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11/08/20

El Poeta y la montaña…

No es casual que la montaña esté presente en muchos de los poemas y de las obras del poeta Alberto Gabriel Ocampo (nacido en Sañogasta Dpto. Chilecito, 1901).



Por Iris Tala Blanco

Nació y creció entre ellas…Desde niño las contemplaba y a medida que iba creciendo iba observándolas más detalladamente. Siempre las encontraba allí, con frio, con calor con o sin nieve estaban inamovibles, fuertes, arraigadas, poderosas, ostentosas.

 En sus inquietos ojos de niño explorador caminó sus senderos. Subió muchas de ellas observando desde lo alto todo, con una dimensión amplia y abarcativa que le fue abriendo su espíritu y su sabiduría.

 Las montañas y los cardones fueron sin duda fuente de inspiración para sus obras porque admiraba su imponencia.

 Allí se explica que en las cumbres viera el vuelo de los cóndores y sintiera la simbiosis con el Kuntur.

 La vida del poeta fue azarosa, Docente, Político, Escritor, Legislador.

 Galardonado y guiado en su temprana juventud por el Dr. Joaquín V. González comenzó muy tempranamente su obra poética que dio paso a su talento como orador y conferencista.

 Lo llamaban “El Cóndor” cuando ocupó un cargo como maestro rural en Balcarce (Buenos Aires).

 Regresando a su provincia y como director de una escuela fue cesanteado por razones políticas. La comunidad toda pedía resarcir el daño causado pero la mediocridad lo dejó en el abandono. En esta circunstancia acuciante de su vida demuestra en reiteradas oportunidades sus dotes de conferencistas y educador.

 Todas las radios y oyentes de San Juan lo escuchaban, enardeciendo al público. Hizo lo propio en Mendoza hablando sobre “La Patria Chica” y “La Patria Grande”, combinando dotes de sociólogo, psicólogo y crítico al abordar temas delicados de la provincia, la nación y la región.

 Regresa a Chilecito y funda el periódico “La Voz del Oeste”, como redactor, tipógrafo y director.

 Por el tenor de sus escritos es perseguido y hasta mandan a asesinarlo, hiriéndolo en el brazo derecho.

 El entonces presidente Justo le inicia un proceso legal, luego se reconsidera el problema y es nombrado por el Ejecutivo Nacional Profesor de Castellano y Literatura en la escuela Normal de Chilecito.

 Invitaba a sus alumnos (entre ellos a mi madre) a talleres en su casa bajo la sombra de la parra y trinos de pájaros, lo que pasó a ser una verdadera escuela literaria donde redactaban bajo su influencia, leyendo y analizando sus obras.

  Su situación económica no era la  mejor pero él renuncia a jubilarse como ex diputado. Su amada y bella compañera Guillermina Soprano, madre de sus hijos fue la fiel amiga y esposa de él hasta el fin de sus días.

 Comprendemos, por estas, y cientos de razones más, sus versos en el poema “Soy como la montaña” (porque nada me abate). Hombre de Fe, creyente, no se doblega ante las adversidades, “en la brega del cosmos mi vida es un combate de victoria segura”.

 

“Nada me abate, nada temo, nada me extraña.

“¡Quien me extrañe y me dude, clave en mí su artimaña!

La voz omnipotente se extrémese en mi entraña:

¡Soy como la montaña, soy como la montaña!