactos que no conocemos en el mundo físico, no son necesariamente personas ni mucho menos amistades reales, son solo contactos online visibles en una pantalla que con un clic desaparecen, por lo que no es recomendable intercambiar intimidad. 3) Cuando la agresión se realiza en privado (mensajería en redes, chats), hay que ignorarla, no responder, ni interactuar de ninguna manera con el perfil violento, justamente busca saber que la agresión afectó a su víctima. 4) No escrachar en redes sociales o públicamente al perfil agresor, esto solo incrementará la respuesta violenta. 5) Reportar las publicaciones y perfiles ciberviolentos en la plataforma virtual en la que se haya producido. 6) Realizar el reporte online ante la UECI para la preservación de evidencia digital. 7) Eliminar los chats, publicaciones ciberviolentas y no leerlas de nuevo. 8) Bloquear el perfil agresor, al hacerlo hay plataformas que permiten incluso bloquear futuros perfiles creados por el mismo usuario.

DICCIONARIO NEGATIVO:

PALABRAS QUE HAY QUE EVITAR DECIR A UNA VÍCTIMA ANTE AMBOS CASOS (BULLYING / ACOSO).

Más que un diccionario negativo, entiendo fundamental dejar sentado que nadie tiene derecho a violentar o vulnerar a otra/o en menoscabo de su dignidad. Jamás subestimar, ni minimizar los efectos nefastos del ciberbullying sobre sus víctimas. No justificar el ataque a opiniones, forma de pensar, de ser o hacer de alguien, con violencias de ningún tipo, esto incluye las ciberviolencias. Todas/os tenemos derecho a ser libres tanto on como offline; a expresarnos sin censura; pero no hay que confundir conceptos ni malinterpretar a la libertad de expresión como un pase libre para la agresión. La víctima de ciberbullying es una víctima real, no de fantasía. Las secuelas del ciberbullying pueden reactivarse incluso con mayor gravedad, con la reaparición de un simple print de pantalla de la agresión que violentó. La víctima de ciberbullying al igual que la del bullying es víctima de violencia, –más que un damnificado–; como en cualquier delito que implique coacción, amenazas, lesiones psicológicas o físicas, la diferencia típica radica en la edad del agresor/a. Finalmente mientras adultos y medios de comunicación se expresen con violencia en redes, habrá más niñas/os y adolescentes que seguirán su ejemplo.

Todos somos responsables de evitarlo.

El bullying queda entre el/los agresores, la víctima y a lo sumo los testigos que debieron presenciar personalmente el momento violento en el mismo lugar de su realización (un patio del colegio, una calle etc.); la víctima puede en alguna medida elegir cambiarse de escuela, no pasar por determinada vereda, escapar de alguna manera para evitar la agresión. Mientras que el ciberbullying expone a su víctima violentamente, de manera intempestiva, sin posibilidad de esconderse, frente a infinitos espectadores que a su vez pueden fácilmente ser multiplicadores a gran escala de la agresión virtual, volviéndola incontrolable. Esto implica la revictimización permanente, extendida en el tiempo que además puede reaparecer en cualquier momento de la vida del niño/a o adolescente víctima, para seguir revictimizando. No debemos esperar a que el hostigamiento online sea sostenido en el tiempo por parte del agresor.

Colaboración:

Doc. Silvina Santangelo Carrizo

Abogada especialista en Cibercrimen y Evidencia Digital

- MPLR 2344 - MF T 508/ F138