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13/09/20

Feliz día…, Señorita maestra

Hoy quisiera recordar a todas esas maestras que me instruyeron en mi etapa de aprendizaje, esas Señoritas con su impecable guardapolvo blanco que fueron nuestras segundas madres, esas mujeres que dedicaron toda su vida a ser maestras.



Por Jorge Reinoso Rivera- Periodista-

A pesar que gobierno tras gobierno las relegaba en su magra remuneración mensual y sin embargo para ellas existía algo más importante que era la instrucción de sus “niñitos”. Esas Señoritas con una verdadera vocación de enseñar al prójimo, que con frio, calor, viento o lluvia no las hacia faltar a la escuela y con extremada puntualidad comenzaban las clases ya que consideraban que “no existe nada más nocivo que la discontinuidad en la educación”, esas Señoritas que muchas veces no dudaban en darte un “tirón de orejas” o un “zamarreo” cuando nos indisciplinábamos, o esas Señoritas que te abrazaban, te acariciaban y te contenían cuando algún problema te embargaba, esas señoritas que muchas veces con su dedo te apuntaban en el cuaderno para que sacaras bien las cuentas o simplemente con mucho amor y cariño agarraban tu joven mano y ayudaban a que pudieras NO ESCRIBIR, mas bien DIBUJAR la letra, esas Señoritas que en los recreos se juntaban entre ellas a “charlar”, pero siempre, como un águila, con su ojo observaban el comportamiento de nosotros, sus educandos, esas Señoritas que cuando decíamos “ya viene el “Profe” de gimnasia, te recalcaban y te decían “no digas Profe…, la palabra correcta es Profesor”.

Que lindos y gratos recuerdos guardo de ellas…, MIS SEÑORITAS. Hoy, ya en mi adultez, miro hacia tras y veo que mis Señoritas, también eran madres y esposas, que también continuaban con su tarea educativa en sus hogares con sus propios “niñitos”, sus hijos. Mujeres de una estirpe ya pasada “Maestras” de gran vocación y responsabilidad, recibidas en las Escuelas Normales, donde también fueron educadas con profundos valores de responsabilidad y respeto, esos valores que supieron transmitirnos a nosotros “sus niñitos”.

A todas ellas que prefiero no nombrar, no, porque no se lo merezcan, simplemente porque no quiero cometer el error de olvidarme de alguna GRACIAS, MUCHAS GRACIAS “SEÑORITAS”, gracias por todo lo que me instruyeron, me dieron y brindaron, gracias por haberme formado, gracias por sus reprimendas y por todo el cariño que me dieron. A ellas “Mis Señoritas” que muchas viven ya en el cielo y otras todavía en esta tierra, mi más profundo agradecimiento, respeto y admiración.