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25/12/20

Navidad, Año Nuevo…Vida Nueva

Amigos, ya llega la navidad y el fin de año, el espíritu siempre se ve motivado para hacer reflexiones, ahora más que siempre pareciera que se instala una sensación que nos aleje de los tiempos vividos, decididamente nos subordinó a una normalidad extremadamente distinta.



Por Luis Planas

Hemos transitado un tiempo inimaginable, nos alejó de los lugares comunes, de nuestros trabajos, de los simples festejos familiares de un fin de semana, nos sumergimos en un cambio cultural para el que nadie estaba preparado, construir y disfrutar del bienestar fue mucho más difícil. La sociedad sucumbió ante una crisis sanitaria excepcional.

El severo aislamiento, esa insoportable orden de quedarnos en casa nos puso en vidriera las actitudes y conductas solidarias, honestas, responsables, generosas, donde lo ético se impregnaban de modales fraternos, donde los trabajadores de la salud ejercieron comportamientos comprometidos y heroicos, los municipales que recogen los residuos, los empleados de supermercados, de la alimentación, servidores públicos, los voluntarios en cantidades incontables. Nos reconfortaron el alma y el corazón.  Nos enorgullecen como personas y como sociedad.

 También están los otros, los que hicieron del egoísmo un modo de vida, negando a los demás justamente lo que los convierte en personas. Formas alarmantes de discriminación, repugnante destrato social, pretender expulsar de un edificio a un vecino, vecina con familias por ser médicos o enfermeros, disparatados y furibundos ataques, absurdos, rayanos con lo infame. Entonces hay que pensar que la epidemia tuvo un costado moral insoslayable tan fuerte como el biológico. El miedo, la aflicción por los repentinos cambios de modo de vida comenzaron a expresarse. La psicotización por la fragilidad  los hacen ser absurdos, ilógicos e irracionales. El virus iguala y la muerte más aún, no tiene ni distingue clase social y ahora ni siquiera te permitió acompañar en sus lechos mortuorios, te colocan en un féretro sin distinción de cantidad de manijas y mortajas, sin luces, sin coronas costosas y elegantes, vas a una fosa común o a un crematorio, la pandemia derrota las hipocresías, trasluce las crisis familiares, los vulnera en sus frivolidades y debilidades. Las publicaciones de los siempre medios hegemónicos, transmiten frustración, fanatismos ideológicos desacreditan medidas, interpelando a la denostada visión liberal sobre la solidaridad., iracundas exposiciones con propósitos electoralistas partidarios, penoso, hostil y afligente. En definitiva darle entidad a la ignorancia. Nos llenamos de interrogantes.

 Esta pandemia nos llama a construir una sociedad distinta, un futuro distinto. Esperemos que nada siga igual, los tóxicos volverán por sus soberbias? A creerse únicos?, el que hace lo que se le da la gana? seguirán desaparecidos en las entrañas de sus vidas lujosas y opulentas. Se necesitará una cura  eficiente y certera de humildad. Volveremos a caminar al borde de los precipicios sociales o alimentaremos una fuerte decisión de cambio y sostenibilidad de una vida nueva.

Espero no pecar de ingenuo, no seamos más esclavos de los perfiles sombríos, nos educaron para ser libres y genuinos, para evadir el camino de las frustraciones, seamos forzosamente sinceros y honestos, contribuyamos a desbastar el destrozo social, empecemos a cultivar rasgos menos deshumanizados. La hostilidad social y “el parecer más que el ser” es muy costoso. Derrotemos necesariamente a la decadencia, la pandemia nos está dando una oportunidad única, el reto está planteado. No volvamos a vaciarnos de esperanzas y sueños…no hagamos lo de siempre “olvido y a otra cosa”. La solidaridad, el crecimiento personal, la formación, la educación son esenciales en una sociedad más justa y razonable. Hay miedo que esta calamidad nos impida ser distintos, indispensablemente mejores.

No nos dejemos abrumar, reaccionemos con fortaleza, con solidaridad, compromiso social y también con menos ignorancia.

Este mundo esclavizado a la economía y los disvalores se está derrumbando a pedazos. Un Insignificante bichito letal hace estragos en todas las estructuras sociales que han dejado  resquicios vulnerables. Pende sobre nuestras vidas una condena dantesca pero también como contrapartida una salvación moral, ética, con menos egoísmo, menos desigualdad, menos mezquindad.

Ahora estamos presos, entonces debemos asumir que hay que liberarse deataduras, prejuicios, empecemos a visitar los rincones del alma, quizás descuidada.

Ejercitemos maneras simples de distracción bastante poco común .Estamos carenciados de expresiones de cariño, nos hacen falta abrazos, besos, expresiones de amor, hay que curar y cicatrizar heridas.

Sinteticemos nuestra vocación de ser felices a metas más simples, busquemos nuestro Dios a veces descuidado, pidámosle clemencia para estas horas tan difíciles. Empecemos a prepararnos para disfrutar. La pandemia no acabará con las dignidades, no nos deshonrará: es tiempo   de  ejercitar la ternura y el amor a nuestros cercanos,  darle dura batalla a la pequeñez, fortalecer la capacidad de abrigar indispensables sentimientos de cercanía aún sin besos ni abrazos.

Aceptemos las normas, evitemos las dolorosas ausencias, el miedo y la responsabilidad deben protegernos, seamos permisivos y tolerantes a las antinomias y rencores.

No CORONAVIRUS no nos haremos merecedores de tu guadaña impiadosa

FELIZ NAVIDAD Y EXCELENTE AÑO NUEVO.