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11/06/20

Reflexiones sobre la praxis y la Educación Especial en tiempos de Pandemia

Muchos términos se ven interrogados en este momento actual y cobran especial tratamiento: Angustia y aislamiento social.



Por María Angelica Morell, psicologa del EOYA de la Escuela Especial N 375 Soy Feliz.

En adhesion al aniversario 35 de su creación.

¿Cómo educar a través de la virtualidad a niños y jóvenes con discapacidad?  ¿Es posible sostener procesos educativos sin la presencia real del docente? ¿Pueden los alumnos en su hogar trabajar la atención, concentración y otras habilidades de aprendizaje escolar en el ritmo de la dinámica familiar? ¿Los padres, familiares pueden desarrollar otros roles, funciones (desarrollar conceptos pedagógicos), como se sienten con esto? ¿Tienen las nociones apropiadas para llevar a cabo estas acciones educativas con sus hijos? ¿El tiempo- espacio de la educación académica sigue siendo el mismo, se puede conocer procesos de los alumnos en su totalidad a través de los medios tecnológicos? Además, hay que considerar la desigualdad de acceso a estos medios, ¿ qué pasa con los alumnos si, sabemos que este acceso no está garantizado para todos?. Los términos aislamiento social e inclusión hacen alusión a concepciones diferentes y contradictorias, ¿Cómo pensar los procesos inclusivos en este contexto?

Momento de Pandemia… ¿un impasse?

»A nuestros conciudadanos les costaba trabajo comprender lo que les pasaba. Había sentimientos generales como la separación o el miedo, pero se seguía también poniendo en primer lugar las preocupaciones personales. Nadie había aceptado todavía la enfermedad. En su mayor parte eran sensibles sobre todo a lo que trastornaba sus costumbres o dañaba sus intereses». Albert Camus, La peste

Con esta frase inicia su texto Eric Laurent, haciendo alusión al momento actual como un impasse. 

El virus del COVID-19 irrumpe y produce un cambio grande en la cotidianidad de nuestras vidas, como efecto se pueden mencionar los emergentes que nos convocan a diario en el trabajo con docentes, padres, alumnos evidenciando una serie de síntomas: ansiedad, angustia, miedo, fobias, insomnio, entre otros.

Un virus impacta y pone en tensión, en crisis muchos aspectos de la subjetividad y de la existencia, esto deja opaco otros procesos, los aprendizajes, el trabajo, el paisaje de la ciudad toma otros elementos (barbijos, guantes) otros rostros: -De repente lo conocido, lo habitual se ha tornado inquietante, extraño, dando lugar a la angustia y la incertidumbre

“Esta pandemia permitirá visibilizar cosas que ya estaban, pero también pone de manifiesto la vulnerabilidad de los sujetos”[1]1

¿Como acompañar a atravesar el impasse a los niños, adolescentes, y adultos con discapacidad?

Cada niño tiene sus tiempos, su ritmo, decimos en sus aprendizajes, poder respetarlos y esperarlos es fundamental, la situación es confusa para todos en la casa, en su dinámica muchos ordenes están cambiados, los horarios, no se ven con los compañeros, están “aislados” “encerrados”, expectantes a la mirada del otro, ofuscados, contrariados, no pueden manifestar lo que les pasa de manera simple en sus modos y reacciones, poder procesar la situación implica recurrir a diversos recursos simbólicos ( el juego, el dibujo, el cuento, etc.) y brindarles la posibilidad de expresarse dentro de sus posibilidades, es importante saber escuchar y leer lo que tienen para decir.

Sin embargo  este momento de Pandemia, que sin duda modifica muchos ordenes de la vida, también alcanza a las figuras parentales que  deben acompañar el desarrollo y aprendizaje, no determinarlo y disfrutar de compartir estos procesos no vivirlo como un imperativo; Hoy se enfrentan  a diario con  las propuestas pedagógicas ofrecidas y se tornan como una obligación y una exigencia a cumplir, los padres también manifiestan su angustia al verse confusos sus roles, algunos ponen de manifiesto el no saber ni poder, estar limitados para ayudar a sus hijos en las tareas y lo perciben con excesivas exigencias, agudizando su intrusión en la autonomía de los hijos y ocasionando esto deterioro en los lazos y relación familiar, lejos de poder inventar una nueva rutina, en los hogares se evidencia una dificultad para sostener un orden, al verse esto caótico en el ámbito social. Además de la angustia por la situación de desempleo, y la falta de cobertura en las necesidades básicas que se atraviesa por la situación económica actual.

Quienes trabajamos en el ámbito de la educación desde la modalidad especial, sabemos que la Inclusión de nuestros alumnos en los ámbitos educativos les proporciona una amplia posibilidad de independencia y autonomía que en sus círculos familiares más cercanos suelen verse menos posibilitados, nos preguntamos entonces sobre su inclusión en este tiempo de aislamiento social, que por supuesto tiene que ver con medidas preventivas y de protección y alude a la distancia física. Sin embargo, recurrimos a uso de la virtualidad, lo que implica un  espacio y tiempo diferidos que no todos nuestros alumnos pueden sostener por varios motivos y razones (algunas anteriormente planteadas) y habrá que ir caso por caso en aquellas problemáticas más complejas (autismos, psicosis infantil) para inventar nuevas formas de sostener el lazo social.

 



[1]
Este texto corresponde a la Conferencia que ofreció Éric Laurent en el Ateneu Barcelonés el 14 de junio de 2014, enmarcada en el espacio de las Enseñanzas del Pase. La presentación estuvo a cargo de Margarita Álvarez y el debate estuvo animado por Hebe Tizia.