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José Portugal: "Cuando pude encontrar agua volví a la vida"

El senderista que estuvo 13 días atrapado en la montaña, habló este miércoles con la prensa y contó su historia, las acciones que lo llevaron a poder sobrevivir y el momento único cuando los rescatistas pudieron encontrarlo.



Después de 13 días desaparecido en la zona del cerro El Morro, el senderista José Portugal fue encontrado con vida un viernes por la tarde, en el marco de un operativo histórico que movilizó a fuerzas de seguridad, organismos estatales, voluntarios y civiles 

Luego de un tiempo de recuperación, el senderista dio una conferencia de prensa este miércoles, sin responder preguntas de los medios locales, y relató su hisotria de supervivencia en la montaña. 

Anteriomente, un abogado patrocinante de la familia del deportista, indicó que se prohíbe el uso de la imagen de Portugal.

Portugal arrancó diciendo: "Todo comenzó el 26 de julio, el fin de semana. Quienes hacemos esta disciplina, tenemos entreno. Esa noche antes le dije a mi madre, que iba a entrenar al otro dia y volvía a comer”, comenzó su relato.

El senderista también explicó que "al agua de cardón se la puede tomar, no es nada agradable, y yo sabía que a mi propia orina me la podía tomar. En caso de supervivencia se hacía, y el día tres incorporé el cardón que me dejaba la boca más seca. Tenía pasas y no las podía comer. Tenía que ahorrar el menor esfuerzo en todo. Tenía piedras blancas, y podía haber hecho un SOS, pero decidí ahorrar energía”, afirmó.

“Otro tema que quiero resaltar es que a la noche, en ese frio, lo único que se debe hacer es quedarse en el refugio, taparse de pasto y no hacer ningún desgaste”, dijo.

“La oscuridad, el frio intenso. Comencé a orinar en una botellita. Y la orina la tomaba de noche”, detalló.

“En el día 4 no se si escuche al avión, no me acuerdo. Pero también fue un día importante analizaba por donde venía. Me iba a un lugar alto, caminaba 300 metros y me quedaba en piedras planas y hermosas”, indicó.

Siguió el relato diciendo que, “encontré agua. Bajé y corría, metía la botella, de a poco tomaba agua. No me pasó nada, y eso cambió todo para mí. Me volvió a la vida”.

“El décimo día, bajé el cerrito. A la tarde llego arriba y veo la ciudad, aparecía lo que es el cerro de la Cruz a la izquierda. Veía partes de la ciudad, y no había tiempo para nada, había que hacer un refugio. Se me acabó el agua, y vi rastros: vi mi propio rastro y otros rastros”, dijo.

Comentó que vio las huellas de un perro, e hizo el refugio en el único árbol que había en la zona alta de la montaña. “Me metí pasto hasta en la campera, esa noche la pasé mal, mal”, expuso.

“Todo el tiempo escuché voces, radios, y una noche escuché ‘Josho?’, comencé a los gritos, y la noche era cuando menos descansaba”, aseguró.

Fue entonces que, entró al día 11 y recuerda que, “ya no tenía agua, por eso comencé a buscar cardón, caminé hasta el borde para colocarme hacia la ciudad. Estuve muchas horas, no sé cuántas. Creí que me devolvían la señal”.

El senderista explicó que “esas dos noches fueron feas. Amaneció y decidí que tenía que bajar, hice 300 metros, y había una entrada a la quebrada, y decidí seguir ese camino pero cuando comenzaba era de una forma (en pendiente), y decidí ir como araña, clavándome. No se la distancia, me puse la mochila, y la primera vez que me apoyé pasé de largo al mejor estilo de misión imposible”, contó.

“Vi pasto y subí tres o cuatro metros. Hice mi refugio ahí, justo, con lo que tenía, y fue mucho mejor que arriba. Veía las luces de la ciudad, ya estaba ubicado, y decía ‘ahí tengo que ir’”, afirmó.

“En el día 13, amaneció y sabía que tenía que encontrar una pirca con agua. Limpié y decidí quedarme. Con lo sucedido después, era el mediodía, y tenía que caminar como cinco horas más, pero decidi quedarme por el agua. Sabía que sin pasto la iba a pasar mal. Había palos, basura y ramas”, agregó.

“Los ruidos eran tan comunes, que yo los escuchaba, y después escuché voces, grité, grité y entonces me preguntaban cómo te llamás, podés bajar, les respondía, y cuando me dijeron ya vamos se me aflojaron las piernas. Me metí adentro del que iba a ser mi refugio, me recosté a pensar si era cierto. Ellos venían arrastrando todo, y yo a los gritos los escuchaba”.

“Llegaron los muchachos, me dieron un suero, y yo dije ‘avisen que estoy vivo’. Reconozco a Víctor, le di un abrazo y los muchachos tenían mucha emoción. Me dieron suero y una barrita, y entonces mi cabeza volvió. Mi cuerpo no vomitó, lo tomó bien. Ya estaba a salvo”, destacó.

Graficó que lo hicieron bajar luego de preguntarle si se encontraba apto. “Encontré más gente, reconocía, y los iba abrazando”.

“Comí una mandarina, me asistían con agua de la que tomaba sorbitos. Seguía junto a una doctora, y lo que para mí fueron minutos, fueron en realidad, horas. Uno de los jefes, me recibió con las autoridades, llegué y pedí disculpas”, recordó.

Por último, manifestó: “Reconocí al intendente, al ministro, a Torres y al Gobernador. Les dije gracias por no soltarme la mano, y eso me salió del corazón”, afirmó. “No me acordaba que de ahí me llevaron en camioneta a la ambulancia”, agregó.