
El presidente del PJ y gobernador, Ricardo Quintela presentó los candidatos a diputados nacionales y las razones por las que, Gabriela Pedrali y Ricardo Herrera, van por la reelección. Textualmente dijo: "se repite (la nómina) básicamente por la experiencia".
Tienen “estructurado un vínculo dentro de la Cámara de Diputados, una relación construida en base a coincidencias políticas y afectos que nos permiten interactuar y lograr que nuestra voz se escuche en el recinto”, en defensa de los intereses de la provincia.
El segundo párrafo del extenso discurso pronunciado en la Residencia de Gobernadores, intentó responder a quienes aspiraban a participar. Al respecto aclaró que, si bien hubo consenso en la definición de los candidatos “lo justo, lo que correspondería, sería un proceso interno”. Proceso que lo dejó para el futuro cuando “todos los compañeros que tengan legítima aspiración, que se sientan en condiciones, con las capacidades suficientes para representarnos en cualquier lugar, tengan la oportunidad de presentarse, cuidándonos, protegiéndonos, pero compitiendo si es necesario”.
Públicamente, nadie del peronismo salió a criticar la nominación, menos presentarse por afuera pese a que había posibilidades. Muchos heridos quedaron en el camino e internamente se sabe que no todos están de acuerdo. Acaso se callaron porque la situación del país exige una oposición unida o ¿esperan al 2027 para ir por todo?
Ahora, la campaña
Así comenzó la campaña electoral del PJ hacia el 26 de octubre. Oficialmente la Junta Electoral Nacional que preside en La Rioja, el juez federal con competencia electoral, Daniel Herrera Piedrabuena, la habilitará este martes 27, ese mismo día vence el plazo para presentar alianzas provinciales por los 18 diputados que se elegirán en 7 departamentos.
El lanzamiento es formal desde el advenimiento de Internet y las redes sociales, donde hace rato hay mensajes, vídeos, discursos, convocatorias, en tono electoral. Al PJ, la campaña lo encuentra con doble comando, es oposición y es oficialismo a la vez lo que para un experimentado dirigente político del justicialismo es una convergencia para analizar en dos planos. A nivel nacional hay que explicar y defender dos modelos antagónicos de país, explicarlo con respeto y con argumentos, sin profundizar la grieta porque agita “el antiperonismo rabioso” y, a los desencantados por el fracaso del último gobierno peronista.
En el plano local hay que defender la gestión “lo que se ha hecho y lo que se pudo haber hecho con más recursos”. En eso coinciden, varios otros dirigentes que ocupan cargos, electivos o son funcionarios, en el sentido que históricamente, el peronismo dio respuesta a los reclamos más profundos y urgentes de la sociedad, por eso en campaña hay que mencionar obras, por ejemplo, la cantidad de viviendas.
Claro que, con 40 años de gestión peronista hay un desgaste enorme que -dicen- puede enfrentarse hablando más de “educación, tierra, trabajo, salud o cómo solucionar la precarización” y no tanto de candidaturas en tono electoral.
Ir a votar
La crisis de representatividad no lo es tanto por desinterés en la política si se tiene en cuenta que, en cualquier espacio público o virtual, todos opinan con o sin fundamentos a favor o en contra de dirigentes, medidas políticas, gestión de un problema o actuación de cualquier organismo oficial, económico, social o cultural. La participación en ese sentido es abundante, el problema es que se avizora una disminución en la asistencia de los riojanos a las urnas porque los candidatos no los representan.
El promedio en la última década ronda el 76 por ciento, siendo el más bajo en 2017 con el 63,15 por ciento porque solo hubo elecciones en 7 departamentos para diputados provinciales. En Capital ese año, votó el 60 por ciento.
Por otra parte, los riojanos son reacios a votar por diputados nacionales. Un fenómeno digno de estudio. En 2005 hubo 18 mil votos en blanco; en 2007 ¡48.000!; en 2009: 10 mil; dos años después 30 mil y en 2019: ¡96 mil!!
Hoy, a la luz del descenso de votantes en las provincias que anticiparon elecciones, el panorama no es optimista. Analistas sostienen que, si el 50% del electorado no vota, los partidos ganan con la mitad o sea un 25% del total. Así los diputados serán electos por el 3/4% perdiendo legitimidad política y causando daño al sistema democrático. No faltan los que confían que La Rioja fue siempre una provincia muy politizada.
Vigencia del peronismo
Desde 1983, con la recuperación de la democracia, el peronismo se mantuvo en el poder. Cuarenta y dos años “con los mismos de siempre” según el discurso impuesto por Martín Menem despegándose de la responsabilidad que tuvo su propia familia desde mucho antes.
El peronismo siempre dominó la Legislatura provincial y solo -en 2015 y 2017- perdió la mayoría en legisladores nacionales. Tras recuperarla, actualmente tiene dos de tres senadores y cuatro de cinco diputaciones. Simultáneamente enfrenta una opinión pública reacia a aceptar las políticas de justicia social y dispuesta a sacrificarse con el ajuste libertario a costa de sus propios derechos. Un electorado que justifica la disminución de fondos a la provincia porque “están mal administrados” o “los roban” y ven corrupción en obras públicas, prestación de servicios (salud, educación, seguridad), empleo público, eventos sociales o deportivos, etc. etc.
Así surgió el reclamo de autocrítica, interna y colectiva, porque también a los riojanos les cabe debatir sobre la responsabilidad de todos y cada uno respecto a problemas comunes o cómo cada uno usa o se sirve de las políticas públicas.
Hacia el interior del Partido Justicialista y del propio Gobierno provincial hay visiones disímiles sobre cómo hay que autoevaluarse en la gestión. Algunos cuestionan que el funcionario de turno lo tome personal cuando es evaluar para corregir y mejorar. Así, la autocritica no prospera y no hay análisis de los resultados de políticas públicas que se aplican.
Ver en profundidad
Otros militantes y dirigentes son más profundos, más drásticos e incluso más críticos sobre los cambios que requiere el peronismo. No solo apuntan a la gestión de los funcionarios, también a las políticas porque ante un 50% de la población económicamente activa en la informalidad o llamada economía social/popular hay que buscar otras metodologías o dispositivos para conectarse con esas nuevas realidades.
Cuestionan la falta de escucha de quienes con cargos políticos tratan de forma desconsiderada a la militancia, especialmente del interior. No los atienden ni los escuchan. Los despachos -dicen- deben ser de puertas abiertas porque “sin militancia no habrá victoria ni despachos ni funcionarios”. Un cargo político exige estar “ciento por ciento al servicio de todos” y lo que se ve es alejamiento de la gente.
Están los que ven, al interior del PJ y, en el mismo gobierno provincial ausencia de autocrítica, “los debates aparecen cuando hay elecciones”; falta transmisión de valores justicialistas a los jóvenes alejados del peronismo; hay que “aggiornar” el mensaje, muchos votan por lo que parece ser el remedio y es peor, tal como está pasando actualmente.
El peronismo -coinciden todos- se debe una autocrítica colectiva que incluya escuchar, mejorar la comunicación, gestionar en forma clara, honesta, con transparencia, con rendición de cuentas públicas y no solo documentación acumulada en una oficina o en una página web con información atrasada, se necesita diálogo directo, construcción de confianza todos los días, no solo en campaña, dispuesto a enfrentar las críticas mostrando los hechos.
Claro que no todo es negativo, en medio de tantas críticas se rescata que el peronismo no apela al odio ni a la discriminación, por el contrario, aceptó la voluntad popular que eligió un gobierno liberal/libertario. Ese concepto enarbola, el gobernador Quintela cuando dice que el peronismo es “sentimiento, es afecto, es sensibilidad, es ponerse en el lugar del otro”. Apeló a ese mensaje de fe y esperanza, aún, cuando advirtió que hay que convencer con argumentos: “que la gente nos vote masivamente porque está convencida de que lo que vota es lo mejor”.
Y los libertarios?
Hablando de autocríticas y responsabilidades hubo dos hechos significativos, en la semana que pasó, sin contar la errática política financiera del Gobierno nacional.
El Congreso de la Nación, a medias, está revirtiendo su inicial apoyo a las medidas que arrasaron con los derechos sociales, laborales, económicos y culturales de los argentinos. Comenzó por rechazar el veto a la Emergencia en Discapacidad. No consiguieron ratificar el aumento a jubilados, pero sí rechazar decretos que disolvían o modificaban Vialidad Nacional, INTI e INTA entre otros.
El segundo acontecimiento fue la denuncia de “coimas” en la agencia Nacional de Discapacidad (ANDis) con las droguerías involucrando a la hermana del presidente Milei y a los Menem. Ya intervino la Justicia por lo que se espera el esclarecimiento de los hechos y alguna explicación oficial.