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06/10/20

Pandemias, incendios, satélites

La llamada gripe española, infectó a más de 500 millones y murieron aproximadamente 50 millones de personas. Apareció en 1918 y concluyó por 1920. Se localizó al paciente cero, en Estados Unidos (Condado de Haskell). El virus cómo agente patógeno, sufre una serie de mutaciones que lo transforma en algo letal. En Europa es localizado en Brest, puerto de Francia, por donde entraban las tropas militares norteamericanas para la guerra. España no estaba en entre los países beligerantes en la Primera Guerra Mundial.



 

Por Carlos Liendro

La pregunta primera sería: ¿por qué se llama ‘gripe española’ si allí no había surgido? 1) Una de las versiones que tenemos es que España no intervenía en la guerra europea y podía informar con libertad los acontecimientos, que como dato estratégico no informaban los países que se estaban matando para repartirse el nuevo mundo industrial.  2) Un nuevo dato es lo que apareció en 2014, donde dicen que en Madrid había algunas cepas. De esto  no hay ninguna confirmación científica. 3) Si se debe recordar que en esa Primera Guerra mundial comenzaba lo que se llamó la ‘guerra bacteriológica’. Lo más conocido fue el ‘gas mostaza’, que se tiraban entre ingleses- franceses contra el imperio del Káiser (Alemania) y los Habsburgo (Austria- Hungría). Concluida la guerra se prohibió el uso de todos esos gases, pero no se dijo nada que los países - ganadores de la guerra- siguieran experimentando. Vino la Segunda Guerra Mundial y ahí ya se metieron con él átomo desintegrado (la creación de la bomba atómica). ‘En una guerra la primera baja es la verdad’ es ya un viejo apotegma que no habrá que olvidar. Por eso la información desde hace tiempo está en medio de guerras. No solo porque la hayan declarado los empleados del monopolio mayor de Latinoamérica cuyas órdenes y negocios los reciben de ‘la internacional republicana’ (en el modelo económico que quieren para La Argentina, Chile, Brasil).

 Julian Assange (preso desde varios años en Inglaterra, a punto de ser extraditado y ser enjuiciado en la nueva ‘madre patria’), es uno de los ejemplos más actuales de qué puede suceder si se informa, sin autorización.

Catorce provincias, hasta el momento, son las que están bajo las llamas. La información es más poderosa por imágenes y así lo hacen los noticieros que tienen tecnología para transmitir en directo. Otra vez  aparece ‘el por qué sucede esto’, y lo que no se analiza. Para algunos es el cambio climático, lo que ha sucedido en el Amazonas, pero poco se dice del negocio inmobiliario. Circuló- por las redes sociales- que países como España-  pusieron en función una Ley. Esta Ley se aplicaba sobre los terrenos, regiones, que habían sido incendiados (por cuestiones naturales, o por la mano del hombre). Por 20 años no se pueden vender esas tierras quemadas, ni pueden realizarse negocios inmobiliarios (countries, barrios cerrados, plantaciones). Con eso se bajó el nivel de incendios en determinados lugares. Una de las leyes que se está proponiendo en nuestro país, es por 60 años. Veremos cómo se define eso en el Congreso.

Concluida la Segunda Guerra Mundial (1945), los que ganaron se dividieron el mundo en Yalta. Ahora sabemos más porque la administración demócrata ayudó mucho al desarrollo de Brasil, antes que a La Argentina. Los brasileños enviaron soldados a combatir, los argentinos no. El golpe del 43 acusaba a Argentina de estar con las potencias del Eje. Siempre nuestro país se declaró neutral (como en la Primera Guerra mundial, en el gobierno de Hipólito Yrigoyen) ante las cuestiones beligerantes internacionales. Pero el punto final entre lo que apoyaba Estado Unidos por 1945- 46, era el triunfo de un gobierno popular que había vencido a una oposición encabezada por el embajador norteamericano Spruille Braden (dueño de una empresa minera chilena y lobista de la United Fruit, estuvo en la Guerra del Chaco- Bolivia cuidando los intereses de la Stándar Oil). Este embajador nos daba un claro ejemplo que ‘ellos no tienen amigos sino intereses’. En septiembre de 1945 Braden deja el país para ir a un puesto de secretario de Estado en su país y reemplazar a Rockefeller. El embajador británico, informaba al Foreigin Office, que Braden enviaba informes distorsionados y exagerados de Argentina, presionando a la prensa local. Mucho de este circuito no ha cambiado, cuando trata de entender porqué con tanta impunidad los comunicadores de medios (de TN; América, y radios) pueden decir cosas que si luego se demuestran falsas, no aparece ni la más mínima disculpa o aceptar que tenían información equivocada. La última fue lo de Uruguay, debido a la cantidad de argentinos que se van (por suerte las caras y opiniones e información de esos locutores periodistas están en la redes), queriendo comparar cómo está el aquel hermano país con el nuestro: mucho más caro para cualquier argentino medio (en los alquileres, alimentos y en la falta de trabajo). Aquí lo que no dicen, es que muchos que tiene la posibilidad de irse a Uruguay y obtener ciudadanía rápido, no quieren pagar impuestos.

Vendrá la post pandemia, y Argentina como fue en Yalta, estará dentro de los países, no solo productores de maíz, soja y vacas, sino que ha adquirido un status en la nueva tecnología de lo satelital, y de la informática. Estudios realizados demuestran que el nivel cultural de uso de internet y la formación en Universidades, es mucho más alto que Brasil, y por eso se invierte más. Es en esta nueva ‘división del trabajo’ (como la que hizo el imperio Inglés en el siglo XIX) la oportunidad de desarrollar por esta áreas. Incluir la historia del embajador Braden es tratar de demostrar cómo se sigue dependiendo de información del exterior para manejar y confundir a la opinión pública. Solo que ahora todo esto es más rápido y apunta no solo a la desinformación sino a lo anímico: hacer creer que todo va mal. Y lo otro, es que no vuelva a suceder lo que pasó cuando en el 2015 asumió la derecha en Argentina. Tiraron rápidamente las leyes de medios de comunicación y les devolvieron a sus amigos sus privilegios. El ejemplo fue como privatizaron rápidamente los satélites que Argentina tenía orbitando, para dárselo a los que siempre hacen negocios (internet, celulares) para sus corporaciones y el extranjero.