
La nueva novela de la escritora chilena Isabel Allende, Mi nombre es Emilia del Valle, reivindica su carácter latinoamericano y feminista.
Isabel Allende es adorada por millones de lectores leales gracias a sus fuertes protagonistas femeninas y sus tramas épicas que se extienden a lo largo del continente americano.
En novelas como La casa de los espíritus, Eva Luna y, más recientemente, Violeta, mujeres indomables ocupan el centro del escenario y conducen narrativas dramáticas conjuradas con un toque de realismo mágico por la escritora nacida en Perú y criada en Chile.
En Mi nombre es Emilia del Valle presenta a una periodista aventurera en San Francisco a finales del siglo XIX. La joven es sorprendentemente intrépida para una mujer de su tiempo, que desafía y supera las barreras de género mientras pasa de escribir novelas baratas bajo un seudónimo masculino a luchar para que su verdadero nombre —como mujer— sea publicado sobre sus artículos periodísticos.
Gran parte de la curiosidad intelectual y la confianza de Emilia provienen de su padrastro, un maestro de escuela de habla hispana que se casa con su madre embarazada, una novicia católica abandonada tras un romance con un acaudalado aristócrata chileno.
Aunque Allende inicialmente sitúa su historia en Estados Unidos, gradualmente traslada la acción a Chile cuando Emilia persuade a un editor de periódico para que le permita viajar al país sudamericano para ayudar a cubrir la guerra civil de Chile, enfatizando sus habilidades en el idioma español.
Es enviada junto con el corresponsal de periódico Eric Whelan, quien se centrará en las noticias principales mientras ella se encarga de los reportajes.