25/09/20
El presente escrito se remite a una ponencia que se llevó a cabo los días 19 y 20 de septiembre de manera virtual en el Congreso Internacional organizado por la Escuela de Trabajo Social de la Universidad Central de Venezuela, invitado por el prestigioso Licenciado José Gregorio Ibarra Orellanes docente de la casa de altos estudios y miembro del comité organizador de esta actividad.
Por Nicolás Antonio Díaz- Docente U.N.La.R
Para referirme a este tema, considero necesario plantear alguna referencia que permita aproximarnos mínimamente a lo que el titulo plantea. Por lo tanto inicio con algunas conceptualizaciones de vida cotidiana, entendiendo a esa dimensión intima, intersubjetiva, en el cual se da la reproducción y producción en un contexto determinado entre los sujetos y su medio con el propósito de comprender ciertas prácticas , discursos, saberes, estrategias de supervivencia, división del trabajo, los conflictos y modos de resolución, cuestiones políticas-económicas-religiosas in situ, etc.
Dos autores se referencian a la vida cotidiana señalando:
* "Pensar la vida cotidiana no sólo consiste en dirigir la mirada hacia los actos diarios habituales de las personas, tales como el comer, dormir, laborar, estudiar, etc. Ello implica ampliar los horizontes del pensamiento, para contemplarla como el espacio donde los seres humanos construyen y despliegan su subjetividad, su identidad social, vale decir, el centro de la historia personal (Castoriadis, 1993)."
*En tanto que “considera que la vida cotidiana es el espejo de la historia, el cual refleja los fenómenos sociales, las estrategias y los espacios de interacción social en que se reproducen. (Héller, 1991)"
Por lo tanto esta porción de cotidianeidad en los seres humanos adquiere características específicas de acuerdo al escenario dónde prestamos atención, o trabajamos. No es lo mismo lo cotidiano en los sectores empobrecidos, en los medios, en las instituciones, o en sectores sin carencia material. Los matices, las configuraciones, las tensiones, interpelaciones, necesidades traducidas en demandas, son diferentes haciendo de cada vida cotidiana algo único que nos permite reflexionar y establecer estrategias de intervención.
Por lo tanto el trabajador social no determina su observación interpretativa desde la sumatoria de actividades domésticas, ni se aleja de ellas al considerarlas triviales, sino busca comprender esa dinámica y las interacciones que se establecen, para re-pensar su accionar a partir de ciertas pautas, conductas, códigos, distribución del poder, lenguaje, simbolismo, etc., que se convierten en insumos valiosos para la intervención profesional, desde un marco teórico, epistemológico, dónde esté presente la ética, los principios axiológicos, para instrumentalizar acciones futuras teniendo los derechos humanos como premisa única e innegociable.
El termino impacto nos remonta a las ideas de un resultado, de un golpe, de una determinada acción en una comunidad. Es una huella emocional, simbólica que marca la vida de las personas. Los impactos no pueden considerarse negativos, también están aquellos que generan cuestiones positivas a pesar del dolor. El termino impacto social y sus indicadores están siendo empleado con mayor frecuencia por empresas multinacionales con el propósito de medir su accionar en el medio dónde están trabajando, por ejemplo cantidad de mano de obra local ocupada desde que se instaló la minera, y por supuesto el impacto negativo en el medio ambiente.
En síntesis impacto al ser una palabra polisémica dejara su huella, marca, tensión, efecto, seña, golpe, perplejidad, choque, daño, en los diferente ámbitos bio-psico-sociales-emocionales-ambientales-económicos, donde actúa. En este caso concreto, el covid -19 impactó, atravesó, perforo, todas las instancias humanas, políticas y económicas, obligando a un replanteo de la vida cotidiana en todas las esferas públicas y privadas.
Covid y Vida Cotidiana
La Republica Argentina adopto el Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio, mediante el D.N.U emitido por el Presidente Alberto Fernández, el 19 de marzo del 2020, comenzando a regir el día 20 a las 00 horas hasta el 31 de marzo en un principio y se extendió consecutivamente hasta este mes, con diferentes repercusiones en cada una de las provincias.
La irrupción de este virus a escala mundial obligo a replantear nuevas formas de organización en todas las dimensiones humanas y los escenarios que nos movemos. Al ser sujetos gregarios y políticos esta pandemia vino a cuestionar la relación del hombre con el hombre mismo, con la cultura, con el medio ambiente, los modelos de desarrollo sostenido desde la explotación indiscriminada y los vestigios de la servidumbre explotada que engrosan las estadísticas.
La muerte por contagio, por transmisión, por proximidad, nos interpela como sujetos sociales en un entramado que pone de manifiesto las desventajas y desigualdades económicas-culturales-políticas; deudas históricas que muestran en esta pandemia como la brecha entre los ricos y pobres estructurales se hace más profunda, y en el medio suspendida en tenues hilos, los empobrecidos, aquellos que ven cómo se ensanchan las distancias .
El covid, nos obliga a re-pensar la muerte como un hecho cotidiano cercano, pero en esta ocasión cargada de “la soledad del sufriente”; generando angustia al saber que esas son las medidas de bioseguridad, barreras de protección para todos, fronteras que impiden despedirse del paciente enfermo, marcando una huella en el espacio, en la vida de esa comunidad, en esa familia. (Díaz, 2020)
En otras palabras, para la intervención en lo social no hay un Covid19 sino muchísimas expresiones sociales de éste, que dialogan con otros problemas sociales de las personas que se contagian o que están desarrollando cuidados para no contagiarse. La enfermedad como proceso impacta de manera distinta según el lugar, espacio donde aparece, las características nutricionales, habitacionales, las enfermedades previas, las condiciones de construcción de la cotidianeidad y especialmente la posibilidad de percepción de sentirse enfermo, sano o expuesto a ella en relación a la subjetividad de cada uno y de los condicionamientos sociales y económicos que dialogan inevitablemente con estas cuestiones (Carballeda, 2020)
En lo social el virus referenciando adquiere, en el imaginario colectivo, un impacto diferente dependiendo de quién lo contrae, bajo que situaciones, en la comunidad en la que vive, del tipo de trabajo que realiza y su condición laboral (si es un personal de salud, seguridad, changarin, asalariado, precarizado), la edad del afectado, situación económica, si es una persona conocida en diferentes medios de comunicación o artista, etc. En síntesis dependiendo el contexto, vínculos con el infectado se dispararan representaciones sociales, hipótesis, comentarios, actitudes, conductas que van desde la solidaridad, la empatía, acompañando desde una oración, con alimentos, enviando palabras de aliento por las redes sociales, o exponiéndolo públicamente como un modo de diferenciarse del enfermo y generar alerta. Los mecanismos que se activan en cada ser humano, en cada comunidad, en cada familia, son variados e impredecibles.
El hacer del Trabajador/a Social en esta pandemia
El profesional de esta área de conocimiento no escapa a las generalidades y acontecimientos de la vida humana, al pensamiento binario, los miedos, angustias como cualquier profesional, además de ser atravesado por teorías, mandatos, discursos socio- políticos (poner el cuerpo, militar, ayudar, participar sin el resguardo pertinente, etc.) y el hacer institucional que prescribe su rol según sean las problemáticas sociales que atienden.
En su trabajo cotidiano, antes de la pandemia, las intervenciones estaban marcadas por un tiempo y ritmo de acuerdo a las demandas de los usuarios y las políticas institucionales. Informes, entrevistas, expedientes, observaciones, diagnósticos, intervenciones domiciliarias, análisis de caso, evaluaciones, diseño de estrategias, elaboración de proyectos, aplicación de dinámicas grupales, contención directa del/la usuario/a, entre otras , se ven afectada ante este nuevo orden impuesto ,obligando a la virtualidad en la relaciones, el distanciamiento social, el tele-trabajo, empleo de medidas de bioseguridad, modificando sustancialmente lo ya conocido, la instrumentalización aprendida.
Desde Temas Agenda VIII, Burgat y otros, señalan “en el desarrollo de los procesos de intervención, pues surgen interrogantes en torno a: ¿cómo pensar el acceso a la información necesaria para elaborar los informes sociales cuando el contacto con el/la otro no es posible? ¿Cuándo definir el contacto con el/la otrox como imprescindible, o no, en el proceso de intervención? y en relación a esto, ¿en qué situaciones considerar el contacto telefónico, en la institución o en la vivienda de la persona con la cual estamos trabajando? Asumiendo estos interrogantes y otros que se nos presentan en el cotidiano profesional”. (Burgart,Macias,Cimarosti, Mallardi,2020)
Las urgencias, las demandas de los usuarios/as desnuda la cruda realidad en la que se encuentran miles de hogares subsumidos en situación de extrema pobreza e indigencia, constituyendo en muchas ocasiones el trabajador social el vínculo directo entre ellos y las instituciones que proveen de satisfactores. No obstante es necesario reconocer que mediante las redes informales que se tejen dentro y fuera del ámbito laboral, permiten acercarnos a sujetos en extremas condiciones de vida, que por diferentes razones no acceden a bienes y servicios necesarios en esta coyuntura, implementados desde el gobierno nacional, ya sea por falta de información o estar muy alejados de los centros prestadores de servicios.
El trabajador social debe dar respuestas o gestionarlas, en un laberinto de tensiones (al igual que otros profesionales) donde el aislamiento social, el covid, las necesidades, y el reguardo de las medidas de bioseguridad personal, marcan un distanciamiento donde no es posible reflexionar profundamente, sino actuar con la mayor claridad posible ante las urgencias.
El impacto cotidiano
Como venía sosteniendo el virus es tan democrático que a su paso va infectando cuerpos y relaciones, sin distinción de clase social, géneros, etnia o religión. No obstante es imprescindible señalar que si bien el mandatario presidencial sostiene “todos estamos a bordo del mismo barco y nuestra suerte individual será la suerte de nuestra sociedad” (1 de abril 2020), es necesario reconocer que no todos los ciudadanos viajan en primera clase, muchos viajan en las bodegas intentado sobrevivir.
La distribución de tareas no impacta a todos por igual, cumplir con ciertos roles profesionales implica una carga pesada sobre todos en aquellos que están en los sistemas de seguridad, salud, social, educativo y el trabajo familiar-domestico. Todos ellos comparten unos comunes denominadores como la excesiva emotividad, angustia, miedos, desesperanzas, rabia, desgano, incertidumbre, ante el enemigo invisible que socaba el amor, la tolerancia, en la praxis diaria.
A los antiguos problemas que por lo general cargan los usuarios/as, se concentran otros motivados por el confinamiento social, la proximidad cotidiana, potenciándose los conflictos producto de la convivencia, los juegos de poder, el maltrato, la reproducción en los ámbitos privados de lo que acontece en el escenario público, claro ejemplo de ello son los padres/madres continuando con el bullying, a sus hijos porque el aprendizaje es lento, o comparándolo con sus hermanos, primos o compañeros de clase, incluso mediando el golpe físico. El aislamiento social preventivo y obligatorio mostro al desnudo la asimetría en la sociedad, la convivencia y connivencia con problemas que nunca se resolvieron de fondo y emergen de manera estrepitosa, claro ejemplo los femicidios, travesticidios, violaciones; sin descartar la brecha tecnológica entre docentes, alumnos que no pueden cumplir con sus obligaciones o tareas escolares por la falta, nula, o débil conectividad. Permanecer en el hogar muchas veces constituye una amenaza real física y mental, e incluso una cuasi-desafiliación del sistema o pertenecía a él.
La vida cotidiana cambió por completo y el confinamiento no es vivido de la misma manera en todas las familias, en el mismo país, y en el mundo entero.
Persiste la idea del darwinismo social, la falta de empatía y solidaridad para aquellos que no están en primera clase en el viaje y sin embargo tratan de aceptar las medidas a pesar de las desventajas económicas. El virus no miente, las cifras alarmantes en todo el mundo incluyendo a los Estados Unidos y países de Europa, denotan la crisis del capitalismo, la falta de un Estado presente con medidas paliativas, el shock en el sistema de salud, los despidos laborales, etc. expresan un mundo que está cambiando y pone de manifiesto un nuevo orden social global .
Los contextos se tornan álgidos y complejos, las problemáticas se agudizan y la posibilidad de actuar es comprometida en gran medida por esta pandemia que impide la libre circulación, el acceso a los efectores o centros de referencia, la conectividad a internet y plataformas virtuales o redes sociales, entre otras. Grupos poblacionales vulnerables como los que viven en la calle, en situación de calle, los inmigrantes en situación de pobreza, los desplazados, personas con discapacidad, adultos mayores ( de tercera y cuarta edad) mujeres, niños/as, población trans, todos sujetos plenos de derechos , imposibilitados de obtener las respuestas puntuales a sus demandas, como lo hacían antes de este virus.
Este virus marco la humanidad y nos obliga a replantearnos estrategias que amortigüen el impacto y el menor daño posible en todos los ámbitos sociales.
Para finalizar considero que este tiempo tan particular en la humanidad debe permitirnos pensar desde la otredad, ponernos en el lugar del otro cultural, del sufriente, trabajar la empatía, reflexionar desde nuestra observación y practicas comprendiendo la magnitud del problema con todas sus aristas. Pensar en propuestas pos covid-19, dar a conocer dispositivos que hablen de la salud mental, mantener las relaciones personales sanas aunque sea a distancia, denunciar situaciones de violencia, elaborar con la comunidad (o los usuarios) mediante grupos de whatsapp una lista de propósitos con mirada proyectiva. En tanto los que estamos en los circuitos de formación profesional, es ineludible apelar a la ética y promover una educación con fuerte compromiso en los valores humanos, estableciendo diálogos sinceros con la comunidad, conociendo sus problemas, inquietudes y particularidades.
Para re-pensar esta situación mundial me interrogo a mi mismo y respondo
¿Qué nos dice esta pandemia? Que:
• Debemos aprender a convivir con el covid-19
•Que todos somos potenciales propagadores del virus
• Se avizora un cambio paradigmático en la vida social, política, económica, cultural.
*El mercado no puede estar sobre el sistema de salud, seguridad y educación
•La salud física, mental, emocional es un tema recurrente y nos interpelará tarde o temprano. ¿Qué sucederá cuando tomemos conciencia en ésta pos pandemia de las ausencias, de los abrazos vacíos, de no encontrar en el vecindario, en la calle u oficina aquellas personas que nos relacionamos hasta los primeros meses de este año?
En esa misma perspectiva continuo con las propuestas de:
•Crear, reforzar o promover un Plan Alimentario Nutricional Familiar Inclusivo (planteado oportunamente en otra nota por este mismo medio)
•Generar empleo y trabajo. Nuevas propuestas públicas y privadas. Apoyo económico a industrias, comercios y Pyme
•Fomentar actividades culturales, recreativas, reflexivas, educativas, comunitarias.
•Tejer redes desde una mirada sistémica, teniendo la educación popular como una estrategia comunitaria para comunicar y sanar.
Los desafíos que debemos transitar como humanidad serán variados y con matices según cada país , cultura, economía, obligándonos a incorporar nuevos aprendizajes hasta que se logre una vacuna eficiente. Construir un nuevo acuerdo con- vivencial es necesario en ésta pos pandemia, acortando la distancia entre la agenda de los ciudadanos y la agenda del gobierno, acompañando todo este proceso que implica costos y tiempos diferentes en cada una de ellas.
Bibliografía Consultada
*Carballeda, Alfredo (2020) Apuntes sobre la intervención del Trabajo Social en tiempos de Pandemia de Covid-19. Bs As.
* Burgat, Clarisa, Carmiña, Macías, Marta, Cimarosti, Mallardi, Manuel (2020) Particularidades y tenciones en la intervención en el Marco de la Pandemia CoVID-19. Temas Agenda VIII. Colección Digital. Bs As
*Díaz, Nicolás Antonio (2020) Docentes-estudiantes-covid-19 .Diario Digital Informa UP (Universidad de Panamá) .